Y Carlitos contó… con un homenaje de primera

Fue una estrellada noche la del jueves 20 de octubre. En Coliseo Podestá y con el espectáculo de Alejandro Apo “Y el fútbol contó un cuento” como marco, nos juntamos para recordar a Carlitos Cajade a seis años del triste día que “se fue pa’l rancho de arriba”, como dijo Tony Fenoy. Las butacas se llenaron y hasta Apo contó que quiso comprar la entrada para también él colaborar con la Obra, pero le dijeron que se habían agotado. A las 20 en punto, el Dr. Ricardo Emmerich, uno de los amigos de la infancia del cura y uno de los principales impulsores del evento junto a la filial gimnasista de Villa Argüello, dio la bienvenida con un emotivo recorrido por la vida y obra de Cajade, a través de fotos, videos y entrevistas a Carlitos. Después comenzó el espectáculo futbolero de Alejandro Apo y el músico Marcelo Sanjurjo. Mientras pibes, pibas, educadores y la gente en general escuchaba los cuentos, por los pasillos andaba el chico del Hogar, periodista y cronista de La Pulseada, Mariano Sasiaín. Con sus 16 años siguió dando sus primeros pasos en la profesión haciendo móviles en vivo para La Pulseada Radio. Por su micrófono pasó Leda, una de las primeras educadoras del Hogar, emocionada por ver a Lidia y Estela Cantero, las chiquitas que ella crió y que hoy son mamás y llevan adelante la Obra. También habló con Emmerich, quien le contó lo mucho que quiso a su amigo “vago” de Villa Argüello y con Lidia, todavía emocionada por el homenaje a su “papá”. Finalmente, junto a Darío, otro de los chicos del Hogar, contaron lo emotivo que fue para ellos cantar desde la platea la canción de los chicos del pueblo que antes cantaban con Carlitos… En el final, una nota exclusiva con Apo a quien le reconoció que le gusta más escucharlo por radio (porque «me hace soñar más») y recordó un cuento («Todo el verano en un día», de Ray Bradbury) que escuchó por la radio un día en la camioneta del Hogar. El periodista, por su parte, admitió que se quedó con ganas de conocer a Cajade… Fue una estrellada noche la del 20 de octubre. Alguna de esas lucecitas en el cielo debe haber sonreído y lagrimeado, con alguna guitarra, un vino o un mate cachamay.