Hernán Amendola, parte del equipo de coordinación del hogar Ángel Azul, contó las nuevas posibilidades que habilitó el traslado al paraje Las Tahonas, a 90 kilómetros de La Plata.
El hogar convivencial Ángel Azul funciona desde hace más de 20 años para cobijar a niños y niñas cuyas familias no han podido hacer frente a las exigencias de cuidado, vivienda, educación, salud. Tradicionalmente tenía su sede en Barrio Hipódromo pero la emergencia sanitaria, iniciada en marzo de 2020, posibilitó una mudanza, un acercamiento a la vida rural y una nueva realidad para los chicos y las chicas.
Desde hace un año, se trasladaron a Las Tahonas (Punta Indio), a 90 kilómetros al sur de La Plata. «Frecuentamos este paraje hace más de 10 años, ese lugar es de un hermano de la vida, Bruno Carpinetti, que tiene una chacra de 10 hectáreas. Desde el día 1 de esta locura que estamos viviendo (por el inicio del ASPO) se convirtió en la casa del Hogar Ángel Azul», contó Hernán a La Pulseada Radio.
La decisión de instalarse en este paraje, que iba a ser por 15 días, se volvió algo permanente. «Nos dimos cuenta que volver a la ciudad era un delirio (…) los pibes están viviendo un sueño, no pueden creer ir a la escuela en bicicleta, chapoteando en el barro. Se encontraron con que la vida era otra cosa (…) viven rodeados de gansos, de gallinas, de garzas. Tienen un cambio de comportamiento que no se puede creer», expresó.
Hoy viven en el Ángel Azul, que es parte del Movimiento Nacional Chicxs del Pueblo, alrededor de 30 personas -entre niños y niñas y trabajadores del hogar-. Asisten a escuelas rurales de la zona y planean proyectos sociocomunitarios y agrarios donde los chicos y las chicas sean protagonistas.