Claudia, la coordinadora de Chispita, todavía no puede salir de su asombro. Es que Gabriel Ramón Nieto, con el aporte de los empleados de la DGI de La Plata, la llevó a un negocio que vende instalaciones comerciales y le dijo: “Elegí la cocina que más te guste”. Días después, ya con la cocina instalada en Chispita, Claudia le confesaba a La Pulseada: “Y viste cómo somos las mujeres… Elegí la más cara”. La donación no quedó en la cocina industrial de cuatro hornallas. “¿Qué otra cosa necesitan?”… Y así fueron sumando: dos cacerolas industriales, un colador industrial, cucharas y tablas de madera, pinzas para pastas, espumaderas también industriales y hasta un secarropas.
Claudia y toda la gente de Chispita se sienten como protagonistas de un cuento de hadas y saben que ni todas las páginas de esta revista son suficientes para agradecer estas donaciones y el cariño recibido.