Hernán Ronsino
Eterna Cadencia
2013
Un personaje vuelve a su pueblo de nacimiento luego de la muerte de alguien cercano. ¿Parece una trama convencional? Afortunadamente no lo es, porque el talento que Hernán Ronsino ya había demostrado en sus dos novelas anteriores (La descomposición, de 2007, y Glaxo, de 2009) se sirve de las historias y del lenguaje para dejar al lector fascinado. Chivilcoy, la ciudad donde el autor centra sus ficciones, se convierte en un lugar universal y particular a la vez, mérito de la gran literatura. Entrevistado en esta revista (La Pulseada 97), el autor señaló: “Me siento cercano al territorio de la provincia de Buenos Aires, a sus pueblos”. Pero la trama también ofrece, por ejemplo, ramalazos de la ciudad de Buenos Aires de 2001 y 2002 en los ojos de una fotógrafa extranjera, y entonces la posibilidad de que en un futuro Ronsino explore otros territorios.
Por Lumbre se mezclan el Coronel Borges y un joven Julio Cortázar con seudónimo. También hay en la novela lugar para una indagación sobre la infancia, con sus silencios y competencias a cuestas, que pueden derivar en el olvido. Y aparecen la relación padre-hijo, las traiciones, una bicicleta robada y recuperada, una vaca dejada como herencia y las sospechas de la Policía local. Todo junto conforma una novela de 283 páginas que cuesta abandonar. Por eso es una buena noticia saber que este joven escritor nacido en 1975 lo hizo otra vez. Logra sorprender gratamente con cada nuevo libro, se va superando y deja en claro que sus obras pueden disputar el terreno, de igual a igual, con cualquiera de las escritas por los más importantes novelistas argentinos.
Juan Manuel Bellini