El mundo no es chato
Caetano Veloso
Marea Editorial
Chato: de chatura, algo que no presenta sorpresas, vacío. O también “chato”, modismo brasileño que indica que algo no es bueno, o tiene poca onda, o es aburrido. Bien; Caetano dice que “el mundo no es chato” y algo de eso deja en claro en la vasta producción de sus escritos que compiló el periodista y poeta Eucanaã Ferraz: notas, reseñas, prólogos, artículos para diarios, contratapas de discos, etc. ¿Articulista, polemista, ensayista, escritor? Un poco de todo, porque ahí están su afrenta con Roberto Carlos, aquellos escritos experimentales, sus envíos a O Pasquim desde el exilio londinense, su pasión por el cine, la política y el ser brasileño —y latinoamericano—, pasando por Bob Dylan, Fellini, Clarice Lispector, Pessoa, Bethánia, Nascimiento, Gil, etc.
En capítulos temáticos (Brasil, música, discos, cine, gente, extranjero y más) ordenados sabia y cronológicamente de la actualidad a sus comienzos, cuando publicaba en el diario de su Santo Amaro natal, la antología recorre el pensamiento de Veloso, que ya había mostrado su costado literario en las memorias que dieron forma a Verdad tropical (1997). Crítico con obras ajenas, hace lo propio con sus músicas, letras y discos, su adolescencia, etc. Si algo deja en claro este libro es que Caetano es un hombre obsesionado por su tiempo, por comprender(se) allí, preguntar y responder. Ser y tiempo en las inquietudes (y obsesiones y sentires y placeres y dolores) de uno de los músicos más importantes del mundo.
Intuitivo, instintivo, irónico, dulce, sagaz, fino, duro, sensual. Tan bahiano, tan tropicalista, tan brasileño, tan latinoamericano, tan universal: aquí Caetano sí dice qué se siente.
Nacho Babino