Nota principal: ¡Hasta la victoria de la ternura, Alejo!
Por Graciela Vanzán, integrante del Colectivo de Teología de la Liberación Pichi Meisegeier.
Te veo Alejo, te sigo viendo, yendo al trabajo y demorándote en esos santuarios coloridos que arman los más pobres al costado del camino, enviándonos la foto de una y otra capillita al gauchito, conmovido por la fe popular. Te veo saliendo con bronca de un velorio más de los pibes, con bronca y con exigencia para que no maten a ninguno más, con bronca convertida en energía transformadora, en ese cine que recorre las calles oscuras, los trenes abandonados, los barrios sin luz para que esos mismos pibes puedan contar su historia, para que recuperen la voz y la vida.
Te veo Alejo, te sigo viendo, feliz con los anuncios de Cristina, disfrutando con ese modo audaz de los que ven el horizonte, con esas formas de no quedarse en el pantano que les plantan sino salir proponiendo nuevas rutas de vuelo.
Te veo diciéndonos que no podías venir a una reunión porque tenías partido con Manu, o salida ya programada con Juli, o que llevar a las nenas, a Mile o Abril a la casa de alguna amiguita. Te veo tan militante y a la vez tan compañero de tu compañera, tan papá de tus chicos.
Te veo Alejo, te sigo viendo, con tu entusiasmo arrollador, con esa alegría profunda de los revolucionarios, te veo en la plaza abrazándote con amigos, sabiendo a tus viejos, a tus hermanos en la misma plaza. Te sigo viendo en esa ternura con que te comunicabas con todos y con cada uno, haciéndonos sentir tus amigos privilegiados.
Una amiga y compañera, poeta de Entre Ríos, escribió algo para otro alguien muy querido de ella. Cuando lo leí sentí que esas palabras también podrán arroparte, por eso ahí va “Luz de todos”, de Marta Zamarripa, para nombrarte una vez más, querido amigo:
Cuando te fuiste
en ese (diciembre) amargo, espantapájaros,
burla máscara trágica,
algo que era del viento
desparramó semillas.
Un latido quedó con tus fervores.
Y en nosotros, dolorido sentir
lágrima adentro.
Y sin embargo vuelves con sonrisa,
con las manos fraternas más fraternas,
con ala de verano y colibríes,
con palabra casera,
con querencias…
Vuelves nube, angelote, mediodía,
relámpago de cosas.
Sobrevuelas jazmines.
Nos devuelves estrellas.
Y te reconocemos el destello
que nos cruza la noche
y nos ampara
la comarca de amor que nos dejaste.
Príncipe de los sueños inviolados
y el corazón de luz insobornable”
2 commentsOn Te veo, Alejo
Hermoso, muy emocionante.No hay duda que Alejo dejo huellas en todos los espacios donde transito. Abrazo.
Alejo, ese duro día en el que nos despedimos, cuando vi llorar y mecerse el pelo, en gestos sin respuesta, incomprensibles, a hombres grandes que estuvieron a tu lado cuando ambos eran niños, pero vos, militante desde siempre, ya eras el maestro, tomé conciencia de la temprana e inmensa generosidad que poblaba tu alma. Extraño mucho la fuerza de tus convicciones y la alegría de tus días compartidos con quienes más te necesitaban. Sembrabas todo el tiempo ternura, coraje, alegría de deber cumplido. Vos sabías para qué habias nacido compañero y dejaste tu impronta en todos los lugares que transitaste.Las películas son el testimonio de la honestidad de esa trayectoria valorizando al otro, al sufrido, al que en silencio se sabía comprendido porque vos interpretabas los secretos profundos de sus miradas.