A Chispita y Casa Joven le cortaron la luz por falta de pago. Fue en pleno invierno porque la Municipalidad de La Plata decidió incumplir con un convenio firmado hace 20 años que la obliga a abonar los servicios. También se niega a pagar el gas envasado del Hogar, cuya última recarga ascendió a casi 35.000 pesos. La Obra advierte sobre una “asfixia” económica porque la mitad de los recursos para trabajar por los derechos de los pibes se va en las tarifas.
El insumo básico
Por Javier Sahade
Fotos Gabriela Hernández
Una y mil veces en esta revista levantamos la voz de Carlos Cajade diciendo que “el insumo básico para la niñez es la ternura”. Quizás sea la mejor de nuestras banderas, la enseñanza más linda que nos dejó. Con esa convicción se reunió una noche en un baldío de Berisso a comer pan dulce y celebrar la Navidad con pibitos que no tenían dónde ir, aquel 24 de diciembre de 1984, fecha de nacimiento del Hogar. Esa bandera lo llevó a pelear por las tierras de Villa Garibaldi, armando simples ranchitos que apenas frenaban la lluvia .Así comenzó a recuperar infancias robadas por la pobreza.
Sin embargo, Cajade sabía que más allá de la ternura, para restituir derechos arrancados a millones de niños por el plan económico de la dictadura y luego del neoliberalismo menemistas se necesitaban otras herramientas básicas, elementales, esenciales: luz, gas y agua, por ejemplo.
En abril de 1999, logró firmar un convenio con la Municipalidad de La Plata, gobernada entonces por Julio Alak, para que el estado comunal aceptara hacerse cargo del pago de los servicios. El acuerdo, formalizado en la ordenanza 9021 y renovable automáticamente cada año, fue alcanzado tras una larga pelea, en medio de una década privatizadora que también vendió las empresas prestadoras de servicios. Echando un vistazo a los diarios de esos días, en el país se hablaba de planes de incentivo a empresas para frenar despidos, reformas jubilatorias para bajar “costos empresariales”, enviados del Fondo Monetario exigiendo ajustes y bombas estadounidenses masacrando poblaciones, en este caso en lo que quedaba de Yugoslavia.
En los últimos días de agosto de 2017, mientras se escribe esta nota, los diarios (y tantas otras cosas) se parecen mucho a aquellos años ’90. Con la alarma de una boleta de gas de $34.600y por los tarifazos de una política que vuelve a favorecer a las empresas privadas de servicios, la Obra de Cajadesalió públicamente a advertir que se encuentra en emergencia financiera. Además, sin previo aviso, el gobierno macrista de Julio Garro decidió cambiar la modalidad del convenio exigiendo que la Obra primero pague y luego pida el reintegro. La Municipalidad no sólo incumple con la forma de pago fijada en el convenio sino que también se niega a pagar el gas envasado del Hogar, ubicado en Villa Garibaldi donde no llega la red de gas natural. Obligada a hacerlo para que no se le corte los servicios, la organización tiene que destinar el 50% de sus recursos en luz, gas y teléfono. Y para reclamar, como hace casi 20 años, tuvo que volver a redactar notas explicando su rol histórico en la lucha por la infancia y la juventud: “Hoy la obra cuenta con un Hogar convivencial que cuenta con 5 casas donde viven niños, niñas y adolescentes con medidas judiciales de protección de derechos, una chacra, una panadería, salón de usos múltiples, capilla, escuelita; 4 centros de días (Casa de los Niños, Casa de los Bebes, Casa de los Niños Chispita y Casa Joven) donde todos los días concurren más de 300 niños, niñas y adolescentes”, dice una de las notas entregadas recientemente a la Municipalidad.
A través de diferentes comunicados, se denunció “asfixia” y “emergencia” financiera porque las tarifas representan la mitad de los “ingresos por becas que recibe el Hogar como principal fuente de financiamiento por parte del organismo de niñez y adolescencia perteneciente al ministeriode Desarrollo provincial. Becas que no recibieron aumento en casi dos años”.
En la misma situación, al borde de cerrar sus puertas, quedaron otras organizaciones, como los hogares Angel Azul, Esos Locos Bajitos y Felicitas. Además, cada uno de esos espacios son asociaciones civiles que no están amparadas por tarifas sociales. Al reclamo se sumó la Comisión por la Memoria, pidiendo al estado comunal “intervención urgente” a través de una carta dirigida al intendente Garro y firmada, entre otros, por el presidente del organismo provincial y Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
También interviene la Defensoría del Pueblo, que llamó a una audiencia entre las partes a la que no asistieron ni el intendente ni el Secretario de Acción Social, Raúl Cadáa. El municipio estuvo representado por integrantes de área legal y técnica que desconocieron el régimen original. Hasta el cierre de esta edición, la Municipalidad no había dado respuestas al reclamo y Garro seguía sin recibir a los representantes de la Obra.
“Hasta hace dos años, el acuerdo con el Municipio contemplaba una liquidación en efectivo de las facturas, siempre y cuando presentáramos los recibos ocho días antes de su vencimiento –explica Fernanda Canggianelli, abogada y miembro de la comisión directiva de la Obra – De un día para el otro dejaron de pagar. Nos enteramos porque nos cortaron la luz”.
“Desde hace veinte años ellos se hacían cargo de pagar el total de la luz, del gas y la mitad del servicio telefónico. Siempre se respetó esa dinámica hasta este año”, agrega el tesorero de la organización, Daniel Cajade.
Se creyó que era un error administrativo. “No lo era, era una decisión política – dice Cajade-. No nos quedó otra que pagar los servicios y esperar los reembolsos”.
“Terminamos dejando en manos de las empresas proveedoras de servicios la mitad de la plata que está pensada para el trabajo de promoción de derechos, para acompañar los proyectos de vida de los pibes y el crecimiento en el barrio”, dice Tomás Bover, coordinador de Casa Joven.
“¿Qué podríamos hacer con esos $35.000 que se van en el gas? – se pregunta Estela Cantero, educadora del Hogar, en diálogo con La Pulseada – Muchas cosas para el bienestar de los pibes. Fijate que no llegamos con la compra de puré de tomate, sal, leche. Con $5.000 vamos al mayorista cada 2 meses para las 5 casitas del Hogar… Con esa plata también podríamos hacer mantenimiento porque hay poblemas edilicios, piezas con humedad… Tenemos chicos especiales que sufren de bronquios y tenés que levantarte a la noche para ver si no se ahogan. De todo se podría hacer con ese dinero: tener movilidad para los pibes, poner en funcionamiento emprendimientos productivos…”
RECORTAR DERECHOS PARA PAGAR TARIFAS
Como a Villa Garibaldi no llega el servicio de red, la única alternativa para tener gas en el Hogar de Cajade es a través de una “chancha” de producto envasado que provee YPF. La última recarga costó $34.587,90 y para poder pagar hubo que recortar derechos y, por ejemplo, se tuvo que pedir al psicólogo de los pibes que no vaya más.
La Municipalidad de La Plata se niega a pagar esa boleta porque el convenio habla de gas natural y no de gas envasado. Sin embargo, la ordenanza 9749 del 30 de junio de 2004 establece que “el Departamento Ejecutivo, a través de la Secretaría de Desarrollo Social, arbitrará los medios necesarios para entregar en forma gratuita gas envasado a los Comedores y Copas de Leche, que no lo estén recibiendo de ninguna dependencia del Estrado Nacional, Provincial o Municipal y que acrediten fehacientemente su funcionamiento”.
El 29, marchamos por un país con infancia
Bajo el histórico lema del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo “el hambre es un crimen”, decenas de organizaciones de niñez se movilizarán el próximo viernes 29 de septiembre en La Plata. Será a las 14hs., desde la Municipalidad a la Gobernación para advertir por el drama social que se vive en los barrios, el agravamiento de la pobreza y el desempleo, la inflación y las tarifas, la emergencia del Sistema de Promoción y Protección de Derechos, la falta de reconocimiento estatal de los trabajadores socio comunitarios, la estigmatización y criminalización de los jóvenes de sectores populares, el incremento del presupuesto para las fuerzas de seguridad y la crisis del sistema educativo y de salud, entre otras demandas. “Para sembrar futuro, – dicen- recuperamos recuerdos para un presente de luchas colectivas. ¡Marchemos!”