SNIAFA: Una fábrica cerrada con final abierto

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La hilandería dejó de producir el 13 de mayo cuando le cortaron la luz por falta de pago. Ese día 180 trabajadores quedaron a la deriva. Algunos –encabezados por el delegado- tomaron la fábrica a la espera de que el sindicato negocie su venta a un grupo empresario. Otros, se organizaron y formaron una cooperativa. Todos siguen desocupados.

Por Ulises Rodríguez y Verona Demaestri

Las máquinas parecían una orquesta desafinada funcionando al servicio de la caprolactama que, además de ser una palabra de difícil pronunciación, es un derivado del petróleo en forma compacta. Ese derivado luego será un líquido espeso. Ese líquido volverá a endurecerse y a transformarse en plástico en forma de granos de arroz. Y esos granos de arroz plástico, tras un largo recorrido de al menos ocho máquinas más, se convertirán en un hilo hecho y derecho, finito como un pelo de bebé.

En eso estaba un grupo de trabajadores el jueves 13 de mayo cuando la orquesta que desafinaba dejó de sonar. Eran las 16.12 cuando en los galpones de 30 y 508 de la fábrica textil Sniafa se hizo un silencio tan aturdidor que los oídos quedaron zumbando. En la “Sección Empaque”, María y Alicia se miraron sin decir una palabra. Alicia se mordió el labio inferior y cerró los ojos un momento. María se sacó el guardapolvo y salió para ver qué pasaba. Un compañero le dijo que la orden de arriba era que se fueran a sus casas que cuando reconectaran la luz los iban a llamar.

Varios pensaron que no era tan grave porque ya había sucedido antes: los suspendían unos días y después los llamaban. Pero esta vez no hubo noticias ni el viernes, ni el fin de semana. Ni un llamado a ninguno de los 180 trabajadores de la planta.

Un grupo de compañeros comenzó a hacer correr la bola de que estaban saliendo camiones de Sniafa con hilados. El lunes se convocaron y el martes se plantaron en la puerta de la fábrica para que no entrara ni saliera nada ni nadie. Ahí se enteraron de que al día siguiente del corte de luz el dueño se había presentado en el Ministerio de Trabajo solicitando la suspensión colectiva de todos los empleados. Aunque a ninguno de ellos se les envió telegrama ni notificación. Por eso, desde ese momento, decidieron quedarse en la fábrica para evitar el vaciamiento.

También a partir de ese momento las aguas se dividieron entre los trabajadores. Un grupo, que tiene al frente al delegado sindical por la A.O.T. (Asociación Obrera Textil) Carlos Martínez, apuesta a que la empresa sea adquirida por La Valenciana, una fábrica textil con sede en Buenos Aires; mientras que otros ya se han organizado para formar la cooperativa de trabajo Polímeros Hernández Ltda.

 

El vaciamiento

Hasta el 13 de mayo, la textil Sniafa -fundada en 1948- se dedicaba a la producción de hilados sintéticos. La menor parte de lo que se producía se vendía en el país y el resto se exportaba a Brasil, del mismo modo que lo hace Mafisa, la otra gran textil de la región.

La empresa producía hilados de poliamida y vendía a diferentes industrias del plástico incluidas las de autopartes. Todas las cadenas de productos -desde la primera calidad, segunda, reclasificados, descartes y hasta el desperdicio- se comercializaban, es decir que nada se tiraba, todo se vendía. La materia prima principal era la caprolactama, un derivado del petróleo que se compraba en el exterior porque en nuestro país no se produce.

Según consta en su página de Internet, Sniafa pertenece a Solea Trust Reg y al fondo de inversión The Tower Fund. En el 2008 el directorio de la empresa decidió darle todo el poder al gerente general Benjamín P. Uriburu. De esta forma, Uriburu -fiscalizado por el síndico titular Laura González Bonorino- fue (mal) administrando la textil hasta el día del cierre. Mientras que el presidente del directorio Michele A. Scarantino -un ingeniero italiano que estaba en la empresa desde hacía 35 años- se mantuvo al margen hasta que decidió presentarse en la textil, ante la acción tomada por los trabajadores.

La fábrica venía manteniendo conflictos desde hacía años, debido al atraso en el pago de sueldos. Algunos empleados cobraban semanalmente, otros por quincena y otros mensualmente. A pesar de los convenios firmados entre el Sindicato A.O.T. y el Ministerio de Trabajo, hace años que no percibían aumentos. Incluso la empresa recibía el subsidio del Estado conocido como REPRO por el cual cada trabajador cobraba 600 pesos del total de su sueldo gracias al financiamiento estatal. El subsidio se les dejó de pagar cuando la fábrica cerró sus puertas ya que el REPRO está previsto para empresas en funcionamiento.

Además de una deuda millonaria con la proveedora de energía, los dueños de Sniafa le deben a cada santo una vela: aportes de los trabajadores, obra social, prestadores de servicios, financieras, proveedores y una lista que sólo ellos conocen al detalle, aunque se supone que la deuda más abultada es con el Banco Provincia que le otorgó un crédito para comprar una máquina que superaría los 2 millones de dólares.

Recorrer la fábrica hoy es como caminar sobre un gigante dormido. El silencio no es salud y la oscuridad marca un presente incierto. En invierno los operarios andaban de remera porque adentro –con las máquinas funcionando- no hace menos de 25 grados. Hoy, el frío húmedo congela los dedos, y acelera la oxidación de sus escaleras metálicas que ahora trepa un trabajador sin trabajo: “Es increíble que esté monstruo no esté produciendo”, dice.

 

Un aguante a la espera

A medida que fueron pasando los días y la solución no llegaba por ningún lado, los trabajadores comenzaron a tomar posturas y empezaron las diferencias. Alrededor de 40 se pusieron del lado del delegado de la planta: Carlos Martínez. Otros se unieron para formar una cooperativa, y un grupo menor (apenas 20) fueron reubicados en la textil Mafisa.

Los que acompañan a Martínez son los que mantienen la toma de la fábrica. Divididos en turnos, unos 20 empleados concurren diariamente –noche y día- a cuidar que nadie se lleve nada. Al principio recibían bolsas con alimentos de la Provincia, luego fue la Municipalidad quien los ayudó. Hoy nadie se acuerda de ellos.

Este grupo de trabajadores hace el aguante en lo que era la cocina de la empresa. Allí amasan, juegan al truco y cuentan anécdotas mientras esperan que la solución llegue por el lado de una textil de Buenos Aires: La Valenciana, que era cliente de Sniafa.

Martínez es optimista con esta negociación pero no puede asegurar que los próximos dueños se hagan cargo de los 180 trabajadores. “Eso todavía no lo sabemos. Según el sindicato que lleva la negociación, dentro del pasivo de la empresa estarían los obreros. Al estar dentro de la empresa también compran nuestra antigüedad. Se habla de que primero tomarían 40 y luego más personas. Si no nos tienen en cuenta que nos respeten los años de antigüedad. Hoy por hoy no somos 180, hay muchos que tienen otro trabajo, otros mandaron carta documento considerándose despedidos”, dice el delegado.

Uno de los que aguarda con ansias que la empresa vuelva a producir es Eduardo Rodríguez. Con 30 años de servicio es uno de los empleados más antiguos. Además, también su hijo prestaba servicios a la fábrica. “Acá la mayoría teníamos de 20 años de antigüedad para arriba porque si agarrás un grupo que estuvo cuatro o cinco años les conviene irse a trabajar a otro lado. Muchos de nosotros tenemos un hijo, un hermano, hay matrimonios acá. Con todo lo que uno hizo, que te dejen sin nada…”, dice Rodríguez con voz ronca de nicotina.

“En el último tiempo trabajábamos a la deriva. Les daba lo mismo tener materia prima que no tener. No les importaba nada quedar mal con los clientes. Hasta vendían dos veces y cobraban dos veces un trabajo que después no entregaban. En los últimos años nos pagaban cada mes y medio. Los mensuales pasaban 45 días sin cobrar”, cuenta Eduardo indignado.

Guillermo también está entre los más antiguos. En noviembre de este año cumplía 30 años en Sniafa: “Nos vivían bicicleteando; se sabía que en algún momento esto iba a explotar”.

Ricardo Binau, que con 21 años de servicio ahora es el cocinero del grupo, apoya a su compañero Guillermo y agrega: “Vos veías que a la larga se iba a llegar a esto. Estaba todo atado con alambre, no se traían repuestos, no se hacía nada por mejorar la fábrica”.

Estos trabajadores, entre los que también se cuentan María Sandoval y su esposo, Walter Ibarruren, Alicia, Gustavo Aranda, Luis Torcelio y Leonardo Leguizamón (que viajaba todos los días, una hora en tren y luego en bicicleta desde Berazategui, para llegar a las 5.30 puntual a la fábrica, y hasta cuenta con un accidente laboral por el que nadie quiso responder), son los que esperan por La Valenciana y descartan la posibilidad de la cooperativa, al menos como primera alternativa.

Ellos dicen que es “muy complicado” porque los insumos para que la fábrica funcione son del exterior. Y con la materia prima para producir se necesita como mínimo un millón de dólares. El delegado Martínez a su vez sostiene que como “no se presentó quiebra no se puede formar una cooperativa”.

 

El otro aguante activo

Claudio Dima y Jorge Arroyo reciben a La Pulseada en la sede de la Federación de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina (FECOOTRA). Ellos, junto a un grupo de 40 trabajadores de Sniafa, impulsan la formación de la cooperativa de trabajo Polímeros Hernández Ltda.

“Lo que queremos es volver a poner en pie a la fábrica y que volvamos a trabajar los 180 que éramos. Todos y ninguno afuera”, dice Dima, que lleva 7 años en la sección mantenimiento de la empresa y hoy figura como presidente de la cooperativa.

El primer paso que dieron –decidido en una asamblea en la que también participaron ediles platenses y un legislador bonaerense- fue enviar un telegrama a Sniafa intimándola al pago de los salarios caídos y a la reincorporación del personal “en 48 horas”. En el caso de no recibir una respuesta favorable se reservaban el derecho de solicitar la quiebra a la empresa. Obviamente, la respuesta nunca llegó.

“Sabemos que no es una tarea sencilla y que necesitamos de materia prima. Pero creemos que lo mejor es empezar a trabajar cuanto antes para que la fábrica vuelva a funcionar. Estamos seguros de que así como estamos podemos empezar. Todos los cargos que la fábrica necesita ya los tenemos cubiertos”, dice Jorge Arroyo, técnico en mantenimiento mecánico y ahora secretario de la cooperativa.

Parte de su propuesta es que las máquinas comiencen a funcionar para fabricar polímeros, que es el producto que se consume en el mercado interno. “Como no tenemos capital, la idea es convocar a la cartera de clientes de Sniafa y proponerle que se hagan cargo de los costos de la materia prima -que se importa de Brasil-, mientras que nosotros nos encargaríamos del proceso de producción. Hasta que no alcancemos cierta solidez económica no podemos abrirnos al exterior”, explican.

Tanto Dima como Arroyo saben que les llevará tiempo pero confían en la voluntad de sus compañeros. “Vamos a atravesar una etapa de consolidación para dedicarnos a la elaboración textil pero somos trabajadores que sabemos realizar el trabajo, sabemos manejar la producción y tenemos los conocimientos para poner en marcha la empresa unidos en la cooperativa de trabajo”.

Este grupo de trabajadores ha mantenido reuniones con otros cooperativistas que sacaron adelante empresas en situaciones similares a Sniafa como la cooperativa de trabajo Unión Papelera Platense, en Ringuelet, que es un claro ejemplo de autogestión productiva para la región.

Al cierre de esta nota, quedaban planteados dos escenarios: por un lado la convocatoria a concejales locales y a seis diputados provinciales con el fin de unificar criterios hacia una futura expropiación para la recuperación de la fábrica por parte de los trabajadores de la cooperativa Polímeros Hernández Ltda. El otro grupo de trabajadores, en tanto, aguardaba la negociación de La Valenciana con el sindicato en vistas de poner la fábrica en funcionamiento con nueva patronal.

Ambos sectores esperan volver a trabajar, ocupar sus puestos de trabajo y cobrar un salario para mantener a sus familias. Saben que el peor estado de cosas es el actual perpetuado a futuro, en el que ya no se escuchen las máquinas de la orquesta desafinada, ni la palabra derivada del petróleo de difícil pronunciación.

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7 commentsOn SNIAFA: Una fábrica cerrada con final abierto

  • ME GUSTARIA SABER AL DIA DE HOY 13/3/15 CUAL FUE EL FIN DE LA EMPRESA «SNIAFA SA.» GRACIAS.-
    ADOLFO FERNANDEZ

  • Podria decirse que la planta de Hernandez tuvo el mismo final que la de Berazategui? Si estaba produciendo, y si se vendia hasta el descarte, cual fue el motivo real por el que cerro? acaso mala administracion por parte de sus dirigentes? fue el mismo motivo por el cual cerraron Berazategui alla por el anio 1981?. Agradeceria que si tienen alguna informacion adicional me la compartan. Soy estudiante del profesorado de formacion docente N 50 en Historia en la localidad de Berazategui y estoy haciendo un trabajo de investigacion. Gracias

  • Podria decirse que la planta de Hernandez tuvo el mismo final que la de Berazategui? Si estaba produciendo, y si se vendia hasta el descarte, cual fue el motivo real por el que cerro? acaso mala administracion por parte de sus dirigentes? fue el mismo motivo por el cual cerraron Berazategui alla por el anio 1981?. Agradeceria que si tienen alguna informacion adicional me la compartan. Soy estudiante del profesorado de formacion docente N 50 en Historia en la localidad de Berazategui y estoy haciendo un trabajo de investigacion. Gracias

  • Quisiera saber xq hasta esta altura no les pagan a todos los empleados las indemnizaciones correspondientes , que alguien investigue que esta pasando. Dentro de poco se cumplen 10 años y siguen esperando.gracias.

  • Antonia Borràs segui

    Me gustaría saber cuál es la actual situación de Sniafa ; Deje de trabajar en servicio médico hace muchos años, en esa época funcionaba muy bien. Hace muchos años estoy fuera del país, y tengo gran cariño por la parte obrera de la época así como empleados y dirección. Lo agradezco mucho.

    • Hola Antonia, gracias por contactarte con la revista. El último registro que tenemos es que en 2013 se remató el inmueble y en 2014 pasó a manos de otra empresa, algunos trabajadores fueron incorporados ahí, pero otros no. En el predio ahora hay otras empresas funcionando pero SNIAFA no existe más

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