Entre el 23 y el 28 de mayo, las cataratas del Iguazú son el telón de fondo para el despliegue musical de chicos y adolescentes de dieciocho países reunidos en la segunda edición de un festival internacional de orquestas infantojuveniles. La actividad mezcla universos disímiles: desde chicos vinculados a la escuela de la ópera de Shanghai hasta integrantes de orquestas nacidas de proyectos de inclusión social regionales. Nuestra “selección” tiene cien miembros, oriundos de Jujuy, Salta, Formosa, Neuquén, Río Negro, Chaco, Misiones y Buenos Aires.
El Festival de Orquestas infanto-juveniles Iguazú en Concierto es organizado por el Ministerio de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología de Misiones y el Consejo Federal de Inversiones, con el apoyo de empresas locales y brasileñas. Se celebra en las ciudades de Puerto Iguazú (Argentina) y Foz de Iguazú (Brasil). La primera edición reunió a coros y orquestas de países que celebraban su bicentenario. En esta segunda vuelta suma unos 700 chicos de 18 países de varios continentes.
La Argentina formó su orquesta con algo más de 100 chicos oriundos de Jujuy, Salta, Formosa, Neuquén, Bariloche, Chaco, Misiones y la provincia de Buenos Aires, que tiene representantes de Chascomús y Berisso. Los participantes del “seleccionado” nacional representan al Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de la Argentina (SOIJAR), tienen entre 12 y 27 años y fueron elegidos por su pericia como instrumentistas, testeada en una audición del repertorio que van a interpretar en el festival (obras clásicas y populares universales, y un apartado de música argentina).
Todos los días hay conciertos en los auditorios de hoteles de la zona y en el anfiteatro Ramón Ayala, de Iguazú. Los organizadores prevén que las entradas (libres y gratuitas) no alcancen. El cierre está previsto para este sábado, 28 de mayo, a las 4 de la tarde, con la participación de 700 niños y jóvenes interpretando un repertorio de obras sinfónicas y sinfónico-corales, de espaldas al marco imponente de las Cataratas.
Grillitos anfitriones
Marilé Vendrell es la directora general de la orquesta-escuela Grillitos Sinfónicos, que aportó miembros para nuestra “selección” y oficia de anfitriona del Festival Iguazú en Concierto. “Como anfitriones, además de aportar algunos participantes para el SOIJAR tenemos una presentación sola con la orquesta recibiendo a las demás conformaciones instrumentales con canciones regionales”, cuenta Vendrell,
Grillitos Sinfónicos, donde se forman chicos de entre 3 y 14 años, nació en Posadas, Misiones, en 2003. “Este proyecto surge con la misión de brindar a los niños de la ciudad la posibilidad de aprender a ejecutar instrumentos de orquesta desde pequeños −resume Vendrell en diálogo con La Pulseada−. Comenzamos con 5 niños y como todo material un violín, dos flautas dulces y latas de leche que oficiaban de percusión. Hoy tenemos más de 200 participantes en los distintos talleres y casi la sinfónica completa gracias al aporte de los socios, los eventos, subsidios del Estado y de fundaciones varias (incluso del Paraguay), y gracias al trabajo diario de instructores y chicos que estudiando demuestran que se puede hacer todo lo que se propongan con ganas, tiempo y esfuerzo”.
“Actualmente −continúa Vendrell−, compartimos proyectos con actores, cantantes, bailarines y grupos de circo. Además, organizamos el Festival de Orquestas Infantiles en Posadas y tenemos creaciones propias, como el primer musical de la orquesta, llamado ‘Música Versus Silencio’, obra con guión, actuación, imágenes grabadas y música en vivo para el público infantil”.
“Organizar una orquesta escuela vale la pena”
Grillitos integra la asociación civil Misiones Musicales, que “nos da desde el inicio un marco legal desde donde desarrollar las actividades de educación musical como orquesta escuela cuando en nuestra ciudad eso parecía la utopia de unos pocos”, pondera la directora de Grillitos, oriunda de Posadas, donde estudió desde los 7 años en la escuela de música hasta recibirse de profesora de música con especialidad en piano.
“Sabía muy poco de hacer música con otros −admite Vendrell−. Esto cambia en mi formación universitaria, en la UBA, carrera de Musicoterapia, y en la Facultad de Psicología. En la cursada y en las sucesivas prácticas me di cuenta del valor educativo del hacer música con otros, de compartir, de la solidaridad, el respeto, la responsabilidad de cada uno para la mejoría del conjunto, la mejora en el rendimiento y sobre todo, ¡que se hace mucho más llevadero y divertido! El poder hacer música, tener amigos que compartan eso, que la música sea una compañía en la vida por más que no te dediques a eso después (además de la estimulación cerebral que significa), hace que toda la organización de una orquesta escuela valga la pena. Mi formación es más de ‘organizadora’ y coordinadora pero donde haga falta estoy para ayudar a pasar partes, armar obritas, leer con los chicos, ‘cubrir’ a algún profe… Me gusta…”, redondea Vendrell.
“El joven que de día interpreta a Mozart de noche no romperá vidrieras”
La orquesta infantil que llegó al Festival como representante de Paraguay se llama Sonidos de la Tierra y, según los organizadores de la actividad, nace de un proyecto que posibilita el acceso directo a la educación musical a más de 10.000 niños y jóvenes de comunidades rurales pobres de Paraguay a través de la formación de escuelas de música, orquestas, coros y asociaciones culturales.
Este programa de integración social y comunitaria Sonidos de la Tierra se creó en 2002 y lleva el eslogan “el joven que durante el día interpreta a Mozart por la noche no romperá vidrieras”. Busca “combatir la violencia juvenil, potenciar su autoestima, incentivar su creatividad, el espíritu emprendedor, el trabajo en equipo y las actitudes democráticas”. Sonidos de la Tierra ha rescatado y difundido más de 200 obras del repertorio tradicional y cuenta con artesanos −entre ellos, niños− que reparan o construyen instrumentos musicales a partir de desperdicios tales como latas, botellas de plástico y cartones.
Otra presencia interesante en Iguazú en Concierto es la boliviana, encarnada por la Orquesta de Cuerdas Pentagrama Chiquitano, compuesta por niños de entre 9 y 16 años de las misiones de Chiquitos (Bolivia). Esta orquesta “difunde la cultura de los pueblos originarios del lugar y de las misiones jesuíticas de su pueblo, San José”, adelantan los organizadores. Estuvo en festivales como el Encontro com lá Musica Clássica, de Campo Grande (Brasil), los festivales de temporada de la Asociación Pro Arte y Cultura boliviana, la primera edición de Iguazú en Concierto y el octavo festival internacional Misiones de Chiquitos.
Más información en: http://www.iguazuenconcierto.com
Josefina López Mac Kenzie