El tema de la seguridad, una moda que reaparece cuando se desvanecen otros temas (cómo el del dólar y la hecatombe económica que se había preanunciado), está nuevamente en el centro de la escena política de muestro país.
El anteproyecto de reforma del Código Penal, fruto del consenso de distintas miradas ideológicas, que sufrió la embestida del diputado Massa para que no se trate, haciéndose eco, según él, del pedido de “la gente” (término indefinible si los hay); el vaivén del resto de la oposición frente a este tema, que terminó siguiendo el trencito del intendente de Tigre; la sensación de que vivimos en un país narco y de que cualquier persona que está cerca de uno es un potencial narcotraficante, han reinstalado de una manera feroz la idea de que en este país ya no se puede vivir y de que estamos a merced de los “delincuentes”, siempre moroch@s, jóvenes, con visera y pobres.
Al mismo tiempo, las pibas y los pibes de la Obra del Padre Cajade marcharán este jueves 13 a las 15 hs desde Plaza Rocha a Gobernación, porque la Provincia adeuda muchos miles de pesos correspondientes al pago de las becas. Esto ha provocado que las cuatro casas de día no hayan podido abrir y que el Hogar esté en una situación crítica.
Bajo el lema “Scioli abandona a l@s pib@s de Cajade”, se le plantan al gobernador que en su discurso de inauguración de las sesiones de la Asamblea Legislativa Provincial, habló de su compromiso con la infancia, traducido en la recuperación de la República de los niños… La hipocresía de Scioli no tiene límites, ya que su política de infancia ha sido la no aplicación de la ley de defensa y promoción de los derechos de los niños y adolescentes, la estigmatización de las pibas y los pibes más pobres a través de su política de mano dura y gatillo fácil (basta hacer presentes a Luciano Arruga y Omar Cigarán, entre otros) y el desfinanciamiento de las pequeñas o grandes obras que se dedican al cuidado de la niñez en la provincia de Buenos Aires. Todas estas, medidas que no acompañaron las políticas de inclusión social del gobierno nacional como la AUH, la asignación por embarazo y el plan PROGRESAR entre otras. ¿Esto no es inseguridad? ¿O sólo usamos ese término para defender a las clases medias y altas de nuestra sociedad?
¿Tomaremos conciencia de que la primera seguridad es la del abrazo, la ternura, el pan, el trabajo, la vivienda, la salud, el abrigo, el guardapolvo blanco? ¿Nos daremos cuenta alguna vez que sin esa primera seguridad nunca existirá la otra?
Decía Carlitos Cajade: “No tenemos que cuidarnos de la infancia sino que tenemos que cuidar a nuestra infancia. ¿Cómo puede ser que todavía haya quien quiera seguir bajando la edad de imputabilidad? ¿No nos dimos cuenta de que en los últimos años hemos aumentado todas las leyes represivas y el delito no disminuyó? (…) ¿O todavía pensamos que esto se arregla a los tiros?” (marzo del 2004).
Y en otra ocasión: “Lo que tenemos que bajar es el riesgo que corre la vida de estos chicos, muchas veces desde antes de nacer. Para resolver el tema de nuestra seguridad vamos a tener que construir un país que resuelva primero el problema de la inseguridad de ellos” (julio del 2002).
Por eso marcharemos el jueves junto a l@s pib@s de Cajade. Porque la respuesta debe ser la inclusión, el trabajo y el acompañamiento de estas obras. Porque la respuesta no pueden ser el ninguneo, el olvido, la mano dura o el gatillo fácil. Porque como decía Cajade, queremos construir “Un país con justicia, que tenga que ver con el pan y no con las balas”. ¡¡Con ternura venceremos!!