Seguimos dando La Pulseada… Con la pechera de Luis y los pasos de Mailén

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118-Marcha-MailenNuestra revista está cumpliendo 12 años en el mismo lugar donde nació: en la calle, movilizada por los derechos de los chicos. Una crónica sobre la multitudinaria marcha que la Obra de Cajade realizó junto a decenas de organizaciones para denunciar que “Scioli abandona a los pibes”. Voces, símbolos, cantos y colores en días de casitas cerradas y escuelas sin clases. El olvido criminal de niñas, niños y adolescentes en una provincia donde la represión le gana a la protección.

Por Javier Sahade

Producción periodística J.S., Margarita Torres, Martín Luna, Carlos Sahade, Corina Duarte

Fotos Luis Ferraris, Gabriela Hernández, Alejo García, Manuel Calegari

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Juntó tierra en Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán… Lleva polvo de los ‘90, humo piquetero, avances, dolores, conquistas, hambres que son crímenes y sonrisas que son víveres. La pechera de Luis Maldonado es amarilla y dice: Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo. Lucho, un nombre verbo que suena a consigna y advertencia, fue uno de los pibes del Hogar de Cajade que marcharon en 2001 desde Jujuy hasta Buenos Aires para denunciar que el hambre es un crimen y poner en la agenda pública el abandono de la infancia. En esa movilización fundacional de La Pulseada, en el año del derrumbe del país, Lucho cubrió su pecho con la misma pechera que usó hace pocas semanas para denunciar que “Scioli abandona a los pibes”.

Nacimos en la calle y seguimos, doce años después, junto a la batucada de Casa Joven y el Hogar, cantando “somos los pibes de Cajade, pibes saliendo a marchar / luchando por la Patria con infancia / unidos, con ternura y dignidad / Porque el cura lo marcó / y acá nadie se rindió / pibes con derechos y nunca represión…”

Nos sentamos a escribir esta revista de abril de 2014 con el mismo desorden que en la primera, la de abril de 2002. Tenemos sobre la mesa unos cuántos apuntes, algunos testimonios grabados, las piernas cansadas y el tarareo de una canción en la cabeza.

Por la “sistemática negación de derechos”

118-Marcha2Como dijimos el mes pasado, la falta de recursos producto de la deuda del Estado provincial con la Obra de Cajade nos impidió abrir cuatro centros comunitarios: las casas de los niños “Madre del Pueblo” y “Chispita”, Casa de los Bebés y Casa Joven. 250 niñas, niños y adolescentes de barrio Aeropuerto y de Los Hornos se quedaron sin su casita de día durante todo el verano y recién pudimos abrir, en horario reducido, a fines de marzo. Para denunciar el “abandono criminal” y la “asfixia financiera” que padecen las organizaciones que trabajan con chicos y adolescentes con derechos vulnerados, nos movilizamos un jueves de marzo a la tarde, con sol, color, gritos de niños y batucada. “Hoy la situación llegó a un límite —explicamos en un documento—. Todavía no pudimos abrir las casitas y no tenemos recursos para pagar los miserables sueldos que cobran cocineras y educadores, un trabajo que no es reconocido por el Estado”.

Fuimos más de 2.000 personas las que caminamos hasta la Casa de Gobierno de la Provincia. Desde Plaza Rocha hasta Plaza San Martín, marchamos junto a las familias y los chicos de nuestros centro de día, muchos de ellos también afectados por la falta de clases en las escuelas públicas por la huelga de los maestros, que reclaman salarios dignos. Con chalecos y caras pintadas estuvieron los pibes y las pibas del Hogar. Con instrumentos de percusión, la batucada de Casa Joven. Entre la gente flamearon las banderas de Chispita, Casa de los Bebés y cada uno de los emprendimientos sociales fundados por el Padre Carlos Cajade. También estuvieron los carteles con frases e ideales del Cura, “los trapos” del grupo de música Alta Banda y la sección de la revista Baruyo, dos de las actividades para los pibes que estuvieron frenadas por el cierre de las casitas. Y entre la multitud, los milagrosos pasos de Mailén, nuestra pibita del Hogar que por “Obra de Cajade”, como contamos en estas páginas (La Pulseada 113), volvió a caminar, sonreír y hablar pese a los pronósticos médicos. Se había electrocutado por desidia de la distribuidora de energía Edelap y la Municipalidad, que dejaron en barrio Aeropuerto un poste con corriente eléctrica que habían denunciado los vecinos.

Acompañaron decenas de organizaciones sociales, políticas, gremiales, estudiantiles y de derechos humanos. También lo hicieron trabajadores de niñez y centros comunitarios afectados por el mismo abandono y docentes, en plena medida de fuerza, unos días antes de juntar a 50.000 personas para manifestarse en ese mismo lugar.

“Realmente es fundamental hacer una expresión pública de una forma sistemática de negación de derechos a los niños —reflexionó con La Pulseada, antes de subirse al palco para ser uno de los oradores, Hugo Cañón, presidente de la Comisión Provincial por la Memoria—. En general, las políticas estatales se orientan a la represión, a la persecución, a la estigmatización de los pibes, y no se hace una política de Estado que apunte a la integración, a la recuperación de los valores esenciales de la convivencia democrática. Poder dar visibilidad a los invisibilizados sistemáticos de esta sociedad es el sentido de esta marcha. Demandar que el Estado se haga cargo. Y creo que la mejor forma de expresión es hacerlo de esta manera, con alegría, mostrando que los niños, con sus actividades lúdicas, con el juego, no pierden la esperanza de poder hacer una vida mejor”.

No solamente se exigió el pago de la deuda; también se reclamó un aumento del monto de las becas que la Provincia destina a las organizaciones con las que tiene convenios firmados. Ese monto está congelado desde 2009 y es de sólo 15 pesos por día por chico. Por otro lado, se pidió el reconocimiento estatal de los trabajadores “que cobran miseria y atienden diariamente a nuestros pibes” (ver “Por el reconocimiento de los trabajadores”), el cumplimiento del Sistema de Promoción y Protección Integral de los Derechos de los Niños (ley provincial 13.298), Servicios Locales para todos los barrios, con recursos y trabajadores no precarizados, y un cambio de orientación en el gobierno que priorice la protección y no la represión. Por eso se hizo especial hincapié en condenar los casos de gatillo fácil que en los últimos años terminaron con la vida de pibes de nuestros barrios (ver “La seguridad de pibes como Omar y Luciano”).

La unidad

118-Marcha3“Hace unos días le pedí algo al Cura… Le pedí verlos otra vez a todos juntos”, cuenta Emilia, levantando la voz para que se escuche entre el ruido de la platillos y redoblantes. Ella fue cocinera durante años en la Casa de los Niños de barrio Aeropuerto, una de las tantas personas que dieron su vida para abrazar a la infancia. Su deseo se transformó en necesidad. “La unidad de las organizaciones es la única forma de conseguir las cosas”, explica Gustavo García, referente de la Red de Hogares y Centros de Día de la Provincia. Por la falta de recursos que viene denunciando hace años, la Obra Don Bosco, que él dirige, tuvo que cerrar el año pasado uno de sus dos hogares, el de 18 y 44. “La cuestión de fondo no es la deuda –aclara—. El tema es ¿por qué un pibe llegó a un Hogar, por qué un pibe va a un centro de día?”. Actualmente, con Gustavo García viven 13 chicos en la casa ubicada en 47 entre 136 y 137.

“Hay una decisión política de a quiénes afectar”, explica Pablo González, director del Centro de Tratamiento Ambulatorio Integral (CTAI). Los trabajadores de este servicio, que depende de la Secretaría de Niñez y Adolescencia, marcharon con la Obra de Cajade en medio de su plan de lucha para defender ese dispositivo que lleva años ocupándose de los vínculos entre las familias y los propios pibes y que, según denuncian, la Provincia pretende cerrar. “Lo que estamos intentando acá, con esta movida, es decir que esas situaciones se invisibilizan. Esta es la realidad. Hay instituciones que están cerrando —agrega González—. Hace seis años vivimos un ajuste durísimo y los chicos inmediatamente quedaron en la calle. Esos chicos… Se dio toda la situación de los pibes de la Plaza San Martín, la ‘banda de la frazada’ y todo lo que implicó. A uno de esos chicos lo mató la Policía en un enfrentamiento que no está claro. Es la vida de los chicos la que está de fondo, jugándose. Es la vida de los chicos la que se pierde”.

“Hace varios años que la política pública de la Gobernación no tiene que ver con la contención de nuestros pibes, sino con el modelo represivo —coincide Omar Giuliani, del Hogar Ruka Hueney, de General Rodríguez, integrante del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo—. Hay un abandono que no tiene que ver solamente con el pago de las becas, también tiene que ver con los trabajadores precarizados del Estado que forma parte de las políticas públicas de Niñez. Uno ve que hay un proceso de abismo y los pibes se van cayendo, se caen al abismo. Es muy fuerte verlo… Carlos Cajade y Alberto Morlacchetti veían cómo nuestros barrios se iban convirtiendo en cárceles a cielo abierto, cómo los pibes quedan encerrados en un proceso cultural represivo dentro de sus propios barrios. Y eso tiene que ver con que no existen políticas públicas reales”.

118-Marcha-ArcoIris“Vinimos a esta marcha con un poco de tristeza, pero al mismo tiempo, contentos que haya venido bastante gente, sentir el apoyo de otras organizaciones, saber que se puede pelear por las cosas que los niños merecen”, dice Anabel Sosa, integrante de la Casa del Niño Arco Iris de Villa Elisa, otro centro de día que debió cerrar sus puertas a 90 pibes producto de una deuda de cuatro meses por parte del Ministerio de Desarrollo Social, que conducía Martín Ferré y hoy dirige Eduardo Aparicio.

“Se hizo todo hasta donde se pudo. Tenemos cinco personas como equipo de trabajo y es insostenible toda la situación y por eso tuvimos que tomar esa decisión. Lamentablemente no es la primera vez que nos pasa. Ya habíamos tenido que cerrar dos veces, pero en esas ocasiones tuvimos una respuesta de Provincia”.

“No hay nada más dulce y tierno que ver la sonrisa de los chicos cuando llegan 20 juntos a las 8 de la mañana y se ponen al lado de la estufa —cuenta Anabel—. O verles la cara cuando empiezan a manipular cosas que en sus casas no vieron nunca, las incorporan y comienza a generarse un ámbito de alegría, de pensamiento… Un ámbito que les va a permitir construir su propio futuro, el que ellos quieren. Para nosotros es una gran tristeza, y para los nenes también, que hoy nos acompañaron muchos de ellos, no tener la casa abierta. Los procesos de transformación quedan ahí, a mitad de camino. Nuestros pibes llevan las de perder desde que nacen. Después aparecen todos los vecinos horrorizados por las cosas que pasan. Acá, si bien somos muchos, creo que tendríamos que haber sido el triple o el cuádruple, sobre todo con esa gente que se queja de las barbaridades que suelen hacer los chicos y no hace nada para cambiarlo”.

“Somos el presente”

118-Marcha“Estamos reunidos en un acto de resistencia frente a la vulneración de derechos por parte del Estado que no se hace cargo de necesidades primarias —dice Hugo Cañón, invitado a hablar en el palco, frente a Gobernación—. En el presupuesto de la Provincia, lo que se destina a Niñez y Adolescencia no llega ni al 5% de lo que se destina a Seguridad. Además, en la proyección anual va bajando mientras el de seguridad va subiendo. Esto demuestra un tipo de política de control del territorio para el sometimiento”.

“Por culpa de Scioli nos quedamos sin los lugares donde pasar nuestro tiempo, donde nos divertimos, nos ayudamos y nos comprendemos. Un lugar donde no hay discriminación —dice Leandro, uno de los pibes de Casa Joven, que pidió el micrófono—. Pedimos ayuda para los chicos que están en la calle, esos que los gobernadores llaman chorros”.

“Vinimos a reclamar lo que reclamábamos nosotros cuando éramos chicos”, recuerda Lidia Cantero, actual educadora y criada en el Hogar de Cajade desde chiquita.

“Yo no sé mucho de política, pero sí sé de la política que las mamás viven día a día, con sus penas y alegrías, luchas y esperanzas. Nosotras recibimos a sus hijos para que ellas puedan ir a trabajar. Estas mamás son empleadas domésticas o trabajan en la cooperativa y si las casitas están cerradas, ellas no tienen a dónde dejar a sus hijos. Entonces se quedan con sus hermanitos más chiquitos y por esos sus hermanitos no pueden ir a la escuela… Estamos dando pasos atrás con las casitas cerradas”, asegura Isabel Benítez, coordinadora de la Casa de los Bebés.

“El pibe te viene cargado de tristezas, cargado de angustias… cargado de golpes —se suma Claudia Auge, responsable de la Casa del Niño Chispita—. Por eso tienen que estar abiertas las casitas… Sostener la alegría del pibe cuesta diez veces más que sostener la angustia. La alegría es muy efímera en el pibe. Recreación, contención, educación, formación, alimentación, espacio de pertenencia, estar frescos en verano y abrigaditos en invierno, amor, ternura, la escucha… Eso son las casitas de día. Para eso tienen que estar abiertas. ¿Y qué es esto? Son los derechos, Entonces, se están tocando los derechos del pibe, se los está pisoteando”.

“No nos sirve que nos depositen el dinero porque nos movilizamos o porque hacemos quilombo. Necesitamos que todos los hogares y centros de día de la provincia sean escuchados, sean respetados. Que la gente que le dedica su vida a los pibes tenga lo mínimo e indispensable para seguir haciéndolo”, explica Daniel Cajade, presidente de la Obra.

118-Marcha4“Quiero citar una frase que tiró Agustín, uno de los chicos de Casa Joven, en el audiovisual que hicieron los pibes para presentar en el Programa Jóvenes y Memoria de Chapadmalal: ‘Nosotros no somos el futuro, nosotros somos el presente’”, agrega Ana Bader, coordinadora de la Casa Joven.

El acto lo cerró un emocionado Mariano Sasiaín, joven del Hogar. Arrancó nombrando a “mi viejo” Cajade; “el que me rescató de la calle”. Y mirando a las 2.000 personas que lo escuchaban en la Plaza San Martín, de espaldas a la Gobernación, gritó: “¡Yo le pregunto al gobernador Daniel Scioli, ¿cómo van a hacer los chicos de Alta Banda para ensayar su cumbia si no tienen la Casa Joven abierta? ¿Qué van a hacer los chicos del taller de cuentos y los demás talleres que están en Casa Joven? Los chicos de la murga, ¿cómo van a hacer para seguir metiendo tanta fuerza y tanto corazón si no tienen un lugar donde estar tranquilos con sus bombos? Dentro del Hogar, todos nuestros pibes, que tienen sueños de ser profesores, doctores, maestros, ¿cómo van a hacer si no tienen al Hogar que les da techo y comida? ¿Cómo van a hacer los demás chicos que viven en el resto de las obras de la Provincia si no tienen ese pequeño espacio de alegría?”.

Desde las 3 de la tarde hasta pasada la hora de la merienda, pibitos y pibitas reclamaron por sus derechos en pleno centro político de la Provincia. ¿Qué hubiesen estado haciendo a esa hora si los centros de día estaban abiertos? En Chispita, por ejemplo, le cuenta Claudia a La Pulseada que después de almorzar estarían “comiendo la fruta, seguramente afuera o haciendo sobremesa charlando sobre situaciones de la casa, de futbol, de por dónde anduvieron en bici el día anterior, de lo que cenaron, o de lo que pasó en el barrio. Se mostrarían una lastimadura, o las zapatillas. Se reirían, tirarían las cáscaras de la fruta y se pondrían a hacer la tarea, los deberes. Otro grupo se iría a jugar a la pelota, los más chiquitos con los juguetes. A las 16 ordenamos todo y nos sentamos a tomar la merienda. Ahí hablamos, o corregimos, o tratamos de que se reconcilien si hubo algún ‘problemita’, y si no lo quieren hacer jugamos las educadoras y tomamos su rol sin nombrarlos y representamos la escena de lo que ocurrió y ellos se ríen mucho porque nosotras sí nos reconciliamos en la actuación. Luego toman la leche, aplausos para la merienda, cantamos, nos reímos, y luego la eterna lucha para que se vayan…”. “La eterna lucha”, dice Claudia. En eso estamos, dando La Pulseada como la primera vez.

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