Nota principal: Revistas culturales contra viento y marea. Malabaristas
“Si bien todos somos estudiantes universitarios de comunicación social y la mayoría ya recibidos, donde estudiamos no nos enseñan a autogestionarnos —plantean desde la revista Mural, de Rafaela—. El perfil del estudiante es ser empleados, esta situación genera que constantemente estamos aprendiendo a partir de la prueba y error. Si bien es muy bueno aprender así, el problema es que se pierden muchos recursos económicos y de tiempo; que la revista salga nos requiere mucho esfuerzo”. Aunque hay excepciones y sobre todo en los últimos tiempos varias carreras de universidades públicas han empezado a plantearse la cuestión, lo cierto es que la formación de los periodistas no suele incluir temas como gestión económica, generación de proyectos propios y demás. Lo más frecuente es encontrase con lo que Claudia Acuña llama “el molde”: “El molde con el que nos prepararon nos hace repetir un modelo, con patrón. Que en realidad es un modelo que no sirve, que ha fracasado. Necesitamos prepararnos en ser creativos, en innovar, en probar, en jugar, en divertirnos con esta profesión… No alcanza con decir la verdad: hay que decirla con calidad”.
La fundadora de Mu, una de las integrantes de AReCIA con más experiencia en el periodismo, es tan crítica como optimista: “Hay pibes que están jugando mucho. Hay una generación que empieza a entender de qué se trata. Pero hay muchas discusiones que tenemos que dar, que son vitales, para las que nadie está preparado. Por ejemplo: hay que empezar a hablar más de plata. ¿Cuánto necesitás para..? Cuánto tiempo o cuánta plata. Todo se mide por recursos. Cuando son colectivos, más responsabilidad. Y no estamos formados para la administración”.