Nota principal: Revistas culturales contra viento y marea. Malabaristas
La edición de publicaciones periódicas estuvo exenta del Impuesto al Valor Agregado (IVA) hasta el 11 de mayo de 2011. El presidente Fernando de la Rúa, con Domingo Cavallo como ministro de Economía, impuso una alícuota del 10,5%.
Sin embargo, el gravamen no afectó a las corporaciones del sector: al mismo tiempo, acordaron que ese impuesto podía descontarse de los “aportes patronales”, con el argumento de favorecer “la generación de empleo”. El acuerdo se plasmó con la firma de un “Convenio de competitividad”. Desde entonces, los editores independientes sufren una situación de desigualdad respecto de los grandes operadores del mercado, como Clarín y La Nación.
Un tratamiento impositivo más justo —la exención del IVA a la venta de ejemplares y a los avisos publicitarios— es uno de los ejes del proyecto de ley de fomento impulsado por AReCIA, que en mayo del año pasado ingresó en la Cámara de Diputados de la Nación.
La iniciativa tiene numerosos antecedentes internacionales. De los 27 países de la Unión Europea, sólo Bulgaria, Lituania y Eslovaquia carecen de un tratamiento diferenciado del IVA para diarios y revistas. La gran mayoría prevé tasas cero para la venta de revistas culturales. Algo similar sucede en América. Muchos países establecen exenciones o tasas muy reducidas. Brasil, por ejemplo, aplica una alícuota del 3,65% tanto para el precio de tapa como para la venta de publicidad.