A 5 años del asesinato de Sebastián Nicora en Punta Indio se realizó un homenaje a él y su mamá, Fernanda Nicora, y se organiza un festival cultural por los derechos humanos para el último domingo de febrero.
Por Vanesa Carbajal
Fotos Natalia Chudoba
Un culpable que no era, un golpe en la cabeza que resultó en una bala, una maza que aparece en el patrullero de Pipinas, un médico forense implicado por falso testimonio, 8 policías imputados por encubrimiento… y una mamá que se nos fue. En el 5to aniversario del asesinato de Sebastián Nicora, se realza ese grito desesperado de justicia.
El adolescente fue asesinado en Punta Indio el 14 de febrero de 2013 y sigue presente en la playa del Río de La Plata. Y resulta raro imaginarse ese día entre tanta gente, en plena temporada, que aparezca un cuerpo, en un pueblo tan tranquilo, ¡quién podría imaginarlo!. Pero ahí yacía su cuerpo, tirado y despojado de todo sobre la arena a los pies del río. La cadena de irregularidades que se dieron la investigación, hicieron que su mamá, Fernanda Nicora, abriera los ojos y empezara a enfrentar ese mundo de la impunidad, casi naturalizada.
Las pistas quedaron a la vista y sin cuidados. Fernanda las vio y trabajó para desenmascararlas. El primer señalado del crimen por la policía, fue un amigo de Sebastián. Y el resultado de la autopsia, decía que había muerto por un golpe en la cabeza. Ninguna de esas versiones convencieron a su mamá. “Nunca creí que haya muerto de un solo golpe, porque no tenía ningún síntoma de defensa, todo me daba a entender que podía haber algo más”, entonces rápidamente empezó a moverse. Julián Axat, en ese momento Defensor Juvenil en La Plata, le dio su apoyo, al igual que la Comisión Provincial por la Memoria, quienes acompañaron a Fernanda y patrocinan la causa, hasta el día de hoy. “Pero no fue fácil”, decía siempre Fernanda, que tocó innumerables puertas. Claro que no era fácil pensar que en este pueblo se encubriera en nuestras narices un asesinato de un joven, sin embargo, rápidamente el sentido común de una u otra manera lo justificaba.
La Fiscal Ana Medina nunca dispuso ninguna medida respecto de la policía, desde el primer día que Fernanda se encuentra con ella, y le dice que no creía que el amigo lo haya matado, la fiscal le dijo que si quería involucrar a la policía ella misma debería llevar las pruebas. Fernanda lo intentó. Así conoció otro mundo y empezó a empaparse de militancia, de buscar la manera de que eso no le vuelva a pasar a nadie.
En el 2014 se consiguió una reautopsia, y para diciembre se confirmaba que Sebastián había muerto por un disparo de bala 9mm, notándose claramente el orificio de entrada y salida, algo que seguramente el médico forense inicial, José Daraio, no quiso ver. Se abrió una nueva esperanza, otro camino por donde indagar, se pidió el juicio al médico, y resultaron imputados por encubrimiento en una causa paralela 8 policías del distrito, incluido el comisario. La investigación dio un giro, se designaron dos instructores de la procuración de la Provincia de Buenos Aires.
“Yo tenía dos opciones, quedarme en mi casa y ser una víctima más, o salir a luchar; opté por la segunda. Primero quería saber cómo murió mi hijo, después de dos años lo supe, ahora quiero saber quién lo mató y por qué. La justicia por sí sola, no hace nada y menos cuando hay agentes de la policía involucrados. Sé que hay algo más importante detrás de esta muerte, tenemos que demostrar qué es lo que hay, qué sabia Sebastián”, decía Fernanda.
Un pueblo que espera la verdad
Sebastián es uno más de tantos jóvenes despojados de su vida, uno más de nuestra miseria humana, que permite la impunidad, que justifica. “Sebastián estaba marcado por la policía, lo perseguían y hostigaban, acá hay un asesino suelto, porque no vino alguien de afuera y le disparó. Está acá y hubo una institución que encubrió”, repetía una y mil veces Fernanda.
Y esta historia tal vez hoy nos duela un poquito más, porque el 19 de febrero, se cumplió el primer aniversario del momento en que Fernanda también marchó con Sebastián. Hasta su último respiro dedicó a esta lucha, lucha que tal vez la llevó a enfermarse. Firme y aguerrida, dejó varias puertas abiertas que fueron fundamentales para que el pueblo abriera un poco los ojos, y ponga en discusión el accionar de la policía, y la veracidad del médico; irrumpiendo en el sentido común de una sociedad que en un primer momento transmitía la idea de “por algo será” o “andaba en cosas rara” como si eso justificara la muerte de alguien, trayendo a la memoria las mismas frases de la dictadura militar, de la que este río también fue testigo. Romper esa idea tan armada, fue mérito de su mamá, que nos convenció de que algo estaba mal y que esa verdad, no era sólo para ella, sino que es una verdad que todo el pueblo se merece.
Hoy Punta Indio sigue reclamando justicia a la espera del juicio al médico forense. “Este médico me imposibilitó por dos años a que yo supiera la verdad. Esa verdad que se podría haber descubierto al otro día, saber quién disparó”, fueron sus últimas palabras en el cuarto aniversario, pensando la posibilidad de que desde ahí se desprendan pistas para llegar al asesino.
Desde aquí, parados frente al río, en el mástil en su memoria inaugurado por Fernanda en el 2do Aniversario, se levanta una vez más esa bandera con el rostro de Sebastián, se reafirma el pedido de justicia. “Porque mirar a un costado es hacernos daño, porque callarse es liberar la zona a la corrupción, a la mentira”, bajo estas consignas, los y las vecinas de Punta Indio, están organizando el 1° Festival Cultural por los Derechos Humanos, en la playa de Punta Indio el domingo 25 de febrero.