“Uno tiene que asociar la idea de revolución a un volcán de magma líquido e incandescente, que avanza y cambia a su paso”. Con estas palabras, el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, definió el proceso revolucionario que se está desarrollando en su país desde el 2005, cuando el presidente Evo Morales asumió el poder.
Por María Laura D´ Amico
El discurso de García Linera se realizó durante la entrega del título Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de La Plata, realizada el jueves pasado por la presidencia de la Universidad Nacional de La Plata, en el marco del Segundo Congreso por la Integración Política Regional (CIPR). El premio fue dedicado por el vicepresidente, visiblemente conmovido, “a un pueblo muy sacrificado, muy trabajador, muy luchador: el pueblo boliviano”.
Con precisión de catedrático formado en Matemática y en Ciencias Sociales, García Linera retomó conceptos de Marx, Lenin y Gramsci, a los que fundió con la “relación metabólica entre el ser humano y la naturaleza” para explicar con coherencia el proceso revolucionario que se está desarrollando en Bolivia en torno a dos corrientes de pensamiento: el marxismo y el indianismo.
La primera “es una corriente que nos vincula a la lucha universal por una sociedad distinta post capitalista, nos vincula a la lucha de clases, a la lucha por el poder, contra la explotación y la dominación del capitalismo”. Mientras que el indianismo “como corriente ideológica, política, cultural, filosófica y religiosa, nos permite hablar de naciones que se movilizan por lo cultural antes que por lo estrictamente económico”, expresó.
El proceso revolucionario en Bolivia
Ante un auditorio repleto de estudiantes, integrantes de la comunidad boliviana y organizaciones sociales que interrumpían con aplausos a cada rato su relato, García Linera recordó que cuando Evo Morales ganó las elecciones presidenciales de 2005 con el 54 por ciento de los votos era “gobierno pero no todavía poder porque seguía la vieja estructura estatal de la burocracia, con sus viejos esquemas y su ideología conservadora”.
Con herramientas de las Ciencias Sociales que García Linera adquirió en los cinco años de prisión en la cárcel de San Pedro, explicó que esta situación de repartición de poder no puede sostenerse indefinidamente.
“Al presidente Evo lo quisieron sacar del gobierno. Era el primer presidente en 50 años que ganaba con el 54 por ciento. Otros presidentes habían ganado con el 22 o el 28 por ciento y nunca se habló de un revocatorio. Pero claro, entro el indígena al gobierno, con el 54 por ciento y ahí se inventaron el revocatorio. ¿Y cuál fue el resultado? En vez de obtener el 54 por ciento, obtuvo el 67 por ciento”, relató.
El golpe de 2008 y el rol de la Unasur
De traje gris y con una destreza notable para la oratoria, el vicepresidente recordó que tras la revocatoria la derecha “no aceptó su derrota” y realizó un golpe de Estado. “Del 9 al 13 de septiembre de 2008 Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija tomados por las fuerzas de la derecha. Instituciones saqueadas, policía rodeada, militares atacados y a los jóvenes conscriptos arrancadas sus armas. El presidente Evo solamente gobernaba en La Paz, en Oruro y en Potosí. El resto de los departamentos estaban bajo el control absoluto de la derecha”, indicó.
El embajador norteamericano reunió entonces a los gobernadores que apoyaban al golpe “para planificar conjuntamente cómo hacer el cerco final al gobierno y al presidente. ¿Cuál fue la respuesta veloz que se tomó? Lo primero que hicimos fue expulsar al embajador norteamericano. Lo segundo, preparar una gran movilización. Habíamos nacido de los sindicatos, de las comunidades, de los movimientos y de las organizaciones sociales, campesinas, indígenas, populares, obreros, vecinales. Eso éramos”.
“Eran días duros –recordó García Linera-. Todo pendía de un hilo. De si las fuerzas armadas mantenían la lealtad o alguien se daba vuelta”. Contó que con la movilización desde el norte hacia la medialuna del sur que lidera Santa Cruz el gobierno de Evo comenzó a recobrar poder.
Agregó: “Ahí no cabe duda que junto con la movilización social, el papel que tuvo Unasur y en particular el presidente Néstor Kirchner y del Presidente (Fernando) Lugo porque permitieron convocar a Unasur”. El organismo “se reunió de emergencia, se hizo presente en Bolivia y convocó a los presidentes para poyar el proceso democrático. La correlación de fuerzas fue rápidamente cambiando”, aseguró.
“Estaba claro que Evo, yo y el grupo que lo acompañaba estábamos dispuestos a todo. No habíamos llegado al gobierno para recular ante la primera crisis”, mientras que la oposición ponía en “riesgo su empresa, su cuenta bancaria, su acumulación” y por eso decidió retroceder. “Ahí se dio lugar a la aprobación de la nueva constitución política del Estado” denominada Estado Plurinacional de Bolivia, elección en la que Evo sacó el 63 por ciento.
La etapa de las contradicciones
Siguiendo con su esquema, para García Linera Bolivia se encuentra actualmente en la “etapa de las contradicciones creativas” del proceso revolucionario. “Revolución es transformación, avance y retroceso, pelea, crisis, enfrentamiento, nuevo avance, nuevo retroceso, y un nuevo salto par adelante. Eso es revolución”- afirmó con vehemencia-. “Sólo en el papel uno puede hablar de las revoluciones que se cumplen o un camino preescrito de avance y tranquilidad. No. La revolución es flujo, es como un volcán que ha erupcionado. Por una parte se cosifica, por otra parte es lava que derrite todo a su paso, vuelve a solidificarse, vuelve otra oleada de magma que derrite lo cosificado y avanza más allá para volver a cosificar, para volver a ser repasado por otra ola de lava”.
Para García Linera, “las contradicciones creativas son los problemas que enfrenta un proceso revolucionario” y en el caso de Bolivia el rasgo más importante se expresa en la contradicción que emerge de un gobierno compuesto por una coalición de organizaciones sociales, indígenas, campesinas, obreras, populares, y la necesidad de monopolio de la fuerza que requiere todo Estado.
“Gobierno de movimientos sociales es una contradicción creativa porque por una parte tienes que ser Estado para defenderte, tienes que monopolizar decisiones para enfrentar al adversario, a la oligarquía, al imperialismo, el poder de las transnacionales, pero por otra parte si eres movimiento social tienes que democratizar las decisiones” explicó.
Para “salir de estas contradicciones”, retomó el concepto de “Estado integral” planteado por Gramsci, que propone que la sociedad civil gradualmente va asumiendo decisiones sobre el Estado al punto de que se van disolviendo sus decisiones en la propia sociedad civil.
El Socialismo Comunitario del Vivir Bien
García Linera no se privó de resaltar los mayores logros obtenidos por el gobierno que integra y resaltó que con la nacionalización de los recursos naturales –gas, petróleo, electricidad, agua potable y telecomunicaciones- el Estado boliviano obtuvo un gran excedente económico: “Hace siete años la inversión pública era 600 millones de dólares. Nada. El día de hoy, 6 años después, son 5 mil millones de dólares”.
Agregó que “ese excedente hay que usarlo en derechos: escuelas, hospitales, caminos, luz eléctrica agua potable, servicios básicos para una población que fue abandonada, la más pobre de América latina. No se olviden que hasta hace 7 años el 60 por ciento de los bolivianos era pobre”, remarcó.
La fusión del marxismo y el indianismo que permite explicar el proceso revolucionario de Bolivia produce –en palabras de García Linera- “algo espectacular”. Y añadió que “esta fusión entre lucha social, anticapitalista, y lucha propugnadora de la comunidad y de la relación dialógica entre ser humano y naturaleza, es lo que estamos construyendo en Bolivia”.
Ese proceso es el que ha sido denominado “Socialismo Comunitario del Vivir Bien». “Complejo, difícil, con muchas dificultades –confesó García Linera-, pero no cabe duda de que en Bolivia se está construyendo algo muy novedoso, muy creativo que en cierta medida puede alumbrar, ayudar a las luchas de otros pueblos”.