Con la propuesta de escribir poemas que funcionaran como epitafios para recordar a los fallecidos en la tragedia del 2 de abril, el defensor oficial y poeta platense Julián Axat convocó a distintos escritores. El trabajo colectivo está a punto de publicarse en la La Plata Spoon River, una antología donde cada poema lleva el nombre de una víctima. Adelantamos algunos textos.
“Si no hay justicia hay poesía”, decía la firma del primer correo electrónico de Julián Axat, que parafraseaba aquella consigna con que los HIJOS llamaban a señalar las casas de los represores impunes: “Si no hay justicia hay escrache”.
El mail era provocador: “Usted ha sido invitado a escribir un poema en función del nombre de una de las víctimas de la inundación”. Si el escritor respondía, se le asignaba uno y tenía una semana para escribir. Corría el mes de junio y todavía estaba en discusión la cantidad de víctimas fatales del naufragio platense del 2 de abril, que el gobierno provincial intentó acotar y ocultar. La investigación periodística de esta revista, las denuncias iniciales de Axat y los avances de la causa conducida por el juez Luis Arias desmontaron esa mentira. “A esta altura el número no ha sido clausurado, pues resta investigar un procedimiento espurio de ocultamiento-adulteración de las defunciones”, explica el defensor oficial del fuero penal juvenil, además poeta y director de la colección “Los detectives salvajes” de La Talita Dorada, que en abril —en plena vorágine por la catástrofe social— imaginó La Plata Spoon River.
Se inspiraba en la obra Spoon River Anthology (1915), del poeta y abogado Edgar Lee Masters. “La antología tenía que retomar el punto de partida del epitafio, y relacionar el agua con la poesía y la voz de los muertos —explica Axat—. A cada poeta le correspondería ser la máscara de otro, pero desde sus obsesiones. Cada poema experimentaría el verso libre y llevaría como título el nombre y apellido de alguna de las víctimas del temporal. En este caso no se inventarían epitafios de personas imaginarias enterradas en un supuesto cementerio de un conjetural pueblo llamado Spoon River. El riesgo de algo demasiado real surgía como inversión y base de la Antología La Plata Spoon River”.
Como adelanto exclusivo de La Pulseada, en nuestra edición impresa publicamos un fragmento del prólogo del libro y cuatro poesías: “Alicia Shimizu” y “Cristhian David Mendoza Benítez”, de nuestros compañeros Josefina Garzillo y Daniel Badenes, respectivamente; y “Lía Angélica Marconatto”, de Silvina Iñiguez; “María Beatriz Velinzas”, de Nicolás Prividera.
2 commentsOn Poesía para las víctimas de la inundación
Magnífica idea.Todavía se puede contribuir?
Sólo le pido a Dios
Que los muertos por los saqueos no me sean indiferentes.
Que la reseca muerte de policías, vecinos y vándalos
No me encuentre bailando
Ni la celebración por la democracia
Me encuentre cantando
Mientras el monstruo blanco que pisa muy fuerte
Recorra las calles de las ciudades y pueblos del interior
Donde, lejos de la Plaza de Mayo,
Se sienta el miedo del vacío de poder
De la ausencia de la policía
Y de la indiferencia de Gieco, Heredia y Pablo Echarri.
Sólo le pido a Dios
Que el chino quemado en Glew no me sea indiferente
Por ser chino
O los muertos de Chaco por ser chaqueños
O los tucumanos por ser norteños.
Sólo le pido a Dios que las que supieron defender a los desaparecidos
Identifiquen a los muertos de los saqueos
Y a los de Once
Y a los de los diarios asesinatos.
Aunque sean policías
Que tengan que hacer horas libres para sobrevivir.
Sólo le pido a Dios
que los argentinos no seamos indiferentes.
Y que acompañemos a los fiscales corajudos
A los periodistas valientes
Y a los jubilados que hacen colas bajo el sol
Y que no pueden acuartelarse
Sólo le pido a Dios
Que comencemos a creer en relatos verdaderos
O por lo menos creíbles.
Y que la Cadena Nacional y el Fútbol para todos
No nos engañe.
No somos un país de buena gente.
Sólo le pido a Dios
Que recordemos a los “escondidos”
De las inundaciones platenses
Y los hambrientos de sed de Formosa
Y los hambrientos de cultura y de trabajo.
P. Lucio Florio