El gobierno de Isabel Perón y la triple A impidieron que viera la luz la Misa para el Tercer Mundo escrita por el padre Carlos Mugica. No dejaron que se presentara en vivo y destruyeron los 50.000 discos que estaban a punto de salir a la venta. “Tú que nos arrancas del egoísmo impulsándonos a luchar contra la explotación”, dice parte de la letra, tan desconocida como esta historia.
Por Carlos Sahade
Subnotas
- Misa para el Tercer Mundo, por Carlos Mugica
- Los protagonistas
- Con el sello del lucro
- “Sin justicia no hay Eucaristía”, por Tony Fenoy
- La presentación de Rodolfo Lar y Carlos Mugica
Es difícil contar lo que ocurrió hace 40 años cuando los hechos fueron ocultados y silenciados sus protagonistas. No podemos estar seguros de fechas ni lugares, esos datos que nos resultan casi indispensables para darle verosimilitud a algo que parece irreal. Después de tanto tiempo, cuatro meses son días, Paraguay y Montevideo termina siendo Rodríguez Peña entre Av. Santa Fe y Marcelo T. de Alvear y el Renault 4L que “me acuerdo bien que era blanco” es azul para otras fuentes. Sin embargo, vale la pena el intento aunque queden datos sueltos y muchas preguntas sin responder…
Génesis
En 1973 el padre Carlos Mugica escribió la Misa para el Tercer Mundo, una versión libre de la ofrenda religiosa no destinada al uso litúrgico sino a promover la revolución de Cristo y el hombre nuevo. Roberto Lar musicalizó las estrofas y convocó al famoso Grupo Vocal Argentino Nuevo, que seis años antes había grabado con singular éxito la Misa Criolla de Ariel Ramírez. El propio Mugica asistía a los ensayos y daba indicaciones. Participaron cincuenta de los mejores músicos (Domingo Cura, Kelo Palacios, Oscar Alem, Domingo Mancuso, entre otros), pese a lo cual la grabación se hizo en menos de un mes: del 10 de diciembre de 1973 al 8 de enero de 1974. Al poco tiempo, el 11 de mayo la Triple A asesinó al padre Mugica. Después de varios meses y de muchas cavilaciones, se decidió homenajearlo lanzando el disco y presentando la Misa en vivo en el Instituto de Cultura Religiosa Superior de Buenos Aires. El Ejército irrumpió en el ensayo y destruyó los 50.000 discos que se habían editado. Sólo se salvaron algunos ejemplares, los que habían sido entregados a los músicos y dos o tres que rescató Julio García, ejecutivo de la RCA Víctor, el sello grabador.
Era septiembre de 1974. La Triple A asesinaba al vicegobernador de Córdoba Atilio López, al ex subjefe de policía de la provincia de Buenos Aires Julio Troxler, al abogado Silvio Frondizi… Recibían amenazas de muerte Rodolfo Puiggrós, Agustín Tosco, Nacha Guevara, Horacio Guaraní, Luis Brandoni, Norman Briski y Héctor Alterio. Los Montoneros secuestraban a los hermanos Juan y Jorge Born. Una bomba mataba al ex titular del Ejército chileno Carlos Prats y su esposa. Felipe Romeo, director de El Caudillo, revista vocera de la Triple A y la CNU, advertía desde su columna editorial que “el mejor enemigo es el enemigo muerto” y el diario La Opinión, que cumplía 1.000 ediciones, aseguraba que “quizás lo único que se pueda celebrar es haber vivido un día más”.
Después, el golpe, la dictadura y el terrorismo de Estado desembozado que ya no necesitaba apelar a grupos paramilitares o parapoliciales. Los músicos que habían grabado la Misa para el Tercer Mundo se exiliaron dentro o fuera del país y anduvieron metidos “como la cigarra”, cuenta el contratenor Fernando Collados, uno de esos artistas.
Debieron pasar 33 años para que saliera a la luz al menos algo de aquella Misa para el Tercer Mundo. Cientos de personas acudieron al homenaje brindado al padre Mugica el 13 de mayo de 2007 en la iglesia de la Santa Cruz, de San Cristóbal. Según la crónica que publicó al día siguiente Página/12, los presentes recitaron, sin música, las “letras fotocopiadas y distribuidas en cada banco” de la Misa escrita por el cura en 1973.
“El disco original se editó en 1974 con la autorización de RCA de Estados Unidos, como se hacía con todos los discos, pero en ese momento hacer un disco con Mugica era como si te dijera en este momento en Nueva York hacer un disco con Bin Laden”. El testimonio recogido en aquella ocasión por ese diario pertenece a Daniel García, hijo de Julio García de la RCA, quien cumplió con la voluntad de su padre de dar a conocer los LP que había guardado.
Según la mencionada crónica, el disco de Mugica fue “declarado de ‘interés cultural’ por la Secretaría de Cultura de la Nación y relanzado por Sony”. Sin embargo, la realidad le sigue dando la razón a quien desde el sitio “Canto Nuevo” asegura que “este disco no es un incunable, sino un nonato”.
En mayo pasado, al cumplirse 40 años del asesinato del padre Mugica, la televisión pública organizó un homenaje en el que se iba a difundir un fragmento de la Misa para el Tercer Mundo. Con muy poco tiempo, el Agnus Dei fue preparado por un grupo más que singular: coros y orquestas juveniles de la Villa 31 de Retiro bajo la dirección de Néstor Tedesco con arreglos de Mariano Kosiner Blanco y la participación del cantante Galo García que formó parte del Grupo Vocal Argentino Nuevo en la grabación original de la obra. 183 artistas estuvieron seis horas en el canal y cuando terminaba el programa les dijeron que no había tiempo para presentar los tres minutos de la obra de Mugica.
La Misa sigue nonata.
Los amigos, en orsai
Ricardo Capelli, amigo del padre Mugica, estaba con Carlos cuando lo asesinaron y recibió cuatro impactos de bala. “Sólo puedo dar detalles que son muy básicos”, advirtió ante la consulta de La Pulseada. Aseguró que el cura “escribió la Misa en soledad consultando con alguno de sus colegas” y que él fue quien le presentó a Roberto Lar, que también era su amigo, para que hiciera la música.
“Puedo hablar de mil cosas pero de eso no… Mis disculpas porque creo que es la primera en la que me agarran en orsai”, dijo Capelli y sugirió dirigir la consulta a Domingo Bresci, ex compañero de seminario de Mugica, amigo y cofundador del grupo de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
“Si a Capelli, que lo acompañaba a todos lados, lo agarraron en orsai, a mí me agarran fuera de juego porque no sé absolutamente nada. No puedo aportar ningún dato porque yo me enteré de la Misa cuando ya estaba hecha. Lo que sí puedo decir es que eso de la misa no se charló en el grupo, como se hizo con otras cosas”.
—¿Qué concepto se manejaba en ese momento de la cultura como motor de las transformaciones?
—Se hablaba bastante de la revolución cultural y de la revolución cultural china, es decir que se le daba importancia. Ese era un tema que salía y la misa está dentro de ese concepto. Si bien no era lo habitual ya que Carlos trabajaba directamente en lo social en la villa, hay muchas cosas de él que tocan aspectos culturales. Además, teníamos lecturas sobre ese tema como “El hombre unidimensional” de (Herbert) Marcuse que hace un planteo más bien cultural. Es lo que te puedo ofrecer porque todo lo que sé es que no sé nada. Esa es la realidad.
Un proyecto revolucionario
Galo Hugo García tiene 72 años. En 1966 el Chango Farías Gómez lo convocó para crear el Grupo Vocal Argentino. También integró Los Bachilleres con Oscar Cardozo, Quinto de Cantares, Buenos Aires 8, Gente de Canto, Sin Límites y Los Andariegos. Grabó con Osvaldo Fresedo, hizo dos discos en dúo con Pehuén Naranjo, tiene un CD como solista y otro junto a su hija Florencia García. Estudió en La Plata y es dueño de “Farmacia García. El boticario de Villa Adelina”, donde ejerce su profesión desde “un costado bastante espiritual”.
Con su sonrisa amplia recibe a La Pulseada en su casa de Tigre a la que llegamos luego de una serie de explicaciones dentro de las cuales no falta la referencia a una bifurcación en la que “lamentablemente hay que tomar a la derecha”. Sobre la mesa está el disco que durante años escondió junto a la Cantata de Santa María de Iquique grabada en 1969 por el grupo chileno Quilapayún: MISA PARA EL TERCER MUNDO. Intérpretes GRUPO VOCAL ARGENTINO NUEVO. Música Roberto Lar. Letra Padre Carlos Mugica. Galo aclara que lo de “Nuevo” se debe a que cuando Roberto Lar los convocó “estábamos desarmados como grupo” y el Chango Farías Gómez no lo integró. Según el periodista Alejandro Tarruella, que estuvo vinculado muchos años al músico, esto se debió a que él solía “hacer sus experiencias y partir”. De hecho, al poco tiempo formó un trío memorable con Kelo Palacios y Dino Saluzzi.
“Se trataba de un proyecto revolucionario”, enfatiza Galo García y recuerda que el propio padre Mugica iba una vez por semana al lugar en donde ensayaban para dar indicaciones.
—¿Qué les pedía?
—Que se entienda bien la letra… ¿Por qué no hacés algo para que se entienda más?, le pedía a Roberto Lar que era un tipo muy agradable, muy buena persona al que conocíamos como músico publicitario: era uno de los cracks de los jingles y del jazz. Lo que buscaba Carlos era que se escuchara, entendiera y recordara la letra, lo que lamentablemente no se pudo comprobar porque para que la gente cante algo lo tenés que difundir. Pero no hay nada de la letra que no se entienda: se entiende todo, todo, todo. Inclusive cuando los graves trabajan solos, que no tienen tanta penetración como las voces agudas, se entiende perfecto. Además, la escuchás y no podés mirar para otro lado: tenés que escuchar lo que dice y si no estás de acuerdo al menos te va a molestar.
—Esa era también la característica de la música folclórica de la década de los ‘70, de la música testimonial…
—Sí, tiene que ver con lo testimonial. Testimonial, tal cual, que no es de protesta. Así es como lo vivimos y así es como lo defendió Mercedes (Sosa) en un reportaje histórico. En televisión uno de esos periodistas que no son los que más me gustan, le preguntó, cuando nacía el nuevo cancionero, por qué cantaban canciones de protesta. Mercedes le dijo: “Nosotros cantamos canciones testimoniales. Contamos lo que pasa. No son protestas”. No eran momentos de cantar otras cosas.
—¿Y las charlas con Mugica eran sólo en torno a la Misa?
—Sí. Él era un tipo hiperactivo. No es que venía a tomar mate y a pasar la tarde. Era absolutamente ejecutivo: venía, escuchaba 15 minutos, media hora, intercambiaba opiniones con el arreglador, nos saludaba a todos y se iba.
—¿Alcanzó a escuchar la Misa grabada?
—Sí, y le gustó. Además, tenía una cabeza muy renovadora porque acordó con Roberto Lar incorporar el Génesis que no tiene nada que ver con la Misa. Primero que no es de Roberto Lar sino de otro autor y después porque era música electrónica, una cosa renovadora para la época. En el ‘74 música electrónica era muy raro…
—¿Y a vos qué te parece musicalmente la Misa?
—Me encanta. No comparto el Génesis porque soy cantor y ese tipo de música mucho no la entiendo, pero tal como está armado hay cosas del Génesis que me emocionan mucho.
Las balas y el homenaje
El sábado 11 de mayo Carlos Mugica había terminado de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano. Cuando se disponía a subir a su Renaul 4-L azul fue tiroteado por Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la Triple A. En el Hospital Salaberry alcanzó a decir: “¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!”.
Fernando “Penano” Collados, que entró al Grupo Vocal Argentino Nuevo en lugar del Chango Farías Gómez, recuerda al padre como “un tipo muy trabajador, inquieto, dinámico, hiperactivo y muy bonachón. A los ensayos de la Misa venía solo en su ‘cuatro latas’ —como le decía yo al 4L— blanco y siempre estaba a mil, pero te dejaba intervenir y aceptaba cualquier tipo de comentario que le pudiéramos hacer. Pero lo importante de Mugica fue su combatividad y la letra de la Misa es combativa. Él era combativo”.
El músico Roberto Lar quedó muy asustado y pese a que los discos estaban hechos, “teníamos la duda si sacar o no la Misa porque era como utilizar esta horrible situación para promocionarla. Creo que pasó un tiempo hasta que nos decidimos a presentar la obra”, le dijo Collados a La Pulseada.
“Roberto Lar —precisó Galo García— hizo una adaptación para un grupo reducido de músicos porque no podíamos contar con los 50 que habían participado en la grabación y estábamos ensayando en el teatro de un colegio bastante famoso que está por Paraguay y Montevideo cuando llegó el Ejército. No nos llevaron pero nos dijeron que eso no se podía hacer y suspendieron todo. Ahí tomamos dimensión de la gravedad… Estábamos ensayando en el teatro, colgados de la rama y jamás pensamos que iba a haber semejante respuesta. Después que lo mataron a Mugica pensamos que esta era la forma de homenajearlo”.
El mismo día, que casi todos aseguran que fue el 23 de septiembre de 1974, por decisión del gobierno se allanó el local de la RCA Víctor ubicado a pocas cuadras del Instituto de Cultura Religiosa Superior de Rodríguez Peña 1054 donde se iba a presentar la Misa. En el sello grabador destruyeron los 50 mil discos y el master.
La compañía debió permanecer cerrada un par de días. “Estaban desesperados porque había gente entusiasmada con el proyecto y, además, un gran compromiso económico porque todo eso había costado mucho dinero. Nosotros –continúa Galo- habíamos puesto el cuero, habíamos cantado y ahora teníamos que cuidarnos, escondernos y bancarnos lo que viniera”.
Una nueva frustración
En abril de este año, Galo García recibió la propuesta de volver a hacer la Misa para el Tercer Mundo con el coro y la orquesta juvenil de la Villa 31 en el homenaje al padre Mugica que iba a transmitir Canal 7 al cumplirse 40 años de su asesinato. En pocos días era imposible arreglar toda una obra escrita especialmente para cinco voces, pero “me pareció realmente emocionante poder hacerlo con pibes y pibas de 10, 11 y 12 años cantando y tocando instrumentos como corno, trompeta, violines”. Se optó por un fragmento, el Agnus Dei, y Mariano Kosiner Blanco hizo el arreglo. Se trabajó contrarreloj.
Galo García relata lo sucedido el sábado 10 de mayo en Canal 7: “Llegamos a las dos de la tarde y el estudio recién estuvo preparado dos horas después. La organización fue muy deficiente porque había 180 chicos que para estar a esa hora tuvieron que salir temprano. Ergo, tenían hambre. A eso de las tres de la tarde llegó un carro lleno de sándwiches que no alcanzaron. Finalmente ensayamos y cuando ya teníamos la obra a punto cayó León (Gieco), a quien admiro, y el director dice: ‘pará esto y hacemos a León que es rápido’. Rápido nada. León se llevó todo el tiempo y en el medio vino alguna autoridad a hacer un reportaje y los pibes, la orquesta y yo, esperando. Hasta que ‘bueno, acá terminó. No podemos seguir’.
—¿Qué creés que pasó?
—La obra no es conocida. El director del programa no sabía qué era la Misa para el Tercer Mundo… A mí me preguntaron: “¿Esta misa la hizo el Padre Mugica?”, dudando sobre de dónde venía.
—O sea que fue por no conocerla, no valorarla y no por un acto de censura.
—No, no creo para nada que sea censura. Digo que fue descuido, desinformación, desorganización… Se presentó un homenaje al Padre Mugica como si fuese un show y no era un show. Había un trasfondo emotivo en el que estábamos todos comprometidos pero básicamente los niños que habían aprendido esto, ensayado y, además, los músicos lo habían arreglado porque esto no se podía transcribir.
—Es que la Misa y su historia se tapó durante tanto tiempo…
—A veces me da por pensar a quién le puede interesar todo esto.
—Qué predestinación: abortó el proyecto del disco y abortó una cosa preparada con el compromiso villero de los pibes.
—De seis horas que estuvimos en el canal no hubo tiempo para hacer una obra que dura tres minutos, que es lo que dura el Agnus Dei. Pero además, en el homenaje a Carlos Mugica esa era la única obra perteneciente a Carlos Mugica. Y León cantó “Carito”, preciosa canción pero qué tiene que ver, y Ligia Piro cantó “Los pastores”. ¿Cuál es la coherencia? Los chicos fueron parcialmente rescatados porque en este programa de la música de los barrios villeros, ya habían ensayado “Carito” y “Los pastores”, así que tocaron y cantaron, pero no cantaron lo de Mugica que era, para mí, el verdadero homenaje. Creo que en algún momento se volverá a hacer la Misa. De hecho los directores serios como Popi Spatocco, un tipo que yo respeto mucho, me dijo que iba a hablar con Teresa Parodi porque “esto lo tenemos que hacer”.
—Además, era la oportunidad de contar lo que había pasado con la Misa para el Tercer Mundo.
—Sí. Creo que es desconocimiento porque hubo todo un movimiento para hacer desaparecer la misa. Y desde nosotros también. No hubo conexión como para empujar este proyecto. Tal vez no estábamos preparados para las cosas que pasaron.
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