Philomena
Dirección: Stephen Frears
Gran Bretaña, 2013, 98 minutos
La responsabilidad de la Iglesia irlandesa en el tráfico de bebés de madres solteras ya había sido denunciada por The Magdalene Sisters (2002), de Peter Mullan. La reciente comprobación de que en un convento de Tuam se halló una fosa común con los cuerpos de casi 800 pequeños reflotó el tema. Philomena da cuenta de un hecho real vinculado al mismo asunto. Es el caso de una mujer que hace 50 años fue alojada, embarazada de lo que para entonces era un “hijo ilegítimo”, en un orfanato religioso donde a cambio de dinero entregó al niño en adopción, contra la voluntad de su madre. Philomena Lee jamás se resignó a perder a ese hijo y quiere dar con su paradero. Cuenta para ello con el apoyo de un cronista desocupado de la BBC, Martin Sixmith, que piensa aprovechar la historia para escribir un libro. Semejante argumento podría haber dado lugar a un filme sensiblero pero Stephen Frears logró eludirlo. Prolífico y ecléctico, este cineasta británico ha dirigido elogiados filmes independientes como Ropa limpia, negocios sucios (1985), aceptables producciones de alto presupuesto como Relaciones peligrosas (1988), o cintas igualmente caras pero anodinas como La reina (2006). En esta ocasión su gran acierto fue hacer foco en la pareja despareja formada por esa mujer sencilla que pese a todo no ha perdido su fe y capacidad de perdón y ese arrogante egresado de Oxford muy escéptico y algo cínico. Las idas y vueltas de su relación se van tiñendo de humor y ternura. El resultado no hubiese sido el mismo sin dos grandes actores como Steve Coogan y sobre todo Judi Dench, dueña de una de las cuatro nominaciones al Oscar que se llevó la película.
Carlos Gassmann