Tony Fenoy, integrante de La Pulseada Radio y parte del Colectivo de Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier” analiza una vez más el silencio cómplice de la Iglesia Católica. Ahora en tiempos de Macri.
La frase que hace de título en esta columna (sin signos de interrogación), corresponde a una de las primeras alocuciones del papa Francisco, que es Bergoglio, a los sacerdotes católicos. Personalmente la interpreté como un pedido para que los presbíteros caminen y sean uno con el pueblo, especialmente el más pobre y desamparado. Que no se crean miembros de una casta superior ni hablen desde un pedestal, con aires de superioridad y suficiencia, sino que compartan, como dice el Concilio Vaticano II “Los gozos y las esperanzas, las angustias y las tristezas” del género humano todo.
Indudablemente, esto contrasta con el silencio atroz (¿y cómplice?) de gran parte del episcopado argentino frente a las distintas medidas que ha tomado el gobierno nacional en estos 45 primeros días de mandato. Enorme transferencia de recursos de los sectores populares a los sectores concentrados, despidos a mansalva en los sectores público y privado, aumentos exorbitantes en los precios de la canasta básica y en los servicios públicos que afectan el bolsillo de lxs trabajadorxs y lxs más pobres. Todo esto acompañado de ninguna medida que sostenga el poder adquisitivo del pueblo y realizado a través de una catarata de decretos de necesidad y urgencia, dejando de lado al Congreso nacional y el tan declamado “espíritu republicano” durante la campaña electoral.
¿Dónde están los obispos? ¿Del lado de quiénes? Las únicas intervenciones fueron un video escandaloso por el año de la misericordia en donde participaron periodistas del Grupo Clarín, algunos cómplices de la dictadura, y el aval del presidente del episcopado, José María Arancedo, al nombramiento inconstitucional por decreto para juez de la Suprema Corte del Dr. Rosatti, porque está en contra de la despenalización del aborto………… ¿Qué vida defienden nuestros obispos? Siempre se preocupan de la vida antes de la vida y de la vida después de la vida, pero las angustias, dolores y tristezas concretos de nuestro pueblo no están dentro de su agenda.
Como históricamente en nuestra patria, salvo algunas excepciones, los obispos argentinos están del lado del poder real y de las grandes corporaciones, acordándose de lxs que más sufren solamente en documentos que nadie lee.
Pienso en el Proyecto Revolucionario de Jesús de Nazaret y en su práctica concreta de construcción desde y con lxs más pobres de su pueblo, en su denuncia profética frente a los poderes concentrados de su tiempo y en su asesinato por enfrentarse a quienes depredaban a lxs pobres y me pregunto: nuestros obispos ¿son pastores con olor a oveja o con olor a LOS DUEÑOS de las ovejas?
Antonio D. Fenoy
Coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación
“Pichi Meisegeier”