El presidente que “no va a robar porque ya tiene 25 empresas”. El desinterés. La apuesta por votar “con la cabeza”. Testimonios desde las calles de Asunción, mientras el país buscar recuperar la democracia.
Por María Laura D’Amico y Cristian R. Lora /
Desde Asunción. Especial para La Pulseada
¿Con qué expectativas vino hoy a votar? —preguntó La Pulseada a una mujer que salía de votar.
—Para cumplir. No tengo interés ni en el Estado. Tengo una empresa privada —respondió Nilda.
El colegio Naciones Unidas está ubicado en el barrio obrero de Asunción. Allí, decenas de paraguayos forman filas para emitir su voto. En este país, el sistema electoral cuenta con un sistema de boleta única, el “boletín”, donde los electores deben marcar con lapicera al candidato elegido.
“Horacio Cartes (el candidato del partido Colorado) es el único presidente que no va a robar porque ya tiene todo. Tiene 25 empresas, ¿para qué quiere más la plata? —dice Matilde—. Estuve viviendo seis meses en Estados Unidos. Ahí se ve que no van a aceptar jamás si él es narcotraficante. Sus productos se venden allá. Yo espero de Cartes que ponga trabajo, que les ayude a los pobres. Yo sé que va a ayudar porque es un señor carismático y bueno”, agrega.
Tras elegir sus preferencias los votantes depositan los boletines sobre bolsas transparentes que cuelgan desde las mesas controladas por las autoridades. Antes de retirarse, deben sumergir el índice derecho en tinta azul indeleble. Un dispositivo de seguridad para evitar que la misma persona volva a votar en otra mesa. La elección transcurre ante observadores internacionales.
“Por el momento todo está muy tranquilo y espero que no gane ni el Liberal ni el Colorado —asegura Flavia salir del centro de votación. Casi murmurando asegura haber votado por Miguel Carrizosa, candidato por Patria Querida (dentro del fragmentado arco progresista)—. ¿Por qué lo voté? Es que hace tanto tiempo que no gana…”, reflexiona, casi con pena.
“Yo vine a distribuir mi voto, no fue un voto cerrado —Héctor asegura a esta revista que ningún partido le convence pero que hay personas que valen la pena. Cuenta haber votado por Cartes, a quien dice conocer personalmente—. Antes, el 80% votaba por el color del partido, pero ahora se vota a la persona”, explica.
Yenny caminaba desde el colegio Naciones Unidas hacia su lugar de votación. “Voy con la expectativa de levantar el país votando con la cabeza y no con el fanatismo —expresa—Creo que todos los jóvenes estamos con esa idea de dejar de lado el fanatismo, porque por el fanatismo llegamos adonde estamos”, contó.