De la escritura de un libro al lector, quizá el eslabón más oscuro y difícil y a la vez menos creativo sea la distribución. Para hacerse cargo de ese rol nació Malisia. Pero no sólo como distribuidora y librería: también como espacio de discusión y de fomento de la edición independiente de literatura y periodismo. La presentamos y lo celebramos.
Por Juliana Celle
Cada día es más notable en La Plata la proliferación de producciones musicales, plásticas y literarias, entre otras. No es casual, entonces, que hayan nacido y crecido en esta ciudad proyectos como la editorial Pixel, el colectivo de editores Club Hem o la revista cultural independiente Estructura Mental a las Estrellas, y que éstos hayan engendrado una distribuidora y estantería de libros y revistas. Nació y se llama Malisia. Contiene otras editoriales adentro. Y está esperando autores que quieran publicar.
Desde este colectivo de escritores y editores (ahora distribuidores) identificaron “cierto giro en el porteñocentrismo” debido a la saturación de producciones en el mercado, como explica Verónica Luna, de Estructura Mental. Tanto Capital Federal, como otras ciudades del país miran a La Plata deseando incorporar en sus estanterías a los autores y editoriales locales, así como insertar sus producciones en el mercado platense.
El proyecto nacido en abril en la casa cultural C’est La Vie (55 e/ 4 y 5) surgió para cubrir “ciertas necesidades evidentes —explica Luna—. Algunas editoriales no tienen distribución en La Plata”, comenta, y algunos autores o editoriales platenses no logran salir de la ciudad con sus productos.
Estas necesidades las fueron descubriendo en sus procesos productivos. “Al formar un grupo editorial, fueron apareciendo distintos eslabones en el hacer de un libro, que implica no sólo diseñarlo y llevarlo a ser un objeto, sino después venderlo”, cuenta Francisco Magallanes, del Club Hem.
Para Agustín Arzac, de Estructura Mental, “la distribución es la parte fundamental para el crecimiento de los autores. Es una tarea incómoda, pero puede producir resultados económicos positivos”. Y en el caso de Malisia, ese proceso se lleva a cabo desde la autogestión, pero ésta según Arzac “sólo sirve si nosotros queremos participar y transformar el estado actual de la literatura y las discusiones”. Para que no se vuelva un trabajo burocrático o que se lo coma el sistema, la autogestión no debe perder de vista que “el pensamiento puede ser algo peligroso o, de mínima, amenazante”, completa Luna. Por eso Malisia con “s”, que no es un error ortográfico: esa palabra significa ‘pensar’ en guaraní.
Que se hayan establecido en C’est La Vie tampoco es casual. “Para el proyecto es una pieza fundamental -afirma Arzac-; primero, porque nos acerca a un público al que de otra manera no tendríamos llegada; y después, porque esta casa funciona totalmente desde la autogestión”.
Una decisión organizativa del espacio fue no agrupar los textos por temática o autor sino por editoriales, como reivindicación de las elecciones de autores, temas, estéticas, y de todo el trabajo como obra completa.
Por otra parte, tanto en sus planes editoriales, como en este flamante proyecto de distribución es notoria la intención de “amalgamar ciertos autores más reconocidos con los nuevos autores que están emergiendo”, explica Magallanes, logrando que se den a conocer estos últimos.
Malisia también cumple el rol de asesoramiento ante interrogantes, temores y prejuicios de autores primerizos, acerca de las inversiones y dificultades en la inserción en el mercado editorial. Por ejemplo, facilitar contactos de imprentas, diseñadores, ilustradores y correctores, para brindar opciones sencillas y económicas a quien desee editar sus producciones en clave independiente.
Esta distribuidora es además un espacio de discusión que se concreta en actividades como charlas y presentaciones de libros que organizan habitualmente. Allí favorecen el diálogo entre disciplinas. Primero lo experimentó el Club Hemingway en 2012, con sus ciclos de lecturas, donde invitaban a músicos a tocar en vivo. “Está bueno mezclar los públicos —comenta Magallanes— y que alguien que vino a ver otra cosa descubra que escuchar recitar poesía no es aburrido”. En mayo, junto a Interzona presentaron Narrativas emergentes de la Argentina, compilado por Elsa Drucaroff, para lo cual invitaron a 33 artistas plásticos a ilustrar los 33 textos del libro. Y se produjo otra publicación aparte: Traducción a escrito-imagen.
Además de Pixel o Interzona, Malisia contiene en sí editoriales como Criatura Editora (Uruguay), Bajo La Luna, Gourmet Musical, Entropía, La Bestia Equilatera, Milena Cacerola, Eloísa Cartonera, Vox o Llanto de Mudo; y revistas como Las Ranas, Mansilla, Sudestada, Otro Viento, Río Sin Orillas, Estructura Mental y La Pulseada, entre tantas otras.
“Uno de los objetivos más importantes de Malisia, que fue planteado desde su nacimiento, es que queremos hacer un llamado a todos los editores y autores para que nos organicemos y sindicalicemos”, plantea Arzac. De esta manera se invita a todas las editoriales a llevar su material, y a los autores que todavía no han publicado a acercarse para recibir asesoramiento. A los lectores les resta juntar un mango y hacerse el tiempo para recorrer las estanterías y elegir el libro que está esperando.
