Su sonrisa de cachetes poceados es el símbolo de esta revista. Carlos Cajade la eligió para la primera tapa, como premisa para una comunicación popular por un país con infancia. Hoy, La Negri, emblema del Hogar y de aquella niñez castigada por las mismas políticas de “los amarretes del mundo” que sufrimos hoy, ya tiene 20 años. La Pulseada cumple 15 y la fue a buscar para reafirmar sentidos.
Por Javier Sahade
Fotos Alejandro Melkun
En la tapa de este primer número está ‘La Negri’. Ella recuperó la sonrisa cuando pudimos darle la oportunidad del amor. Su rostro representa al de todos los niños a quienes la miseria les robó su infancia. Por ellos es esta pulseada”. Carlos Cajade explicaba así su elección de la portada fundacional de esta revista que está cumpliendo 15 años.
“En esa foto tenía 5 años, era muy chiquita”, recuerda hoy María De Los Santos, conocida como “La Negri”. Hija de Ramona, ama de casa y David, jardinero, vivían cerca del Hogar en una casita, con sus hermanos Alejandro y Ariel. Ramona empezó a tener problemas de salud y cuando inició el tratamiento contra el HIV en el Hospital San Martín, solía dejar a los chicos en el Hogar. Al poco tiempo tuvo que ser internada y luego falleció.
Por esos días, tal como volvemos a ver hoy, el neoliberalismo escupía familias enteras, gracias a “aquellos que a costa de la vida de todos los demás enarbolaron el sueño del dinero e hicieron de este continente un gran hipermercado”, como decía el mismo Cajade en esa primera revista. Y así llegó al Hogar uno de sus símbolos más hermosos. Como su mamá, María necesitó tratamiento médico que llegó al Hogar cuando no tenía ni un año de vida. Además de padecer la misma enfermedad de su mamá, que todavía la tiene medicada, había sufrido microcefalia al nacer y problemas de nutrición. Todos recuerdan aquel día que el Cura la salvó, haciéndole primeros auxilios en el auto, rumbo al hospital. Por eso La Negri fue para él “La Pulseada de la vida contra la muerte”. Cuentan los que convivieron con ellos, en una de las casitas del Hogar, que los abrazos con María duraban más.
–¿Por qué te eligió a vos para la tapa?
–Como representante de cada chico que sonríe…
–¿Cómo es tu historia, cómo llegas al Hogar? ¿Quién es la Negri, si alguien te pregunta?
–La Negri es la favorita del Cura y punto, ja… No, vine por… Gracias a la ayuda de mi mamá, me pudo traer a mi casa, o sea, al Hogar y poder conocer a otros chicos. El Cura me cuidó bastante.
En palabras de Cajade, esa tapa era “el sueño grande de ojitos negros, niños felices y mirando”. Y agregaba: “Donde los amarretes del mundo no los condenaban más al hambre y a la intemperie”.
–El nos decía que la revista tenía que ser enemiga de los enemigos de esa sonrisa. ¿Te emociona pensar eso? Porque podría haber elegido miles de pibes…
–Si, otros chicos, pero igual me eligió a mí porque soy la favorita, ja. Eso nunca lo voy a olvidar. Pensar que otros nenes podrían estar en el mismo lugar que yo estaba, pero no lo sé… Me sorprendió cuando llegó ese momento de sacarme fotos, en la tapa.
–En el Hogar hay dos grandes emblemas: el Negrito Santillán y vos.
–Él es más cariñoso que yo. Yo soy un poquito más tímida.
–Pero los dos tienen esa particularidad de ser muy alegres.
–Simpáticos.
La revista La Pulseada está cumpliendo 15 años y esos “sueños” de Carlitos Cajade todavía están sin cumplir. Debemos seguir haciendo periodismo contra esos “enemigos” de La Negri porque los “amarretes” siguen mandando. Quizás por eso, para refundar aquella “locura” de abril de 2002, releemos a Leopoldo Marechal en la tapa número 1: “Estamos ante dos noches: la de atrás, con un sol muerto, y la del frente, con un sol que no asoma todavía”. Nuevamente buscamos correr los nubarrones con los mismos dientes blancos, ojos oscuros y pocitos de cachetes que llegaron a ser famosos.
-¿Te acordás de los autógrafos?
-Uno solo, fue, ja. Era para su hija, estaba en la imprenta. Un hombre se acercó, me dijo que la hija era fanática de mí… Yo no sabía que tenía un admirante. Fue hace mucho tiempo. Creo que fue en 2011, cuando estaba preparando la fiesta de mis 15. Había ido a buscar las tarjetitas.
No fue su primer autógrafo. Cuando se presentó la revista, se hizo un acto en el Centro Cultural Malvinas y ahí ya alguien le pidió su firma en la portada. La Negri era famosa a los 5 años.
Estas páginas también la tuvieron como protagonista en Baruyo, la sección de las pibas y los pibes del Hogar.
–Sí, donde se hacía la creatividad de cada chico –recuerda–. Hacíamos murales, dibujos de cada persona… Pensar qué queríamos ser cuando seamos grandes. Podías pensar cualquier cosa, como ser astronauta, por ejemplo. Aprender lo que uno es, realmente.
–¿Te han hecho entrevistas?
–Se acercan al Hogar grupos de la Facultad de Periodismo y cuando preguntan por la historia del Hogar, desde el principio, yo conozco bastante porque estuve tanto tiempo ahí. Puedo explicar todo lo que se hacía… También, lo que se perdió, poder revolverlo. Volver a tener la chacra, como antes, la panadería, la verdulería, para que otros chicos puedan acercarse y aprender. Eso es bueno. No es tan fácil, pero…
En este nuevo abril, María suma 20 años de sonrisas casi interrumpidas. Igual que hace quince años, llega al encuentro con La Pulseada de la mano de un hombre. Ya no es la de Cajade, ahora es la de su novio Iván, que en el día franco de su trabajo en la Policía aprovecha para llevarla en su moto del curso de cocina a la entrevista y de la entrevista al Hogar. Son días trabados por el paro de los trabajadores despedidos de la Este, la línea de colectivos que va al Hogar, en Villa Garibaldi. La Negri viene de hacer “milhojas” de papa con pollo en el curso. “Salió crudo”, dice, sonríe y muestra la foto en el celular. Iván la ayuda a sacarse el casco, la campera y el pañuelo que la protege del frío que le provocó un poco de dolor de garganta.
–Muchos te conocen de chiquita, pero ¿cómo es María a los 20?
–Soy un poco histérica, pero bueno… Se aprenden muchas cosas. La verdad, hoy en día estoy tratando de hacer las cosas todo sola, pero un poco acompañada. Eso es bueno, no es tan fácil. Hasta donde pueda llegar y hacer lo que me guste.
–Hay momentos duros en el Hogar.
–Buenos, malos, complicados… Un poco de todo.
–El Cura siempre fue muy optimista.
–Si, muy optimista… En todo sentido.
–¿Vos también tenés algo de eso?
–Sí, pienso en positivo. Ahora estoy pensando en mí. Anteriormente pensaba en otras personas, pero en un momento tenés que pensar en vos. Es como que ves a otras personas que tienen muchos problemas, pero vos también tenés problemas.
–En el Hogar hay muchos chicos con problemas, historias duras.
–Sí, pero con eso se puede ayudar.
–¿Te gusta ayudar?
–Me encanta ayudar, enseñar. Estoy aprendiendo cocina y me gustaría enseñar. Es muy lindo.
–En una época te habías volcado mucho al baile.
–Claro, una de las cosas que me gustaba era danzas, acrobacia… Pero lo dejé. Cosas que empezás y después te aburrís o no podés seguir por tus tiempos. El baile lo dejé por tiempo, por ahora. Quiero aprender otras cosas. Lo que ya sabés, dejarlo y aprender otras cosas que no sabés. Bailé Reggaeton, Break Dance. Esperaré hasta que se resuelvan las cosas.
–Hoy hacés un curso de cocina…
–Si, y masoterapia, masajes. Es muy lindo… Masajes descontracturantes, relajantes. El año pasado terminé el colegio y a la vez este año empecé cuidando una nena, a la mañana. Con eso pude ayudarme un poquito más.
–¿Fue tu primer trabajo?
–Sí.
–¿Cuántos años tiene la nena?
–7 años.
–¿Es difícil?
–Y, para esa edad más o menos. Tenés que ayudar con la tarea, acompañar en cada momento que te pida. Le cuesta levantarse. Cuando sos chico te pasó lo mismo, de no levantarte y de no ir a bañarte, que eso es común. Tengo buena conexión con ella porque la conozco desde que estaba en la panza. Al igual que mis sobrinos que son mellizos y el año que viene empiezan el colegio. Es mostrarles cosas, cómo armar un castillo… Muchas cosas, con ideas de creatividad.
–¿A qué escuela fuiste?
–La Técnica 9, con un título de Programación en PC. Tenía también teóricos, que no era tan fácil.
–¿Te gusta estudiar?
–Depende el día.
–¿Y la facultad?
–Empecé Diseño Industrial. No me gustó. Aprobé todo pero no era muy fácil. Era bravo.
–Y ahora estás buscando…
–Si, una salida laboral para poder trabajar y estudiar algo que me guste. Tengo todo el año para pensar. Lo bueno es que estoy en la Cruz Roja, haciendo el curso de masoterapia. Está bueno porque tengo buenas manos para hacer masajes, eso me dijeron. Para aprender y enseñar. También vendo productos Natura.
–Hace cuánto estás de novia…
–Siete meses.
–¿Cómo se conocieron?
–En una exposición de robot en el Planetario, entre colegios técnicos. Primero como amigos y se dio…
–¿Ya conoció el Hogar?
–Sí, yo tenía ganas que conozca cada persona, cómo es el lugar, el espacio. Acercarse más a las familias, acercarse como es. Cada uno tiene su forma de hacer su vida.
–¿Te gusta que te digan Negri?
–Yyyyy… A veces me dicen Mari, Maru, María.
–Yo le digo Laura, para hacerla enojar (acota Iván y se ríen)
El editorial fundacional de esta revista quedó plasmado en la página 3. Ahí está, todavía, en alguna vieja revista, junto a un talonario de suscripción abrochado. En el texto escrito por Carlos Cajade, hay 10 verbos que invitan a avanzar, a pesar de la crisis que había estallado en hambre y desempleo: comenzar, imaginar, crear, iniciar, obrar, construir, soñar, recorrer, trabajar, sembrar, intentar. En la misma página, también hay otras 10 ideas: rastro, pulso, sendero, camino, posibilidad, esperanza, primavera, utopía, sueño y vida. 20 razones para dar la pulseada por esa niña de remera blanca y azul que estaba en la tapa. Ahora, una por cada año de su vida.
–¿Tenés un sueño identificado? Tener hijos, formar una familia…
–Sí, me gustaría.
–¿Y el Hogar?
–Por ahora todo bien, pero algún día que me pueda ir… No se qué pensaría cada persona de “¿cómo se fue La Negri del Hogar? No lo puedo creer”…jaja. No sé, pero me gustaría irme algún día.
–El Cura quería eso de ustedes, la autonomía…
–No se qué pensaría el Cura ahora que tengo novio, jaja.
–¿Qué te acordás de él?
–Anécdotas que pasé con él… Levantarme a las 8 de la mañana para ir a Punta Lara a comer asado, ja. Se escuchaba un ruido en la puerta de mi casa, vivíamos en la casa amarilla. Y yo lo escuchaba cuando estaba con el auto y me despertaba. Entonces me preguntaba si quería acompañarlo a conocer a sus amigos.
–¿Te duele la pobreza, las injusticias, como le dolía a él?
–Yo por suerte no tuve muchos problemas, como pasaron otros. Pero si me pondría en su lugar, sí me dolería. Muy difícil.
–¿Siempre te vemos sonriente, pero te enojás?
–Ja, sí soy muy enojona.
–¿Qué cosas te enojan?
–Cuando alguien me pelea, cuando alguien me grita.
–El Cura quería un país con infancia y en tu sonrisa puso todo ese sueño de una niñez feliz. ¿Sos feliz? ¿Fuiste feliz en tu infancia?
–En un momento sí, después dije no y después dije que si. Cuando estuvo el Cura, después cuando no estuvo y ahora porque estoy de novia. ¿A vos qué te parece?
–¿Vos dejaste de ser feliz cuando se fue el Cura?
–Estaba contenta cuando estaba, pero después cambió todo. Algunas personas que se separaron del Hogar y ya no van más. Los cambios que siempre tuvo el Hogar, no me gustó mucho cuando me enteré que iba a cerrar la Imprenta Grafitos, donde iban los chicos a trabajar. Mi hermano trabajaba ahí, pero se tuvo que ir. Pero de a poquito, si todos ponemos, como decía él, una semillita, va a estar todo bien.
–¿Y hoy tu felicidad es Iván?
–Estar acompañada, eso es bueno. Con alguien que te escuche y querer.
Sus 15
En octubre de 2011, La Negri festejó a lo grande ese cumpleaños tan especial para muchas chicas. Se preparó todo el año y hasta pasó en la previa por La Pulseada Radio (LPR), en el primer programa, inaugurando también LPR con su voz suave y tímida. La celebración de los 15 fue en el salón de UPCN, en Arana. Esa noche conoció a Rosa, su hermana mayor. Había llegado especialmente desde Misiones, después de una larga búsqueda de amigos e integrantes de la Obra de Cajade, que incluyó un tráfico viaje a La Plata de sus abuelos que le provocó la muerte a su abuelo, tras un accidente de tránsito. María y Rosa bailaron juntas toda la noche, abrazadas y hermanadas con Ariel y Alejandro. La fiesta fue organizada por Olga Madrazzo, la educadora del Hogar, mamá del corazón y tan compañera de la Negri como de Cajade.
Una marca registrada
Por Alejandro Melkun*
¿Qué me acuerdo de esa tapa? Me acuerdo que fue cuando tenía el estudio en Berisso, atrás del negocio de mi mamá. Estaba Carlitos. La foto tenía fondo amarillo, pero después fue recortada. Fue una sesión plena de alegría, en una época difícil, complicada. Ahora revivir las fotos me trae una nostalgia increíble.
No hubo nada específico que le hayan pedido a La Negri, lo que pasa es que ella transmitía alegría naturalmente y me acuerdo que estaba mi primer hijo, Elías, que era chiquito y se pusieron a jugar. Los dos jugaban y naturalmente le salió esa sonrisa increíble. No fue necesario decirle absolutamente nada. Todo era un juego y ese amor que todos le brindaban le hacían sentir contenida y ahí sacó esa sonrisa que quedó marcada.
Después fue increíble hacer la pila de revistas, al lado de ella. Una producción terrible que se usó para campañas de suscripciones. ¡La cantidad de revistas que había! Las pusimos al lado de ella, para comparar la cantidad de revistas con la altura. Fue también en Berisso, un día que llovía y costó muchísimo bajar las revistas para que no se mojaran. Infernal la cantidad de revistas… Y también la misma sonrisa, la marca registrada de ella.
Después me tocó hacerle fotos para los 15. Me llamaron por teléfono y fue una sorpresa hermosa… Hicimos una sesión de fotos en el estudio y también fue un momento emotivo porque después de tanto tiempo, verla tan grande… Y la sonrisa, la misma.
* Primer fotógrafo de La Pulseada. Autor de la tapa histórica fundacional, con La Negri. Lo volvimos a convocar para este número aniversario