Nota principal: Escuelas rurales abandonadas, testigos del tiempo
Por Juan Giuseppucci *
A fines del siglo XIX en la región pampeana y, en especial, en la provincia de Buenos Aires, se materializó el modelo económico denominado “agroexportador”. El trazado y tendido del ramal ferroviario, instrumento técnico de colonización, formó pequeños centros de servicios integrados al puerto de Buenos Aires: los pueblos rurales pampeanos.
La organización territorial de la pampa húmeda desde su inicio estuvo determinada por la actividad económica agropecuaria. Y el ferrocarril fue el actor que le otorgó existencia, siendo vital para el intercambio de mercancías.
A partir de la segunda postguerra, predominó la idea de que la ciudad debía conquistar al mundo rural e integrarlo lentamente a través de los modelos de consumo y las relaciones establecidas desde los sectores urbanos.
Según explica Christophe Albadejo en su artículo “De la pampa agraria a la pampa rural: la desconstrucción de las ‘localidades’ y la invención del ‘desarrollo rural local’”, las pequeñas ciudades cabeceras de los distritos de la región pampeana conocieron un desarrollo extraordinario con la modernización de la agricultura. Estas concentraciones funcionaron como centros de servicios que se tornaron indispensables para arreglar máquinas, comprar insumos y víveres, encontrar asesoramiento y utilizar el servicio bancario, etc.
A principios de la década del ’90, distintos países llevaron a cabo reformas estatales directamente funcionales a las grandes corporaciones. Las políticas que se enfocaron liberalizaron la economía, lo que generó una fuerte competitividad alcanzada por quienes podían posicionarse en el mercado internacional. El impacto social fue muy grande dado que quienes no eran competitivos debían claudicar en su actividad, lo que generó altos niveles de desempleo. Otra arista del neoliberalismo fue establecer condiciones para dinamizar el crecimiento y la acumulación privada del capital, reorganizar los espacios para que respondan atentos y bondadosos a los intereses de los actores hegemónicos de la economía, de la cultura y de la política.
Con la introducción, en 1996, de la soja transgénica, se materializó un perfil productivo altamente tecnificado y capitalizado ligado a los sectores empresariales y pooles de siembra. Este nuevo modelo de concentración de la tierra, sumado a la ausencia de políticas públicas focalizadas en el mantenimiento del tejido social, condujo a múltiples procesos que trastocaron la dinámica y configuración territorial del espacio rural. La tecnificación ocasionó que el impacto ambiental de este tipo de producción fuese altamente nocivo, como por ejemplo, el uso de fertilizantes y herbicidas, tales como el glifosato.
Esta agricultura sin agricultores que propone el actual “modelo productivo” se extiende en gran cantidad de hectáreas expulsando población rural hacia centros urbanos en abrupto crecimiento. Por otra parte, la ausencia de servicios públicos indispensables en el espacio rural disperso y, en especial, en los cientos de pueblos rurales, es otra de las razones de la migración rural en la Argentina.
* Profesor de Geografía de la Universidad Nacional del Centro.Invest. asociado al Laboratorio AGRITERRIS, INTA Balcarce. Documentalista sobre procesos y problemáticas rurales. Director de los documentales Lugares del Alma (2009), Monte Adentro (2010) y Cruzando el Cerco (2011).