Omar Prestes pasó por la Casa de los Niños de la Obra de Cajade y está en Casa Joven desde sus comienzos en 2009. En una de las fotos que acompañan estas páginas, se lo ve con el machete ayudando a cortar el pasto el día que abrimos la Casa. A los 14 años se fue a trabajar a Misiones donde se reencontró con su padre que no veía desde chico. Baruyo le hizo una entrevista para saber sobre su experiencia en esa provincia, la pobreza en el norte del país y su laburo en secaderos de té, albañilería o en olería, haciendo ladrillos. Fueron dos charlas algo desordenadas las que tuvimos con él. Participamos, yendo y viniendo, preguntando o sólo acompañando: Agustina, Sele, Agus, Aaron, Rocío, Eli, José y Mati. Omar dejó la escuela hace un tiempo y ya hizo un poco de todo para ganarse la vida. Una historia parecida a la de muchos pibes. Tiene 16 años, la misma cantidad de anécdotas y reflexiones que compartimos acá, para construir su vida… Ladrillo por ladrillo.
1) “Yo nací cerca de Brasil, en Misiones, en un pueblo que se llama Andresito. Nací en el piso del hospital. Mi mamá se asustó porque entró un tipo con un hachazo en la cabeza que le había dado la mujer en una pelea y ahí nací yo, cuando mi mamá estaba en el piso asustada. Al poco tiempo me mudé a La Plata con mi vieja. Era muy chico, no me acuerdo. Me crié hasta los 12 años en Barrio Aeropuerto y después me fui de nuevo para Misiones. Estuve un año y 4 meses y allá cumplí los 15 años”.
2) “En Misiones hay mucha pobreza, gente que pasa casa por casa pidiendo comida, un plato. En la navidad no tienen nada para pasar bien. Cuando se inunda, se inunda todo porque es todo bajada. Hay piso de madera que se pudre y la gente tiene que ir a un lugar alto, pasando frio y hambre para después volver a la casa. Un día fueron a mi casa dos chiquitos morochitos, flaquitos, desnutridos. Pedían un plato de comida”.
3) “Muchos tienen casas de madera y chapa. No tienen pozo, ni agua… Hay gente que duerme debajo de una planta de yerba. Hay gente que va a pedir casa por casa y es discriminada. Cuando estás enfermo, no hay hospitales cerca”.
4) “El pueblo donde vive mi viejo se llama Guaraní. Dentro de las casas se hacen respetar y si entrás todo transpirado, por ejemplo, te putean en brasilero. Lo que pasa es que ahí está Paraguay, Brasil, Misiones… Todo mezclado y hablan todos los idiomas. Cuando quieren hablar los grandes, los chicos se levantan y le dejan el lugar. Hay respeto. Eso es todo al revés que acá. Los menores le dan la silla a los mayores. Acá no es así. En la casa de mi abuela, la primera vez que fui, me preguntaron:
-¿Vos tomás mate, Omar?
-Si, le dije.
-¿Cuánto años tenés?
Y yo por pescadito, salté y le dije 14 años.
-Bueno, si vas a tomar mate, cebá vos. Y así fue todos los días. Yo llegaba y le decía “¿Vamos a tomar mate, Abuela?” Yo cebo, arranco el mate y empiezo a cebar todo yo.
5) “Antes de irme a Misiones, acá no quería ir a la escuela… por fiaca. Tampoco quería laburar. Había trabajado de varias cosas. Lo primeo que hice fue ayudante de albañil con mi tío, que fue el que me enseñó a trabajar y todavía le agradezco. Me decía meté tantos baldes de arena, etc. ‘Que no te gane el trabajo, vos ganale al trabajo’, me decía. Si falta ladrillo, vos tenés que traer, si falta mezcla, vos tenés que mezclar. Yo con él aprendí una banda de cosas. Después, con un chapista que se llama Roberto, aprendí chapa y pintura. Aprendí a usar soldadura, pintar, lijar, hacer un parche… Antes de irme a Misiones estaba vendiendo La Pulseada”.
“El mismo día que fui a hacerme el documento, tenía que viajar. Viajé hasta Posadas, la capital. Bajé en la Terminal y me encontré con mi viejo que no veía desde chiquito. Prendo un cigarro y un gendarme me dice:
-No podes fumar, sos menor
-¿Por qué si es mi salud?
– Bueno, hacé lo que quieras.
Después, mi viejo bajó de otro colectivo y preguntó por Omar Prestes. “Ahí sentado está”, le dijeron. No sobraron palabras. El pensaba que yo era más chico”.
6) “Caminé8 kilómetrospara llegar a la casa de mi abuela. Caminamos una hora y media porque él es obeso y pesa 110 kilos. Íbamos hablando. Me puso leyes: que no robe, que no me drogue, no viole, ni mate. Cuando llegué, mi abuela me dice ‘vos sos mi nieto porque sos orejón’. Soy parecido a mi viejo. Ahí me empezaron a preguntar qué hacía acá, por qué no iba a la escuela, por qué no le hacía caso a mi vieja ni a nadie”.
7) “Me dieron toda la ropa, menos la cirola (los calzoncillos). Me pusieron reglas. No vengas borracho, no vengas con peleas, no vengas con chismes. También me dijeron que me iban a comprar un celular para que mande mensajes y no preocupe. A mí me gustaba porque tenía límites”.
8) “El segundo día me hicieron trabajar. Tuve que hacer un pozo para mi abuela. Me quería pagar pero yo le dije que no quería su plata, que quería su confianza. Ella dejaba plata arriba de la mesa para ponerte a prueba. Tiró plata adentro del pozo y justo cuando fui a dar un palazo, cayó el papelito. Lo agarro, lo guardo, subí y le dije ‘esto abuela es tuyo, se te cayó’”.
9) “Allá te llaman Gurí, Compinche, Socio. ‘Quedate quieto, Rapai’ me decían en guaraní. También me apodaban Negro o Porteñito”.
10) “Un cuñado de mi viejo me enseñó a trabajar en Olería (fabricación de ladrillos) y secadero de té. El té es como una ligustrina y cuando tiene el brote nuevo, unos15 centímetros, van unas máquinas para cosechar. De ahí van al secadero y lo pesan”.
11) “Trabajé como hornero, secando el té. Ganaba 1500 pesos por mes y después me sumaron 2500. Trabajaba de 7 de la mañana a 8 de la noche. Muchos trabajaban por mes, por quincena o por día. Eran diez pesos la hora. Cuando me blanquearon, me dieron la ropa. Parte de mi familia Durán (por parte de madre) y Prestes (por parte de padre), se criaron en el secadero. No tuvieron infancia”.
12) “El patrón era jodido y te ponía a prueba siempre. Por ejemplo, le pagaba a uno para que te ofrezca algo para tomar.
-Omar, ¿querés un poco?, te decía.
Yo le decía que no y tomaba agua de la canilla. No podes ser alcohólico porque ¿si te caes adentro del horno?”.
13) “Siempre llegaba tarde y me descontaban 100 pesos. Pasé la navidad trabajando ahí adentro. A veces tenía que cubrir a algún compañero y hacía el horario del otro hasta que llegaba mi horario, mi turno. Si aguantaba eso, te daban más. Yo salía a las 8 y llegaba a las10 ami casa porque tenía que caminar8 kilómetros. Después me compré una bici. A veces, cuando llovía mucho, yo agarraba mi bici y salía así. Llegaba todo mojado y secaba la ropa al lado del horno”.
14) “En Misiones trabajé en Olería haciendo ladrillos. Lo hacíamos con caballo, haciendo el barro para después cortarlo. El mejor olero era un pibito de 10 años. La tenía re clara con el caballo porque había trabajado toda la vida. Tu padre trabaja y vos trabajas. Nos pagaban 10 pesos. También laburé en secadero de té, secadero de yerba y de albañil”.
15) “Cuando estaba allá, pensaba que no había ido a la escuela… Pero también tenía que trabajar porque sin trabajo nadie come. Tomaba mate o tereré solo y decía ¿por qué no fui a la escuela, por qué la dejé? Yo le contaba a mi patrón”.
16) “Mi mama me fue a buscar y volví. Tengo ganas de hacer deportes, rugby… O ser militar porque te enseñan a educarte para mejor y sos una seguridad del país. Me dijeron que tengo que terminar la primaria para eso y me faltan dos años”.
1 commentsOn Omar, olero y secador de te
A todxs esxs que se llenan la boca hablando de lxs pibxs chorrxs
A todos los punteros y políticos que dicen trabajar por pibes como omar
A lxs que piden seguridad y mano dura para con estxs adolescentes
El día que laburen 12hs por $1500 con la panza llena de mate, ese día empiecen a hablar ratas
Lastima omarcito que te quieras meter a milico pero sabiendo que venis del laburo te va durar poco y de seguro buscaras un futuro de laburante…
que grandes Agustina, Sele, Agus, Aaron, Rocío, Eli, José y Mati. si un cuarto de este mundo fuera como ustedes hablar del paraíso seria redundar sobre el mundo…