Rafael Cobo recibió un disparo en el abdomen en una fiesta en un centro cultural. En terapia intensiva, se enteró que había sido baleado por un policía local.
Por Pablo Spinelli
Apenas 20 días después de la madrugada del 29 de agosto, en la que un policía lo hirió de gravedad, Rafael Cobo recibió a La Pulseada en el departamento que comparte con su hermano Mariano. Se lo nota tranquilo y muy reflexivo en torno a lo que le ocurrió. Recuerda todo con bastante precisión, desde que con un grupo de amigos decidió ir al centro cultural donde había una fiesta, hasta el extraño movimiento que precedió a las detonaciones que describe como petardos. El ardor en la espalda y el sangrado en su abdomen. Los gritos, la confusión, la pérdida de equilibrio y la falta de aire. El viaje en patrullero hacia el hospital y la plena conciencia de que allí podía terminar todo.
-¿Cuándo te enteraste que el que tiró era un policía?
-Cuando estaba en terapia intensiva. Hasta ese momento pensé que había sido uno que entró al lugar medio enloquecido y a los tiros. Fue una enfermera la que me contó. Después fui viendo portales. Me quedé impactado porque no esperas que una persona que supuestamente está para protegerte empiece un disturbio de este tipo. Fue fuerte saber eso.
-¿Tenías antes alguna opinión sobre la policía?
-No. Empecé a interiorizarme un poco más sobre lo que es el gatillo fácil una vez que me pasó a mí. Justo me contaron lo que pasó con el muchacho (por Juan Martín Yalet) que apareció con un tiro en la cabeza en un patrullero. La mirada ahora cambia un poco. Me parece que las personas que están a cargo tienen que asumir más responsabilidad, porque no se le puede dar un arma a cualquiera. Pienso que debieran hacer más controles, pericias psiquiátricas, psicológicas, revisión de antecedentes. Espero que todo esto sirva para cambiar un poco toda esta cuestión porque son hechos que no pueden pasar.
-¿Te vino a ver alguna autoridad?
-Sí. Y me aseguraron que se van a tomar medidas porque esta no es la fuerza que quieren. Que a las personas que están involucradas ya las separaron, y que quieren que se haga justicia, que se les de la pena que corresponda, tanto a las personas como a quienes estén a cargo.
El mismo día de la entrevista, a Rafael le retiraron los puntos de sutura de la compleja operación en la que los médicos del Policlínico San Martín le salvaron la vida. La recuperación marcha rápido, por lo que seguramente el joven que cumplió 27 años el 29 de septiembre retomará pronto la vida que llevaba antes del disparo. Su carrera de Psicología, su trabajo en el peaje de Hudson, los partidos de fútbol de los martes.
-¿En qué cambia tu vida a partir ahora?
– Cambia todo. Mientras estas en coma es el cuerpo el que solo se va acomodando, pero cuando recuperás la conciencia empezás a valorar desde lo más simple que es poder caminar, comer o ir al baño, hasta lo que es poder juntarse con los amigos o con la familia. En lo diario también, empezás a valorar cada momento. Eso me pasó también cuando me trasladaban en al patrullero. Yo era muy conciente de que ahí se podía terminar todo. Pensaba en todas las cosas que quería hacer y que tal vez ya no las iba a poder concretar. Pensaba en la carrera, en los proyectos, en los viajes. Y decía “acá se acaba todo y no voy a poder concretarlo”. Ahora que estoy bien es como que tengo más ganas de poder hacer esas cosas.
-¿Y qué es lo primero que vas a hacer cuando termines la recuperación?
-Ahora la prioridad es la carrera, recibirme rápido y después viajar que es algo que me gusta hacer. Pero lo más importante es volver a mi vida normal.