Un adelanto web de uno de los informes de La Pulseada de junio. Paula Bermeo dialogó con La Pulseada sobre la experiencia de la primera aula para adultes trans en La Plata: “La política en educación para adultes es que la escuela esté más cerca, porque después de trabajar, si tienen que tomarse un colectivo para ir hasta el centro a la noche, lo van a pensar dos veces. Buscamos alargar la expectativa de vida de las personas trans y travestis, que ronda los 35 años, y pensamos que había que ir por la educación”.
Por Abril Lugo
En el contexto de cuarentena, las complejidades de acceso a la educación para la población trans aumentan: “Diez días después de que arrancamos con las clases tuvimos que dejar de vernos. El trabajo ahora se orienta a acompañarlas, porque la mayoría son mujeres trans, para resolver otras necesidades más urgentes, como comida o ayudarlas a hacer trámites. El problema es que el aislamiento social no nos permitió salir a convocar a más personas para que se acerquen al aula”.
Desde la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, informaron a este medio que “ya se está trabajando en dos líneas de inclusión. La primera tiene que ver con la línea programática de Trato Digno, que busca deconstruir la lógica hetero-cis sexista en todos los niveles escolares. La segunda es más reciente. Empezamos a ver cómo cualificar desde la educación la posibilidad de ampliar la expectativa de vida de las personas trans y travestis, ya que, si no abrimos la posibilidad de formación, siempre van a estar encasilladas en los mismos trabajos”.
El horizonte a seguir está marcado, según Paula: “La idea es que no haya una escuela trans, si no que todas las personas puedan asistir a las escuelas que quieran. Por horarios y prejuicios, no existe esto. Por el momento, esta opción es una defensa ante el no derecho cumplido”