Mundoloco
Independiente
Pasaron cuatro años entre el primer registro y el último de este disco. Un parto largo que, por fortuna, sirvió para que El Engrupe decantara sabiamente. Amigos, desde los primeros compases acá queda claro que el corazón del asunto es la canción rioplatense. El espacio que abren las composiciones de Horacio Quiroga (guitarrista y cantor) para que dialoguen las músicas que echaron raíces en esta parte del globo: murga, candombe, tango, milonga, cumbia y también rock. Pero atención, porque a diferencia de otras propuestas contemporáneas, no se trata de una banda de rock acercándose a las músicas del Río de la Plata. El Engrupe propone un ensamble bastante habitual en el tango (bandoneón, guitarras, piano, violín), pero apoyado sobre un patrón africano más frecuente al otro lado del charco. Esto es, dos percusionistas y algunas coloraturas de voz. En ese contexto, el rock se escucha como uno más de los cauces. Digamos, como si el Indio Solari se incorporara al cancionero de la misma forma que Contursi o Zitarrosa. La fabulosa “Adoquines” es acaso el mejor ejemplo. Un camino que recorrió el injustamente olvidado Alejandro del Prado y hoy transitan algunos artistas como La Chicana y Omar Gianmarco. Sin embargo, la filiación platense de El Engrupe los enlaza directamente con el Gordo Alorsa y su Guardia Hereje. Ahí está “La Nueva York” para confirmarlo, una elegía instrumental del bandoneonista Bruno Pianzola (si, el apellido del bandoneonista es Pianzola) para la mítica calle de Berisso. También la apuesta teatral que proponen en vivo, con el hilarante Ricardo Mascarpone como maestro de ceremonias. Parece que estamos invitados.
Martín E. Graziano