Nos visitaron tres de los pibes de la Obra de Cajade que se están preparando para el encuentro anual que organiza la Comisión por la Memoria. Trabajan en un documental para discutir sobre seguridad e inseguridad y vinieron a nuestro programa para recoger testimonios. También opinaron sobre cómo viven ellos la criminalización de la juventud. Quisieron llegar al estudio en taxi y no pudieron porque tenían visera y capucha.
—Venimos a hacer una entrevista para Jóvenes y Memoria —responde Agustín (16).
Lo acompañan Ezequiel “Viruta” (18) y Leandro (16). Los tres son integrantes de la Casa Joven (CJ) de la Obra de Cajade y con varios pibes y pibas más, entre ellos algunos que viven en el Hogar, trabajan en un video documental que será presentado en el próximo encuentro organizado por la Comisión Provincial por la Memoria en Chapadmalal, a fin de año. “El tema que estamos tratando es inseguridad/seguridad, los diferentes puntos de vista —explica Agustín—. Estamos haciendo entrevistas a pibes y grandes, que dejan su opinión”.
—¿Y qué es para ustedes la inseguridad?
—Para mí –responde Leandro— seguridad es tener a gente dando un taller, donde pasar nuestro tiempo libre, donde tenemos la seguridad de no salir a robar ni a drogarnos.
Cuenta Agustín que debatir y discutir sobre este tema es algo complicado: “Todos piensan diferente y llegar a un acuerdo lleva su tiempo”. La tarde que los chicos visitaron La Pulseada Radio (LPR) los micrófonos se volvieron a vestir de adolescencia. En el segundo bloque, después de “Pensar”, una canción del grupo No Te Va a Gustar que eligió Leandro, la conducción del programa pasó a manos de los que hasta ese momento eran invitados. Y así, entre mates, algunas risas pero bastante seriedad, pusieron a andar la cámara para filmar y devolvieron la pelota preguntando ellos a nosotros.
—¿Qué es para ustedes la inseguridad?
—Algunas veces me agarran los policías —responde Marcelito “el Negro” Santillán, ícono de la Obra de Cajade y uno de los conductores habituales de LPR—. El otro día, yendo para el Hogar en taxi, la Policía me seguía detrás. Me bajé y me pregunté: ‘¿Está todo bien?’. No, no está todo bien, están vigilando en cualquier lado y no es así la historia’”.
Silencios, miradas, reflexión. Y más preguntas de los chicos: ¿Quiénes creen que son los responsables de construir la seguridad y por qué? ¿Consideran que con más policías disminuirían los delitos? ¿Por qué? ¿Cuáles creen que son los derechos de los pibes y pibas? ¿Cómo creen que tratan los medios de comunicación el tema de la inseguridad?
—¿Qué piensan de la frase “los pibes no somos peligrosos, estamos en peligro”?
—Los pibes no se tocan –contesta con contundencia Santillán—. Sean argentinos, brasileños, o de cualquier país… como decía el Cura: los pibes no se tocan”.
La ley del taxi y la visera
Camino a la radio, Agustín, Ezequiel y Leandro vivieron una situación como la que miles de pibes y pibas viven a diario en las calles:
—Paramos un taxi —cuenta el Viruta— y cuando nos estábamos subiendo otro tachero le dice algo y entonces nos bajó.
—Nos habían visto la visera y la capucha, de esa manera nos tienen marcado —explica Agustín.
—Por usar viseras no voy a ser un pibe chorro… me gusta usarlas —agrega el Viru.
—A veces vienen libres, vos los parás y hacen como que no te ven. Eso pasa a cualquier hora —insiste Agus.
El año pasado, un grupo de chicos de Casa Joven participó por primera vez de Jóvenes y Memoria (La Pulseada 116), la iniciativa que reúne anualmente a miles de jóvenes de escuelas y organizaciones de todo el país para debatir sobre actualidad y memoria, divertirse y construir su futuro como protagonistas. En aquella oportunidad, los chicos llevaron a “Chapa” un audiovisual con la historia de la Casa. Para este año, junto con adolescentes que viven en el Hogar, se decidieron a abordar la cuestión de la inseguridad/seguridad:
—Hay muchos puntos de vista sobre el tema —reconoce Agustín—. Porque por ahí le preguntas a uno y te dice que “hay que matarlos a todos”. Otro por ahí te dice que a algún amigo le pasó algo… Siempre debatís porque siempre pensás diferente. Hasta que llegás a un acuerdo… O no.
—Tiene su tiempo —dice Leandro.
Cuenta “Viru” que en alguna oportunidad, caminando con su hermano “en la época que se usaba el camperón, la visera y la capucha, nos pararon como dos veces los policías. Estábamos buscando jueguitos para la Play. A mi hermano le hicieron sacar las medias que tenía arriba del pantalón y le hicieron pedir perdón a un policía. Eso… como que no va.
—Se piensan que por cómo te vestís sos chorro —opina Leandro—. Depende de la vestimenta y en qué barrio vivas. Si sos de un barrio bajo sos alto malandra.
—A veces pasa que te paran y no te revisan así nomás… Te bardean —dice Agus.
—Y no les podés decir nada porque tienen una chapa y son protectores de la ley —concluye Leandro.