Nota principal: Visita guiada
Por Mario Cajade *
Entre todos los emprendimientos sociales estamos cuidando a cerca de 300 pibes y estamos muy felices de cómo va la Obra. El Hogar, donde nació la Obra y donde viven los pibes, está funcionando muy bien.
También tenemos un montón de adolescentes que están desde chicos en el Hogar y no se van porque ésta es su casa. Nosotros tendríamos que ir cambiando, renovando: los adolescentes que más o menos se pueden ir les tienen que dejar el lugar a otros. Sin embargo, no podemos hacerlo porque sería como dejarlos en la calle, otra vez, en la adolescencia. Es su casa, su hogar y están contentos. Y la felicidad de los pibes se ve: vas al Hogar y los ves todo el día jugando, muy bien cuidados… En esto hay que resaltar muchísimo la labor de los educadores que están de lunes a lunes no sólo con sus propios hijos sino con diez más, los que cuidan. Y son diez más que van a la escuela, que tienen que hacer los deberes y bañarse, que hay que cuidar y tener prolijos, llevar a ver a su mamá, papá, tío, abuela o quien sea -porque nuestro Hogar no separa al pibe de su familia verdadera-. El laburo de los educadores es realmente muy bueno. Son como madres y padres. Mi hermano estaría muy orgulloso de ese trabajo.
Otra cosa que muestra que la Obra está muy bien es la unión que hay entre los educadores. Todos los primeros viernes de cada mes nos reunimos los integrantes de la Obra, intercambiamos opiniones pero más que nada compartimos un momento de alegría que nos une cada vez más.
Desde que falleció mi hermano, es uno de los mejores momentos de la Obra. Los pibes panaderos se levantan todos los días a las 5 de la mañana a hacer el pan y las facturas para toda la Obra; la granja está adquiriendo un nuevo impulso; la imprenta sigue funcionado muy bien; y todos los pibes tienen trabajo.
Como decía mi hermano: con cariño cuando son chiquitos y con trabajo cuando son grandes, ningún pibe sale torcido.
* Presidente de la Obra del padre Cajade