Mejilla venezolana

Por Javier Sahade / La Pulseada en Caracas

– ¿Por qué llora la señora, ma? -pregunta la niña en el Metro de Caracas.

– Porque se murió el Presidente

El 5 de marzo pasado, Nelly terminó de ordenar y limpiar habitaciones en un hotel, a las 4 de la tarde. Se fue a su casa sabiendo que se había muerto Chávez, su presidente. “Lo bueno nunca dura… ¿nunca dura, no?”, dice hoy, a poco más de un mes de haberse subido al metro llorando al lado de una niña que viajaba con su madre.

Este 11 de abril, a eso de las 4 de la tarde, apagó el televisor de la habitación de limpiaba porque en Telesur había unos niños cantándoles a Chávez. No quiso llorar; no quiere seguir llorando. Cuando terminó con la última habitación, se quitó el uniforme, se puso su ropa y salió. Cerca de 3 millones de personas estaban en la calle para presenciar el cierre de campaña de Nicolás Maduro, el “hijo de Chávez”, el que carga su morral para convertirse en el primer presidente de la Revolución Bolivariana sin la presencia física de su líder.

No pudo avanzar, Nelly. Su rodilla -esa rodilla que molesta al cambiar sábanas, tarea que cumple hace 25 años- no la dejó caminar entre la “marea roja”.

A unas diez cuadras, se escucha: “Mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que ustedes elijan a Nicolás Maduro como Presidente”. Lo dice Chávez en un video repetido, con buen sonido, a unos 30 metros de la “tarima” donde hablará Nicolás Maduro.

Cae ese mensaje. Cae fuerte, fuerte… Es ese momento cuando cae una nueva lágrima desde una mejilla de Caracas.

– ¿Cómo se llama, señora?

– Vanesa Alvarez

– ¿A qué hora vino para encontrar esta ubicación, cerca del escenario?

– A las 2 de la mañana… En seriooo y ya la Avenida Bolivar estaba llena de gente – dice y mira a una amiga suya – ¿verdad camarada?

– ¿Por qué hay tanta gente hoy acompañando a Maduro?

– Fue el legado que nos dejó Hugo Rafael Chávez Frias. Es muy importante, amigo, porque ya en Venezuela tenemos un país todo revolucionario.

– ¿La revolución va a ser más socialismo, más revolución?

– Claro que si, más revolución. Porque vienen los niños que van creciendo y van trayendo en su sangre este legado de lo que es la revolución. A mis nietos yo se los estoy sembrando. “Niño, tienes que ser revolucionario. Mira tu casa, tu Canaima (computadora cedida por el gobierno para los chicos que van a la escuela) …”

– ¿Qué siente cuándo ve ese video en donde el Comandante Chávez le pide al pueblo que vote por Maduro?

– “Tristeza porque se fue…”, dice Vanesa, abrazada a pancartas, banderas y apretujada por millones de revolucionarios como ella. “Tristeza porque se fue” dice su boca, una boca que espera por la gota gruesa y salada que acaba de escapar de uno de sus ojos oscuros. “Pero agradecida porque nos deja a Nicolás Maduro y a todos los que lo acompañan –continúa Vanesa- Sabemos que no nos van a defraudar y que van a seguir con el legado de nuestro comandante.”

– ¿Esas lágrimas son fortaleza también no? Hay mucha fuerza en el pueblo venezolano.

– Mucha fortaleza.

Dice el militante cultural uruguayo Daniel Viglietti, por estos días en Venezuela: “Lo que estoy sintiendo por estas horas con la Revolución Bolivariana es una transfusión de sangre de esperanza”.

Este domingo 14 de abril habrá elecciones presidenciales en Venezuela. Desde que surgió la Revolución Bolivariana hace 14 años, será la primera vez que no estará físicamente su líder, Hugo Chávez. Pero sí estará el pueblo “empoderado” y las mejillas de Nelly, Vanesa y otros 10 millones de bolivarianos y bolivarianas que desde el 5 de marzo están sembrando revolución en gotas gordas, saladas, “irrevocables” y “plenas como la luna llena”.