Las voces más chicas suenan alto

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Las organizaciones de Niñez se movilizaron para denunciar el drama social que se vive en los barrios, el agravamiento de la pobreza y el desempleo, la emergencia alimentaria, la inflación y las tarifas, el vaciamiento del Sistema de Promoción y Protección de Derechos, entre otros reclamos.

Fotos Gabriela Hernández

La lluvia amenazó pero al final nunca llegó. Y la tarde del 27 de septiembre la Asamblea de Organizaciones de Niñez, que contiene en su interior a más de 40 organizaciones sociales, de niñez, murgas barriales, comedores, copas de leche, movimientos sociales, mesas barriales, instituciones y trabajadores estatales pudo concretar una nueva edición de la marcha “El Hambre es un crimen”, el histórico lema del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, creado por los recordados Carlitos Cajade y Alberto Morlachetti.

Nos juntamos en Plaza Moreno. Antes de partir, un grupo de pibes y pibas acompañados por un referente cruzaron la calle 12 para entregar en la Municipalidad el documento que más tarde se leería en Plaza San Martín. Un policía los frenó para que no cruzaran la gran puerta de madera. “Ahora viene alguien a recibirlos”, dijo. Después de que todos los chicos estamparan su firma, un empleado salió, con cierta sonrisa nerviosa, a recibir el texto. Una de las pibas, puso su espalda para que el empleado apoyara el papel y pusiera el sello de “recibido”, y los chicos se retiraron cantando.

La marcha arrancó por avenida 53 hasta Plaza San Martín. Al igual que el año pasado, la Asamblea se convocó “para compartir nuestras cotidianeidades con la intención de unificar nuestros reclamos, dado que entendemos que desde las más diversas formas trabajamos en la promoción y protección de los derechos de niños, niñas y jóvenes en territorios de vulnerabilidad absoluta”.

Desde las organizaciones convocantes, en las que hay 4800 chicos y 650 adultos, se advirtió que “un pueblo que condena a la niñez se condena a sí mismo, por ello elegimos colectivamente la calle, la lucha, y la organización para canalizar todas las demandas”. Y describieron el contexto en los barrios populares donde otra vez se ve el hambre y “la falta de trabajo que precariza nuestras vidas” con el aumento de la desocupación, la suba de las tarifas que se vuelven impagables y familias enteras viviendo en las calles.

Dijeron además que “la ausencia de políticas públicas y del Estado en las áreas más sensibles de la vida como la salud, educación, alimento, vivienda, entre otros, impacta en la vida de miles de personas y los expone nuevamente a mayor perdidas de derechos”.

“Creemos que otra construcción es posible, que todos los pibes y pibas tenemos derecho a tener una niñez y una adolescencia plena y feliz”

Los espacios comunitarios que contienen a los y las más chicas y a sus familias también sufren el impacto de la creciente desigualdad: “El revés económico sufrido en nuestros hogares marca un profundo empobrecimiento de las condiciones de vida, acrecentando la desigualdad de acceso a oportunidades de trabajo y educación, herramientas fundamentales para lograr la autonomía de cualquier persona, y de cualquier familia”, dice el documento donde desarrollan varios puntos de un petitorio, que lleva el título “Por qué marchamos”. El texto completo  que abarca además varios temas respecto del cumplimiento de las leyes de niñez 13298 y 13634, el presupuesto para los organismos dedicados al tema y el reconocimiento de los trabajadores del sector, puede leerse en la página de Facebook El hambre es un crimen.

 La voz de los pibes

Culminada la movilización y antes de la actuación de clowns, murgas y grupos de rock, los pibes leyeron su propio documento. A dos voces, dijeron:

“Somos la voz de todes les pibas y pibes. Somos voceres de distintos espacios barriales que queremos ser escuchados y estamos acá para reclamar por nuestros derechos. Nos encontramos todos los días con distintos problemas y queremos que los que nos gobiernan los puedan escuchar y resolver, queremos invitarles a que caminen nuestras calles y vean nuestra realidad. Por eso decidimos asumir el enorme compromiso y responsabilidad de poder ser la voz que represente a muchos pibxs que no están pudiendo hablar ni ser escuchades. Porque si no lo mostramos y decimos nosotres ¿quién lo va a hacer?”.

«Nos empezamos a preguntar ¿dónde está el Estado para cuidarnos?

“Les pibes y pibas nos encontramos, compartimos nuestras experiencias y la realidad de nuestros barrios. Y esa voz colectiva que empieza a hablar, cada vez más fuerte: hay mucha gente que realmente la está pasando mal, hay hambre y no sabemos si se dan cuenta o se hacen les distraides”.

“Les pibes y pibas no comemos bien, no podemos tener una alimentación sana, nos alimentan mal. Está costando conseguir lo más básico que es un plato de comida. Y eso es muy grave, nos afecta en nuestro crecimiento y desarrollo”.

“Nuestros papás y mamás no encuentran trabajo o tienen que estar todo el día afuera para poder traer algo a casa. Y ahí estamos nosotres, almorzando en el comedor de la escuela o de nuestras organizaciones barriales que nos permite cubrir quizá la urgencia de ese día, pero el problema insiste cuando volvemos a casa y no sabemos si nuestres hermanites van a poder comer mañana. Eso nos da vueltas en la cabeza. Mientras estamos en la escuela nos distraemos pensando si nuestra familia pudo comer o no. Entonces nos empezamos a preguntar ¿dónde está el Estado para cuidarnos?”

“Vivimos día a día la ausencia del Estado: en nuestras casas, en nuestros barrios, en las organizaciones e instituciones a las que asistimos”.

“Los comedores de nuestras escuelas están en mal estado, son re pocas las viandas que entregan y no alcanzan para la cantidad de pibes y pibas que concurrimos todos los días. Y con hambre no podemos pensar. La escuela es un lugar en la que pasamos muchas horas de nuestras vidas. Y nos encontramos que nuestras escuelas públicas tienen serios problemas de infraestructura y mantenimiento, problemas edilicios, falta de aulas, dificultades para garantizar el acceso y las condiciones de seguridad de los servicios básicos como el gas o el agua. Nos encontramos también que se ponen en duda nuestros derechos, como la posibilidad de acceder a una educación sexual integral, que consideramos fundamental. O el desmantelamiento del Plan Fines que a muchos de nosotres y nuestres conocidos nos permite poder acceder a la educación primaria y secundaria”.

“Seguimos recorriendo nuestros barrios y nos encontramos con la falta de políticas públicas que permitan contener, trabajar y prevenir de modo integral la problemáticas de las drogas y el consumo que atraviesa la realidad de muchísimos de nosotres y nuestros conocides”.

“Marchamos para hacer oír nuestras voces. Marchamos para que sepan que existimos de formas distintas a la que los diarios les cuentan”.

“También nos encontramos con las salitas a las que asistimos a diario con nuestras familias cuando tenemos algún problema de salud. Y las vemos desbordadas, en malas condiciones, con falta de insumos básicos. No cuentan con los recursos necesarios para poder garantizar el acceso a la salud. Acceso que muchas veces también se ve imposibilitado cuando, en casos de urgencia, las ambulancias no ingresan a nuestros barrios porque son “zonas peligrosas”. Los medios de comunicación se encargan de construir y sostener esos prejuicios pero no informan sobre las problemáticas nuestras y de nuestros barrios”.

“Construyen zonas peligrosas y gente peligrosa. De eso también sabemos. Muchos medios de comunicación nos estigmatizan y criminalizan, construyendo alrededor nuestro la figura del “pibe chorro” haciendo que los demás nos vean como pibxs de los que hay que cuidarse. Esto genera situaciones de violencia y de exceso de las fuerzas de seguridad y de gatillo fácil en nuestros barrios”.

“Queremos también contar sobre los espacios de nuestras organizaciones en las que algunos vivimos, otros pasamos el día, compartimos talleres, jugamos, bailamos, hacemos música. Son espacios que nos contienen. Nos ayudan a desahogarnos, a liberarnos. Ahí nos podemos expresar, nos la pasamos piola. Nos referenciamos con nuestres educadoras y educadores, coordinadores, talleristas y hablamos con ellxs de cosas que nos pasan. Hacemos amiges en los que nos apoyamos. Recibimos muchas veces el cariño y las palabras de aliento que no encontramos en otro lugar”.

“Creemos que otra construcción es posible, que todos los pibes y pibas tenemos derecho a tener una niñez y una adolescencia plena y feliz”.

“Marchamos para hacer oír nuestras voces. Marchamos para que sepan que existimos de formas distintas a la que los diarios les cuentan”.

“Marchamos y luchamos porque somos pibes y pibas que queremos un país con niñez y trabajo para nuestros padres y madres”.

“Marchamos porque EL HAMBRE ES UN CRIMEN. No se cuiden de nosotres, cuídennos”.

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