En un programa muy especial de La Pulseada Radio, contamos con la visita de coordinadores y jóvenes integrantes de “La Barriada”, del Club de Villa Argüello y de Casa Joven, el último de los emprendimientos que se sumó a la Obra del Padre Cajade
Fue una jornada diferente para el flamante estudio “Eduardo Candreva”, de Radio Futura, que se colmó de pibas y pibes -y también de algún chico y hasta un bebé- que vinieron a contarnos sobre las actividades que están llevando a cabo la organización “La Barriada”, el Centro Deportivo y Recreativo Villa Argüello y la Casa Joven de la Obra del Padre Cajade, que hace muy poco festejó sus primeros siete años de vida
Desde los controles técnicos, Damián Mole y Juan Salvador abrieron los micrófonos y cada uno se fue presentando. Primero Rocío, cantante de “Alta Banda” e integrante de Casa Joven; después Matías, quien participa de casi todos los talleres que se ofrecen allí y luego Tomás Bover, el coordinador del espacio para jóvenes que la Obra de Cajade tiene en Barrio Aeropuerto. También estaban Karen, Ambar y el hijo de Rocío, Ramiro (de apenas unos meses).
De “La Barriada”, una organización que brinda apoyo escolar en el barrio San Carlos (7 y 630) y en el Hogar de Cajade, nos visitaron Pablo, Gustavo y Juan.
–Soy un tipo fiestero… –interrumpió a los gritos el pequeño Vicente-.
–No, vamos a charlar en serio –lo reprendió Marcelito Santillán.
Entonces tomó el micrófono Juan Bruno, integrante del Club de Villa Argüello: “Venimos bien, con muchas iniciativas nuevas. Este año lanzamos una Coordinadora de Niñez y Territorio (La Pulseada 141, Julio de 2016) en la que nos reunimos con diez organizaciones de La Plata, Berisso y Ensenada, porque entendíamos que en la capital de la provincia de Buenos Aires teníamos que tener un lugar donde juntarnos. Estamos intentando reconstruir ese espacio que se llamó el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, que fue un faro organizado por Carlitos Cajade y Alberto Morlachetti, para defender que ‘ningún pibe nace chorro’ y que ‘el hambre es un crimen’. Son banderas que nos siguen representando y que en algún momento determinadas dirigencias decidieron bajar. Pero otros creemos que no hay que arriarlas, que hay que seguir levantándolas, porque -como el ‘nunca más’- ya son banderas de los pueblos”.
Le dijimos que era “buenísimo este nuevo espacio, consensuar ideas con otra gente que quiere salir a luchar unidos y decidirse a caminar juntos”. Y Juan respondió: “Nosotros no nos metemos en la construcción interna de ninguna organización. Partimos de una serie de acuerdos. Por ejemplo, que los pibes y las pibas tienen que ser protagonistas de su historia. Sabemos que los territorios donde laburamos tienen falencias estructurales y que tenemos que salir a pelear. Si coincidimos en eso, entonces juntémonos, formémonos y demos el debate hacia adentro de las organizaciones. Eso es lo que emprendimos, con un acompañamiento muy grande de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y de la CTA Autónoma”.
Juan siguió contando: “Nos criamos en este club de Villa Argüello, jugando a la pelota o haciendo los muñecos de fin de año. Así que un día comenzamos a juntar firmas para recuperarlo y hoy es otra vez una esquina tomada por los pibes y las pibas. Y la violencia que allí reinaba fue cambiando por una murga, por el deporte gratuito que incluye a las pibas en el fútbol, por talleres culturales, por un espacio dedicado a la mujer donde se trabaja el rol femenino con las mamás de los pibes que van al club. Le cambiamos el sentido al lugar y el club empezó a asumir el políticas para la vida, para estar mejor, para que tengamos un lugar donde decir qué necesitamos como vecinos pero fundamentalmente qué necesitan los pibes”.
El fútbol mixto y los barrios
Villa Argüello fue pionero en el fútbol infantil mixto. “Eso surgió por la inquietud de Belén, quien llegó al club y nos dijo que quería jugar al fútbol. – cuenta Juan-. Comenzó entonces a entrenar como cualquier pibe y cuando fuimos a ficharla en la Liga de Fútbol Infantil nos dijeron que no podíamos y nos sugirieron que la hiciésemos pasar por un pibe. Entonces presentamos una nota avalada por muchísimas organizaciones que trabajan con los pibes y las pibas y finalmente la dejaron jugar. A la semana se presentó Alma, quien también quería jugar. Y atrás de ellas llegaron más. Belén fue la punta de lanza para que hoy ‘Santa Teresita’ y ‘Residentes Santiagueños’ tengan fútbol mixto. Y eso es muy importante. Porque en todo el mundo, hasta los 12 años, el fútbol se concibe como una instancia formativa y es mixto. Hoy ya hay una política de Estado atrás. Porque en nuestro país las políticas deportivas se definen desde la Organización Nacional del Fútbol Infantil, que pertenece a la presidencia de la Nación”.
“Del Barrio Aeropuerto nos gustaría cambiar la inseguridad, sacar la droga y evitar los robos”, dijeron a dúo Rocío y Karen. “En el barrio pasa de todo; los pibes están todos los días en la calle, descalzos, mal vestidos y haciendo cagadas”, contó Rocío. Se sumó Matías y narró que saliendo de su casa, un día muy frío, vio pasar un nenito que “estaba en short, en patas y en cuero”.
“Nosotros estamos en 630, un barrio chico, con una placita en el medio, que surgió en la década del ’90, con ayuda de Cajade y varios movimientos, donde hoy hay todavía muchas demandas y conviven cien familias”, señaló Pablo, de “La Barriada”. “Dentro de los problemas estructurales que existen, hay cosas que son muy lindas, por ejemplo que la plaza nunca se tocó. A ningún vecino se le ocurrió poner una casilla ahí y eso significa que la gente misma sabe apropiarse de los espacios y darle identidad propia”, agregó Pablo, quien vivió con toda su familia durante doce años en el Hogar de Cajade. “Pensaba en eso de qué queremos del barrio -añadió- y recordé que no hace mucho, en la esquina de 630, los pibes fueron condenados por ocupar ese lugar, que es un punto de encuentro de la gente del barrio. Muchas veces, con abusos policiales incluidos, se proscriben esos espacios que le dan sentido al barrio”.
“Una de las cosas que transformaron al barrio – cuenta Pablo- fue el nacimiento del comedor ‘Madres Trabajando’. En los años ‘90 veías una cola de chicos enorme, buscando no solo comida sino también un lugar de contención que los entienda y los interprete. En ese entonces el rol principal del comedor era evitar que las pibas y los pibes se mueran de hambre. Hoy lo trascendental pasa por las actividades extracurriculares, las clases de apoyo o los talleres que convirtieron a ese lugar en algo más amplio. El barrio se lo apropió y lo transformó”.
Acerca de la situación educativa que observan por donde transitan, los integrantes de “La Barriada” manifestaron que “en principio no concordamos con el Operativo Aprender, porque intentaron meter todo en la misma bolsa cuando cada escuela y cada barrio tienen su contexto y desde ahí debieron ser analizados. Fue un error muy grande juzgar a todos de la misma manera, porque eso también va a incidir en el reparto presupuestario que le tocará a cada escuela”.
Sobre lo que detectaban en las tareas de apoyo a los alumnos, nos dijeron que “notábamos una gran deserción escolar y por eso nacieron estas clases de apoyo. Las madres nos decían que los pibes abandonaban la escuela y esto implicaba para ellas que terminaran en la esquina, en la droga o en cualquier otro lugar. Esa mirada asustada de las madres fue el punto de arranque de las clases de apoyo que, después de seis años, hemos notado que han servido muchísimo. A la educación tenemos que considerarla como un derecho aunque muchas veces termine funcionando como un servicio. Y es preocupante que la gente más vulnerable deba acudir a otras cosas porque ese derecho no está garantizado”.
Juan, de Villa Argüello, retomó entonces la palabra y dijo: “El club también en algún momento sólo fue un comedor, una copa de leche, un apoyo escolar. Después lo pudimos resignificar y hoy es un bien cultural, un espacio importante. Y ahora, lamentablemente, vamos nuevamente en camino a ser otra vez un comedor, aunque no se pierda la tarea del club”. Continuó: “Juntarse y pensarse con otros es, como práctica, muy difícil al principio. Pero después vez que los chicos se juntan con pibes de otros barrios y llegan a síntesis políticas similares. Que ellos son, por ejemplo, los que más sufren la violencia policial. Hoy la propuesta de esta administración es hacer un Estado policial: te encontrás con que para salir de tu barrio tenés que pasar por controles policiales; porque vas vestido de determinada manera tenés que sufrir cacheos; te demoran en la comisaría de adultos y no le avisan a tu familia. Todo esto es cada vez más habitual y hacen que los barrios se vayan convirtiendo en una especie de cárcel a cielo abierto. La gestión anterior de gobierno ya venía con este mecanismo. Para salir y entrar, por ejemplo, del barrio ‘Carlos Mugica’, que la prensa llama ‘Fuerte Apache’, los chicos tienen que sufrir tres controles policiales. Esa política represiva que ya había establecido Scioli en la provincia de Buenos Aires hoy se replica a nivel nacional. Eso los pibes lo ven, lo sienten y lo están problematizando. Se están cuestionando si es justo vivir en una sociedad así. Si continúan apostando a financiar más armas, más equipamiento policial y más agentes en las calles, le seguirán errando. Porque lo único que consiguen es que la sociedad se vuelva cada vez más violenta”.
Al coordinador de Casa Joven, Tomás Bover, le preguntamos qué precisaban: “Hace unos meses iniciamos una campaña, que hasta hace poco no era necesaria, para poder vestir a las familias. Reiniciamos el pedido de ropa, principalmente para bebés y nenes. También nos viene bien la leche maternizada, en polvo o líquida, para ayudar a las mamás”. Interviene Rocío y dice que “ahora decidimos empezar los sábados a desarrollar un espacio de crianza”. Entonces aclara Tomás que “la Casa va creciendo en su propuesta de la mano de la vida de los propios pibes. La llegada de los primeros niños y el aprendizaje de lo que significa criarlos, nos llevó a armar un espacio de formación en la maternidad y la paternidad que trabaje sobre lo que nos pasa cuando llega una vida nueva. Y al frente de eso van a estar las mismas chicas con su propia experiencia”.
Pablo, de “La Barriada”, nos cuenta que “una iniciativa importante es la edición de la revista ‘La 630: un grito desde el barrio’, que surge de un proyecto de la Facultad de Periodismo con los chicos del lugar. El segundo número habla mucho del Hogar de Cajade y las entrevistadoras son las mismas chicas que concurren a las clases de apoyo. La publicación se puede conseguir a través del Facebook de ‘La Barriada’”.
Rocío, de Casa Joven, nos informó que “nosotros también hicimos una revista, ‘Puro Chamuyo’, con Martina y un par de talleristas más (La Pulseada 135, Noviembre de 2015). Nos costó mucho sacarla”. Y contó que, a la hora de leer noticias, lo hace fundamentalmente a través de Facebook.
–Me voy porque ya me aburrí de estar acá –volvió a interrumpir el pequeño Vicente.
Entonces cada uno se despidió mediante un saludo y nosotros, con un fuerte aplauso, les agradecimos por su visita.