Nota principal: Los responsables de los chicos responsables
Entre 450 y 500 chicos están detenidos en los 15 establecimientos de régimen cerrado que hay en la Provincia, acusados de haber transgredido la ley penal. La mayoría son varones que vivían en el Conurbano. Menos del 5% es de La Plata, aunque en esta zona está más del 35% de las plazas de alojamiento, en los centros cerrados Francisco Legarra, Centro de Orientación y Producción Agropecuaria (Copa), Almafuerte, El Castillito y El Nuevo Dique, y dos centros de recepción.
También hay jóvenes en cárceles de adultos. En La Plata tienen pabellón de jóvenes la unidad 1 (Olmos) y la 45 (Melchor Romero), pero según fuentes judiciales no están preparados y hay jóvenes alojados en otras unidades.
En el reciente documento difundido por trabajadores estatales y de organizaciones sobre “el vaciamiento de las políticas de niñez” se plantea: “La gestión del secretario (de Niñez y Adolescencia) Pablo Navarro ha destrozado sistemáticamente las políticas de promoción y protección en favor de propuestas de encierro. Pero ¿a dónde son relegados y recluidos nuestros niños, niñas y adolescentes? Las cárceles para niños, esos viejos institutos hoy rebautizados como “centros”, son lugares que no promocionan la vida”.
“Continúan siendo depósitos donde los jóvenes deben cumplir regímenes discrecionales de detención conforme a la autoridad a cargo”, coincide el capítulo “Responsabilidad penal juvenil: prácticas de las agencias punitivas” del informe 2011 del Comité contra la Tortura de la Comisión por la Memoria. Esa radiografía atroz plantea que “el acceso a la escolaridad, salud, formación y recreación se encuentra vulnerado y devaluado”, algo que refuerza la hipótesis de que “el sistema penal encuentra su nicho de selectividad en los jóvenes expulsados de los sistemas educativos”. Que el uso de la prisión preventiva llega al 70%. Que el 47% de los chicos entrevistados para ese informe tenía algún familiar cercano preso. Que el 44% ya había sido detenido en algún instituto. Que aunque las investigaciones sobre delitos cometidos por chicos no crecieron se agudizaron las modalidades del encierro. Y que el encierro de chicos como último recurso aún es una deuda “en la reconversión de las prácticas institucionales”.
Golpes durante la detención, largas estadías en comisarías, alojamiento en celdas con adultos, detención lejos de la familia y pocos encuentros de los chicos con el personal judicial que los tiene a cargo son otras constantes del informe. Y es monstruoso, pero también se tortura: entre diciembre de 2011 y febrero de 2012, el “Banco de datos de casos de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes” de la Defensoría de Casación Penal de la Provincia registró 37 casos de torturas a menores, cometidos en los primeros momentos de la detención.
