Es una de las zonas más afectadas por el extraordinario temporal. Siguen los operativos para dar con el paradero de Nilda Luján Godoy. Se acumulan los residuos por falta de recolección. Y continúan las narraciones sobre las peripecias obligadas por la inundación
Por Facundo Arroyo
Rubén, un obrero de la construcción de 48 años, es buen narrador. Muestra los distintos estilos de nado que tuvo que hacer para llegar a su casa de Los Hornos: 70 entre 132 y 133. Llegó braceando de espaldas pero cuando abrió la puerta de su casa prefirió volverse: “Tenía que patear mis propias cosas para poder entrar”. Antes de salir vio que su perro, Roco, estaba sentado lo más pancho en una pared elevada, esperando que bajara el agua. Sus vecinos de la esquina, Claudio y Vilma, estaban encerrados en un altillo. Sin luz ni teléfono, habían hecho una marca en su garaje: en cuanto el agua la tocara se trasladarían al techo con un trenzado que Vilma había hecho durante su más de 14 horas de encierro. Martín, de 23 años, sacó a su abuela (operada de la cadera hacía tres semanas) y casi se ahoga. “Tenía que meter la cabeza porque sino, no avanzábamos. El agua me tapaba y la corriente era muy fuerte”, asegura, y jura que por momentos ya no tenía más respiración y tragaba agua para continuar.
Los Hornos -un barrio que ya cuenta con estructura para convertirse en Municipio- fue uno de los territorios más afectados por la inundación. En su límite de calle 131 y 66, el agua subió a casi 2 metros. La madrugada del 2 de abril, la primera advertencia de esta situación fue el tweet de una mujer deseperada que pedía ayuda por su hermana. Por la red social, el mensaje se reprodujo como el del intendente Pablo Bruera, que estaba en Brasil. El pedido decía: “Por favor, ayuden a mi hermana, embarazada de 7 meses y con una nena de 8 años, que está arriba del techo de su casa y el agua ya le toca los tobillos”.
Como en toda la ciudad, los teléfonos de la Policía local, Bomberos, Defensa Civil y Municipalidad no atendían. Las redes sociales fueron la primera y más importante herramienta para que las noticias y los pedidos más urgentes empezaran a circular.
No encuentran a Nilda Luján Godoy
Durante el 4 de abril, una noticia llegó a los medios más importantes: buscan desesperadamente a Nilda Luján Godoy, de 55 años, “que se encontraba junto a su concubino en su casa de Los Hornos”, a tan sólo media cuadra de la avenida principal del barrio. En la cuadra de su casa permanecen fijos dos patrulleros de Policía, una camioneta de la Cruz Roja, un camión del Ejército y varios agentes de civil. Los vecinos pasan constantemente y averiguan las últimas noticias.
“Yo la vi el día anterior al desastre en el almacén”, asegura Marta que se tuvo que subir al techo de la casa de su prima para resguardarse del agua. Por la zona hay un equipo comando, repletos de especialistas, que realiza un rastrillaje durante el día. En los campos que van de 70 y 134 a 70 y 131 podría haber pistas de su paradero. Hay más de 15 perros que buscan y ladran sin parar. Todas las tardes también se suma a un helicóptero. Pero al cierre de esta nota, Nilda seguía sin ser localizada.
—¿Por qué no meten más gente en los campos si desde allá arriba no se ve nada? —dice Tato, un vecino de Nilda.
—Desde arriba tienen un sistema de infrarrojo que detecta actividad —le contesta un hombre del Ejército.
—¿Y por qué no buscan a la noche también? —insiste Tato. El uniformado arquea las cejas.
En la zona también circula que faltan tres chicos menores de 8 años. Una de las que lo afirman es Miriam Ramírez: “En Los Hornos también están buscando a tres nenes desaparecidos, en 137 y 70. Bomberos y buzos tácticos rastrean la zona. Los vecinos están enojados porque manifiestan que la Municipalidad no se hace presente y dicen que la lista oficial es una falta de respeto”, dijo esta vecina.
Organización propia
Igual que en muchos otros barrios, se evidenciaron en Los Hornos estrategias de solidaridad paralelas a la ayuda estatal. Cuando las primeras donaciones no llegaban, los vecinos salieron a recorrer los lugares de acopio en autos, y organizaron la entrega ellos mismos. En tanto, los clubes de la zona que visitó La Pulseada, como el San Martín (60 entre 143 y 144), el Centro de Fomento (137 e/ 61 y 62), Alumni (148 y 70) y el comedor Héroes de Malvinas (153 e/ 64 y 65), fueron inicialmente refugios para las familias más afectadas y después, centros de recepción de donaciones, principalmente de particulares.
Por muchas zonas del barrio la basura continúa en las veredas. Son pequeñas cordilleras del desastre, el olor rancio se intensifica con las horas y hasta hoy los únicos camiones que han pasado a recolectar algo de la basura que dibuja la postal más fuerte de Los Hornos fueron particulares. Como el de Roberto: “Agarré el camión porque por mi casa no pasaba nadie de la Municipalidad, esto es un desastre, si vuelve a llover se harán ríos de basura. Encima en la Ceamse te cobran para descargar la basura, es una vergüenza, parece una tomada de pelo”.
Desde este mediodía, la “asamblea de autoconvocados por el ensanche de la avenida 66” realiza un festival a beneficio de las víctimas del trágico temporal. La iniciativa lleva el nombre de “Festival de vecino a vecino” y cuenta con la presencia de artistas y expositores, en el parque Jorge Julio López (66 y 152). Estuvieron recibiendo allí alimentos no perecederos, colchones, frazadas, agua y elementos de limpieza.
La solidaridad, quizá la única buena noticia de este acontecimiento, busca que la mayor tragedia de La Plata se empiece a revertir lo antes posible.