(Editorial de La Pulseada Nº 36, de noviembre de 2005)
Esta página podría estar en blanco, lo que sería una alegría para algunos. Pero sería una desilusión para muchos más que lo conocían, conocen, querían, quieren y querrán y que saben que sembraba cada día en cada uno de los chicos, educadores, con su “carita con carita”, con su “canto lleno de vida y alegría”. Esa siembra está asomando frutos y son ellos los que hoy se atreven a colorear ésta página para todos.
Y respondiendo, ahora sí, la gran pregunta que flota en el aire de nuestra orfandad: “¿cómo seguimos?”: de la misma manera que veníamos haciéndolo, pero sin ÉL, pero como ÉL quería. SUS ENSEÑANZAS FUERON MÁS QUE SUFICIENTES COMO PARA PODER CONTINUAR SU CAMINO. Nos capacitó, nos ayudó, nos fortaleció durante 20 años y esa riqueza es la que nos permite dar hoy esta firme e inclaudicable respuesta.
En vida, su carisma fue muy fuerte, pero más su humildad, para, desde la confluencia comunitaria, armar la dirección de la Obra. Esa comunidad está, existe. Sólo falta ÉL físicamente. Sus ideales, sus fines, son los nuestros y vamos a culminar su camino: “que cada familia en este continente pueda llevar el pan a sus casas, ganado con sus propias manos”.
Como nos decía en La Pulseada en sus 25 años sacerdotales: “No tengan miedo”, todos somos necesarios, pero no imprescindibles… Aunque en ÉL ello no sea así; siempre lo vamos a necesitar, a extrañar. Pero sabemos que, como le decía a la Negri, ante la pérdida de su mamá y papá, “buscalos en las estrellitas; ahí los vas a encontrar en cada momento de la vida”. De ésta manera ÉL nos preparaba a chicos y grandes para que lo busquemos cuando alguna vez no estuviera con nosotros.
Esa estrella que hay dentro de cada niño y que la exclusión trata de tapar con el hambre, la calle, con el encierro, con el analfabetismo y con mil formas de perversión que aquella promueve en la etapa más bella de la vida… Esa estrella la haremos brillar. Es su legado y nuestro compromiso.
Como ÉL decía: “necesitamos pueblos protagonistas de su presente y de su futuro”. Somos parte de ese compromiso y sabemos que muchos a los que esta revista llega también lo son y les pedimos que nos juntemos, hoy más que nunca, para continuar la siembra de sus ideales, pues de ello dependerá la vida de nuestros hijos y de nuestros nietos. “Imaginen qué distinto sería la historia del país si los jóvenes tuvieran trabajo y futuro”.
De lo que estamos seguros es que ÉL nos dará la fuerza para que esta Obra, su Obra, siga adelante y culmine haciendo realidad el sueño de tener:
Un país como un gran hogar
Un país como una gran familia
Un país con infancia
Un país con papá y mamá
Un país con la abuela y el abuelo
Un país con trabajo y trabajadores
Un país solidario
Un país con justicia, que tenga que ver con el pan y no con las balas
Un país con dirigentes que sean padres, hermanos y amigos
Un país con remedios y guardapolvos
Un país con el DIOS verdadero y no con su caricatura
GRACIAS CARLITOS, amor, papá, hermano, amigo.
* Los pibes y educadores del Hogar del Padre Cajade