Nota principal: Sueños y pesadilla de norte a sur
Según la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), son 195 las personas que “los gobiernos democráticos detuvieron, torturaron y desaparecieron”. El 30 de agosto se conmemora internacionalmente el día del detenido-desaparecido. El caso paradigmático es Jorge Julio López: desaparecido el 18 de septiembre de 2006, la Justicia demoró su búsqueda y la investigación no se correspondió con una firme decisión del Estado por buscarlo. Hasta hoy, las pistas siguen truncas.
La CORREPI sostiene que “la represión a organizaciones de trabajadores, el gatillo fácil, la tortura y la desaparición de personas siguen siendo política de Estado”. La organización lo explica así: “Muchas veces, luego de detenerlos y torturarlos, para deshacerse y esconder el cuerpo, los tiran a un río o dejan el cuerpo cerca de las vías del tren para simular un accidente. Las desapariciones de personas en basurales o terrenos baldíos también son frecuentes, o los entierros clandestinos. En estos casos, el cuerpo del desaparecido puede ser más fácilmente encontrado, pero hay veces que el aparto estatal es por demás eficiente en la desaparición y nunca más se conoce el paradero de la víctima”.
Pablo Pimentel, presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, dice que el mecanismo común de las desapariciones, como ocurrió con Miguel Bru, Daniel Solano y Luciano Arruga, es que la Justicia abra una “averiguación de paradero”. Y que busque pistas falsas para desviar la pesquisa. Pimentel habla de «responsabilidad social”. Si una sociedad no intenta saber por qué una persona desaparece, se garantiza la impunidad: “Cuando la sociedad repudia fallos, las cosas cambian —reflexiona—. Cuando se pone al frente de una investigación, las cosas van en otro andarivel. Cuando no está, se va para cualquier lado y gana el más fuerte. Como sociedad, la respuesta mayoritaria es ‘algo habrá hecho’. En la Argentina tenemos que definir: defendemos los derechos humanos para todos o los violamos. Pero naturalizamos cosas terribles: en el país de los desaparecidos, permitimos 197 desaparecidos en democracia”.
En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López, de Miguel Graziano, ¿Dónde está Miguel? El caso Bru, un desaparecido en democracia, de Pablo Morosi, y Desaparecido en democracia, de Walter Pérez, son investigaciones periodísticas que se editaron en los últimos tiempos. Este último aborda el caso menos conocido de los tres: el asesinato y la desaparición por parte de la Policía en 1984 de Lito Gutiérrez, un joven neuquino. En el libro, Pérez recoge las historias de los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad en esa provincia patagónica.