Por Paula Bonomi
Nota principal > Llamarte, Johana
En los medios, si bien el caso y la búsqueda de Johana logró trascender los límites comunicacionales de la ciudad, no explotó. ¿Qué factores movilizan una reacción social más amplia cuando desaparece una joven en estado de prostitución? Cabe seguir preguntándonos y profundizar acerca del entramado de nuestras propias prácticas de sujeción basadas en el género y la clase, enseñanza de las luchas históricas impulsadas por los feminismos para romper con la opresión de la violencia machista.
“Ni yo ni nadie queremos que este caso se direccione, sobre todo desde la exposición pública, a la vida privada de ella, ni qué hacía ni que no hacía, ni con quién se vinculaba. Lo último que queremos es estigmatizarla. Pero es un error no ser claras con el contexto cuando nos preguntan cuáles eran los indicios que vimos desde un primer momento de que podía ser esto un caso posible de la acción de una red de trata”, reflexiona Josefina Rodrigo al ser consultada.
En este tiempo, distintas fueron las estrategias discursivas, algunas desplegadas en terreno judicial para (re) construir la narrativa de los acontecimientos ante una justicia misógina y otras, posiblemente autocensuradas o basadas en estereotipos patriarcales, se desplegaron con excesivo cuidado para construir los sentidos sociales que fueron y son transmitidos ante la mirada sexista y hegemónica de los medios de comunicación.
El patriarcado capitalista o el capitalismo patriarcal está ahí, operando social y culturalmente en la construcción de las niñas, mujeres e identidades disidentes como objeto de consumo privilegiado. Resulta indispensable contextualizar estos escenarios, no como una excepcionalidad ni desconectados de otras formas de violencia.