Licencia para comer

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Comenzaron a entregarse las tarjetas alimentarias en la región para paliar el impacto de la crisis económica. Desde las organizaciones sociales advierten un incremento de desnutrición y baja talla. Un total de 65 mil niños menores de 6 años recibirán el beneficio. Las urgencias de las familias y los tiempos del Estado.

 

Por Abril Lugo
Fotos: Andy Milstein

Berisso fue el primer lugar en la región donde se entregaron las tarjetas. En La Plata se programó para mediados de marzo, pero finalmente se hará por correo por la emergencia santiaria

La tarde del 13 de febrero es calurosa y en el segundo subsuelo del edificio Sergio Karakachoff se agrupa la gente en las puertas del auditorio. La Universidad es la sede del acto de presentación de las tarjetas alimentarias en la región, inaugurando el Consejo Regional Argentina Contra el Hambre. Los funcionarios universitarios van de un lado a otro, la prensa se acomoda cerca de la entrada.

Las luces artificiales hacen resplandecer lo blanco de las paredes. Tres hombres de camisa y pantalón de vestir especulan sobre la llegada del Ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, junto a la puerta del auditorio. En el fondo, sentadas en los bancos contra la pared, dos mujeres, de unos 30 años, averiguan si en el acto se entregarán tarjetas:

—Es que venimos de Altos de San Lorenzo a preguntar, porque no nos llegó el aviso de Anses y pensamos que por ahí no estamos en el padrón, pero yo tengo dos nenes menores de seis— explica Camila a una señora de sombrero de playa clarito y lentes de sol en la mano.
—La verdad es que no sé, compañera, dejame que averigüe con un militante, que está por allá y te traigo la información― le responde la mujer que se mezcla entre los demás, en dirección al auditorio. Camila se queda esperando mientras la mujer se aleja. Su compañera, Mariana, que está junto a ella, replica:
—Yo espero que las entreguen hoy. Venir con tanto calor, para nada―. La voz le sale lenta y grave. Tiene 5 hijos, el más chico, de 3 años.
—A esta altura del mes ya no se puede ni pensar en hacer otra cosa que venir. Además, se necesita―. Se para junto a su amiga. ―Yo tengo a mi nena de cuatro con bajo peso. En la salita me ayudan con leche, pero necesita comer y yo no puedo pagar la comida de mis tres pibes.
La mujer de sombrero regresa.
—Recién me explicaron que hoy sólo las anuncian― aclara, tomando de las manos a las mujeres. ―Parece que la entrega va a ser la semana que viene. La verdad no sé qué decirles. En mi barrio también estamos con el agua al cuello, haciendo ollas populares. ¿No tienen algún comedor al que puedan ir, por ahora?
Mariana la mira a los ojos y le responde:
—Sí, pero no alcanzan los cupos, y otros cerraron, porque no tenían más mercadería.

*

Pasan las dos de la tarde y el tumulto se acomoda en torno a una gran mesa en el centro del auditorio sin las mujeres de Altos de San Lorenzo que vuelven a sus casas. El acto inicia cuando llegan el ministro de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, titular del Consejo Nacional de Políticas Sociales y el presidente de la Universidad, Fernando Tauber, además de varios referentes políticos, sociales y sindicales de la región.

El territorio

La entrega de las tarjetas comprenderá los municipios de La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena, Punta Indio y Brandsen y es parte del plan Argentina contra el Hambre, emprendido por el gobierno nacional. Mientras en la región cada municipio coordinará la entrega, en los barrios continúan en estado de emergencia.

Desde el comedor de Barrio Futuro de La Plata, a cargo del Movimiento Barrios de Pie, Carina, una de las integrantes, explica a La Pulseada que desde Desarrollo Social de la Nación suspendieron la entrega de alimentos secos desde noviembre. “Hace dos semanas nos quedamos sin arroz y acudimos cada vez más a las finanzas para poder comprar lo que nos falta”, relata. Llaman “finanzas” a la venta de comida que realizan cada viernes para pagar las garrafas, comprar pollo o resolver los faltantes para la semana siguiente.

Josefina coordina los 29 comedores de la organización Barrios de Pie.

Es viernes por la tarde y Carina y otras cinco mujeres rellenan y fritan empanadas de jamón y queso, bajo la estructura de una losa sin terminar, que algún día será el salón para servir la comida en el comedor. Por ahora, la vianda se entrega a los niños y sus madres a las seis de la tarde. “Es algo que construimos muy de a poco, debe tener más de tres años esta construcción”, cuenta Carina sobre el lugar. Detrás de la mesa en la que cocinan, hay un estante de madera con muchas latas de picadillo, arvejas y puré de tomate. “Todas las semanas se suman entre 3 y 5 chicos nuevos a nuestras listas para comer. Ahora estamos dando vianda a 187 chicos y 61 adultos, porque cuando vienen, los chicos no llevan sólo para ellos, sino para sus papás, o sus mamás, que a veces no pueden comprar para la cena”, dice Carina, mientras repulga una empanada tras otra.

En el comedor se prepara la copa de leche los lunes y viernes y se cocina una cena para los martes, miércoles y jueves. Relata que ya no están pudiendo cumplir con las porciones para la cena de tres días: “La verdad se hace muy difícil porque nos falta arroz, fideos, ni hablar de que a principio de mes nos llega un cajón de pollo, a veces dos o tres, pero no alcanza y tratamos de resolver como podemos, hacemos ensalada de lentejas, o guiso de lentejas o de polenta, tratamos de que sea variado. Antes hacíamos arroz con leche, o leche sola con azúcar, y ya no tenemos membrillo, así que les damos pan con picadillo”. Hoy toca polenta con leche y una empanada por persona. Para ella, que trabaja hace un año y medio ahí, la realidad del barrio ha empeorado. “Una ve que hay mucha desocupación. Hay muchos vendedores ambulantes, o de churros o empanadas o chipá. Tenemos unas vecinas que salen a vender puerta por puerta los tomates de su huerta para poder juntar algo de plata. Las mamás vienen y nos preguntan si pueden entrar a trabajar en el comedor, pero la verdad es que no hay cupos, o sea que no se les puede pagar tampoco”.

En los barrios los comedores esperan las tarjetas con urgencia: desde noviembre que no reciben alimentos secos y completan sus viandas como pueden

Carina coordina el comedor del Barrio Futuro: «Todas las semanas se suman entre 3 y 5 chicos nuevos»

Josefina coordina los 29 comedores de la ciudad del Movimiento Barrios de Pie y describe el panorama regional: “Desde que asumí hace dos años la coordinación, pasamos de 30 o 50 personas por comedor a más de cien. Incluso llegan a 180. Los principales comedores son los de Romero, San Carlos, La Granja, Altos de San Lorenzo y Barrio Futuro”. Agrega que el municipio otorga al movimiento tres tarjetas de 20 mil pesos al mes para comprar víveres. “Pero no nos alcanza. Estamos comprando 1 cajón de pollo por comedor al mes y tratamos de llevar una bolsa de papa, de cebolla y de zanahoria a cada comedor. Desde Nación entregan secos solamente, pero desde noviembre que no nos llega mercadería. La última vez vino con mucha yerba, arvejas y lentejas, y pasó en octubre como en noviembre. Algunos comedores hacen finanzas para sostenerse o se pide en los negocios. Ahora estamos esperando una entrega, que prometieron, y ojalá traiga leche”. Respecto de la entrega de las tarjetas alimentarias, Josefina opina: “Es una buena medida, que estamos esperando que llegue a La Plata, pero creo que tuvieron que haber pensado también en los adultos. A este comedor vienen personas adultas sin chicos a cargo y con necesidades”.

Mientras tanto, las últimas empanadas se cuecen en la grasa y las mujeres, que hasta recién revolvían la polenta, abren el portón de entrada, descubriendo una hilera de tuppers en bolsas de plástico acomodados prolijamente en el suelo. Detrás los niños festejan y apuran el paso para formar fila y recoger sus potes. Carina acomoda una madera pesada en el umbral del portón a medio abrir y toma registro de quiénes fueron a retirar. La tarea les lleva veinte minutos. Cerca del final se asoma al portón una mujer de pelo rubio y remera gris:

―Fernández, ¿no?― consulta Carina y recibe el recipiente.
―Sí, somos seis, como siempre―. La mujer sonríe y espera que le devuelvan su tupper con comida.
―Esta vez te damos así, porque nos faltan varios por entregar y creo que no llegamos― explica Carina mostrando cuatro empanadas en la bolsa de plástico. La mujer recupera su tupper, agradece y camina despacio hasta perderse al dar vuelta en la esquina.

El plan

“Hoy es la presentación de la tarjeta alimentaria pero queremos trabajar en la matriz productiva de alimentos de la región. La dotación de servicios básicos como el abastecimiento de agua potable y cloacas”, anuncia Tolosa Paz en su discurso durante la presentación del Plan en el edificio de la UNLP. Agradece a los referentes de sindicatos y movimientos sociales el trabajo realizado. “Venimos a decirles que sabemos el trabajo que hacen. Argentina Contra el Hambre necesita de la integralidad de los sectores para ir profundo. Reconocemos en ustedes la fuerza transformadora”, agrega.

La titular del Consejo Nacional de Políticas Sociales aclara además que el rol fundamental de la tarjeta es resolver el hambre en los sectores más necesitados. “Argentina contra el Hambre es una convocatoria que excede al Gobierno. En definitiva es la participación ciudadana de hombres y mujeres comprometidas con nuestra patria y con nuestra región capital que va a permitir sacar de este flagelo a cientos y miles de vecinos y vecinas”.

“Cuando se hacen los controles, los chicos más chicos miden menos respecto de sus hermanos y tiene obesidad infantil por comer mal” (Daniel Arroyo)

Daniel Arroyo, describe la realidad regional y provincial: “Nosotros aspiramos a que termine el gobierno de Alberto Fernández, que venga otro y otro y que en Argentina no haya hambre. Yo, como ministro, parto de tres ideas básicas: no puede haber hambre; todos los chicos tienen que estar en la escuela; y la mejor política social es el trabajo”. Después del aplauso, Arroyo continúa: “En Argentina no puede haber hambre, eso es una regla. No puede haber hambre en un país que produce alimentos. Hambre es comer salteado, un mate cocido y un pedazo de pan a la noche. Pero además de hambre hay malnutrición en Argentina. Mes tras mes baja el consumo de leche. Estamos en el consumo de leche más bajo de los últimos 29 años. Una vergüenza. Además, estamos yendo a una generación de chicos petisos y obesos. Cuando se hacen los controles, los chicos más chicos miden menos respecto de sus hermanos y tienen obesidad infantil por comer mal”.

Para el ministro, el problema parte de dos cuestiones: el precio de los alimentos y el sobreendeudamiento familiar. “Entonces cruzamos la base de datos del Anses para brindarla a madres con chicos menores de 6 años que tienen la Asignación Universal por Hijo (AUH), personas con discapacidad, con asignación, mujeres a partir del tercer mes de embarazo. Esos son, en el país, 2 millones 800 mil chicos. Más de un millón de chicos en la Provincia”. Con los números en la mesa, Arroyo aclara: “Se van a entregar 1.400.000 tarjetas a nivel nacional y 560 mil tarjetas en la provincia de Buenos Aires. La tarjeta es de 4 mil pesos para la madre que tiene un chico menor de 6 años y de 6 mil pesos para los que tienen dos o más chicos menores de 6 años”.

La tarjeta Alimentaria es una de las 5 políticas del plan y, según el ministro, cumple con tres objetivos: “Que todos coman bien, generar trabajo y mover la economía desde abajo. Tenemos que generar condiciones para que este movimiento económico no se transforme en inflación. Lo que tienen que hacer los comercios es bajar los precios. En el caso de La Plata, hablamos de 120 millones de pesos que los terceros viernes de cada mes (cuando se recargue la tarjeta) va a usar la gente que va a comprar” explicó Arroyo y continuó: “En Berisso son 16 millones de pesos; en Ensenada, 12 millones; en Magdalena, 2 millones 300 mil; en Brandsen más de 4 millones 600 mil pesos; y en Punta Indio 1 millón 300 mil. Fomentamos la agricultura familiar y la economía popular para que, efectivamente, podamos modificar las condiciones nutricionales y orientar el consumo a leche, carnes, frutas y verduras”.

Las tarjetas en la región

Berisso fue la primera ciudad de la región en resolver la entrega de las tarjetas alimentarias en dos jornadas en el Gimnasio Municipal. Para el segundo día, el miércoles 19 de febrero, cerca de las once de la mañana, ya se habían entregado más de 2.800 tarjetas, de las 3.247 previstas. En la entrada al gimnasio había un stand con información y folletería sobre género. Las mujeres que coordinaban el ingreso, de chaquetas azules con el logo municipal, pedían a las madres y niños que hicieran fila. Después, pasaban de a 20 o 30 a la clase sobre nutrición, previa a recibir la tarjeta. El operativo contó con la presencia del Banco Provincia de Buenos Aires, del Colegio de Odontólogos de la Provincia, el Registro Nacional de las Personas y Desarrollo Social del Municipio y de Nación.

En el ingreso, una joven de veinte años con una bebé recién nacida se acercó a consultar si estaba en el padrón para recibir la tarjeta:

―No figuras con tu DNI, ¿tenés más chicos a cargo?―. La mujer de chaqueta azul acariciaba a la bebé en los brazos de su mamá.
―Es mi primera nena, pero como me dijeron que cumplo los requisitos, me vine. Nació en enero, tiene el DNI, todo.
―Claro, pero el padrón de ahora se cerró en diciembre, es decir que no está actualizado. Vas a tener que esperar a que en marzo actualicen los datos, que se hace trimestralmente, y después seguro te llaman.

Adentro, la charla de nutrición sigue su curso, los administrativos del Banco continúan entregando tarjetas y Marta Secreti y Fiama Senta, del Colegio de Odontólogos de la Provincia de Buenos Aires Distrito 1, le cuentan un cuento a un puñado de chicos atentos a la historia sobre dientes y cepillado. Al terminar, los niños y niñas se dispersan. “Orientamos el taller de promoción y prevención en salud bucal a los chicos, mientras las mamás reciben la charla sobre nutrición. Es un trabajo articulado entre el Departamento de Odontología del Municipio y el Colegio de odontólogos”, explica Marta, que es la vicepresidenta del Colegio. “Para nosotros el tema de la alimentación es fundamental, pero no se puede uno alimentar bien si no tiene la primera parte del sistema digestivo, que es la boca, sana y para masticar bien. Creemos que nutrición y odontología tienen que trabajar juntos”.

El Secretario de Desarrollo Social del Municipio, Lucas Spivak, en diálogo con La Pulseada relata que “las tarjetas que no pudieron retirarse en estos dos días de operativo, vuelven al Banco y se pueden pasar a retirar recién en dos semanas, más o menos. La base de datos se cortó en diciembre, por eso en marzo va a haber una nueva actualización, lo más seguro con muchas altas”. Spivak aclara una duda que surgió a lo largo de la entrega de las tarjetas: “Algo importante para destacar es que la gente se queja porque es hasta los seis años inclusive. Es que después de los seis, los nenes van a comer en el Servicio Alimentario Escolar (SAE), y el Gobierno va a estar haciendo una fuerte apuesta en lo que son los comedores de las escuelas, todo es parte del Plan Argentina contra el Hambre, para que por lo menos tengan un buen almuerzo”.

Sobre la continuación de las charlas y talleres sobre nutrición, Spivak explica que “los operativos de entrega y cursos son para municipios con más de dos mil tarjetas para entregar. Todavía no hubo municipios que tuvieran actualizaciones, pero si no se llega al número, las tarjetas se retiran directamente por el banco”. Respecto del uso de posnet en los comercios y verdulerías, explicó: “Se está articulando con la producción y el comercio y ya hubo un descuento del 10% para tarjetas alimentarias en varios autoservicios. Además, se está trabajando para que los productores de verduras y las verdulerías vendan con posnet social, que es gratis por un año para el comerciante”.

La última jornada de las tarjetas alimentarias llega a su fin. En una mesita con hojas y acuarelas dispuestas por el municipio de Berisso, una niña con dos colitas pinta una mariposa con poco pulso. Su abuela espera a que su mamá termine el trámite, mientras la cuida. “Yo vine a acompañar, nomás. Nos vinimos desde barrio El Carmen”. La niña suelta una sonrisa enorme y muestra su obra. “La verdad es que viene re bien, es un alivio, no para mí, sino para mi hija, que ya no sabía qué hacer. Me pareció tan linda, la charla de nutrición, el cuento para mi nieta. Ahora incluso vamos a la feria de verduras que armaron detrás del gimnasio, así volvemos con algo para cocinar”.


La Plata: 55% de malnutrición

El Movimiento Barrios de Pie relevó en el segundo semestre de 2019 la situación nutricional de los chicos y chicas que asisten a los comedores de La Plata, Berisso y Ensenada. Cristian Medina, referente del espacio, contó a La Pulseada los resultados: “A nivel provincial relevamos 28 mil chicos en comedores nuestros y de otras organizaciones, y dio como resultado que el 44% presenta malnutrición, la mayoría obesidad, por alimentarse de torta fritas o pan, esas comidas que son para engañar el hambre. Pero en La Plata, Berisso y Ensenada, relevamos 800 chicos de los barrios de Punta Lara, Villa Nueva, Barrio Obrero, San Carlos y Villa Elvira, y el índice de malnutrición supera el 55%”. Respecto de la tarjeta alimentaria, el referente reflexiona: “Sabemos que no es la solución definitiva pero es un gran paliativo.  Desde el movimiento vamos a participar asumiendo la responsabilidad de acercar a los productores de verduras y comerciantes a la venta directa”.


65 mil niños en la región

En su anuncio, el ministro de Desarrollo Social describió el impacto de la entrega de tarjetas para la región: “El 99,2 % de las titulares de las tarjetas serán las madres. Hablamos de 47 mil niños en La Plata,  o sea, más de 23 mil tarjetas. En Berisso, 6.300 niños y 3.200 tarjetas. En Ensenada 4.800 niños y 2.400 tarjetas. En magdalena, más de 800 niños, más de 400 tarjetas. En Brandsen 5.600 chicos y chicas y más de 3.100 tarjetas y en Punta Indio, 500 niños, más de 270 tarjetas. No apuntamos sólo a la buena nutrición, es un recurso económico que no estaba en el barrio y ahora habrá familias que van ir a comprar alimentos. Es un plan que busca claramente que todos coman bien y busca poner un piso del cual nadie pueda quedar por debajo”.


Fábrica social de alimentos de la UNLP

El Presidente de la UNLP, Fernando Tauber, anunció en el acto que “este mes llamamos a licitación para la construcción de una fábrica social de alimentos deshidratados, para comprometernos con los productores hortícolas de la región y generar las condiciones para que nuestra región supere el flagelo de que los chicos tengan hambre. Porque el hambre no espera y quienes lo sufren son nuestros compañeros y no podemos soportar que sus chicos crezcan desnutridos mientras nosotros no definimos prioridades. Esta es nuestra prioridad”.

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