Cinco artistas que trajinan en espacios oficiales e independientes describen el impacto de la ausencia de apoyo estatal en medio de la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria. Algunas experiencias sin final feliz.
La actividad teatral en La Plata enfrenta un franco retroceso en las políticas de cuidado y protección del trabajo. El concurso anual para subvencionar obras de teatro independiente, la Comedia Municipal y el Coliseo Podestá cancelaron su programación en marzo de 2020 por la pandemia de coronavirus y hasta ahora no hubo señales de reactivación. Así, en los teatros locales todavía se abre el telón por el esfuerzo y la organización de los artistas, contra la sordera municipal, la emergencia sanitaria y la falta de recursos.
Los artistas que dependen de los espacios culturales oficiales pero también los que transitan el circuito independiente denuncian la falta de compromiso local para contener el impacto económico de la crisis sanitaria. La Pulseada recuperó cinco relatos de actores, directores y artistas del teatro platense, que cuentan en primera persona los efectos de la desidia estatal, la falta de una solución a corto plazo y las consecuencias de la crisis económica. Sus miradas son las únicas que se reflejan en esta nota debido a que la consulta a las autoridades municipales no obtuvo respuesta hasta el momento de su publicación.
Negro sobre blanco
Claudio Rodrigo es uno de los dueños de La Mercería Teatro, la sala ubicada en 1 entre 36 y 37 que cumplió tres años. Desde marzo de 2020 el lugar permanece cerrado al público. “La pandemia pone negro sobre blanco. El teatro independiente se ha sostenido siempre por el esfuerzo de los actores y nada más que por eso. Ahora, nos vemos desprotegidos”, relata sobre la situación. Con las funciones canceladas por la pandemia, el actor describe que le tocó “reinventarse”. “Yo soy profe de teatro y me he reinventado con eso, pero la posibilidad de hacer funciones está paralizada. Desde Nación han dado ayudas, lo que nos permite tener en pie la sala”, explica.
Claudio dice que el grupo que coordina La Mercería Teatro no tiene esperanzas de poder retomar las actividades presenciales pronto. “Abrimos la sala este año poquito tiempo y se volvió a cerrar. No tenemos planes de abrirla, pagamos el alquiler y vamos a acondicionar para que no se venga abajo, es muy triste”, afirma el actor y describe que siente “una tristeza enorme al entrar en una sala vacía, cerrada”.
“Yo dirijo y tenía comprometido un ciclo en el Teatro Podestá que se suspendió en el 2020 y nunca más supimos nada. No hay perspectiva de que se habilite. Nunca nos avisaron qué va a pasar con eso”, agrega Claudio. De todas formas, el actor y director de teatro trata de rescatar lo positivo: “La pandemia nos puso en un lugar creativo. Hace mucho tiempo era impensable dar una clase de teatro por Zoom. Tenemos un ciclo pendiente, que está en stand by, para hacer funciones con un aforo del 30%, con la esperanza de abrirlo en octubre, noviembre, si la situación lo permite”.
“La pandemia nos puso en un lugar creativo. Hace mucho tiempo era impensable dar una clase de teatro por Zoom” (Claudio Rodrigo)
Una sala de teatro itinerante
Alejandro Orduna fundó hace diez años Teatro Práctico (TP) junto a dos compañeras, Agostina y Eugenia. La sala está ubicada en 65 entre 3 y 4. “Cuando arrancó la pandemia, tuvimos una baja considerable en lo que era la actividad vertebral de TP, que son los talleres, así que decidimos tomarnos un tiempo para ver qué podíamos hacer, hasta que nos dimos cuenta de que esto se iba extender mucho más en el tiempo y a partir de ahí surgió la posibilidad de iniciar a través de la virtualidad”.
La opción que encontraron fue dictar las clases de manera remota. De todas formas, Alejandro relata a La Pulseada que de un total de 200 matrículas a inicio de año para noviembre quedaban menos de 40 alumnos. “Así y todo junto con mis compañeras nos propusimos sostener los gastos de la casa, que la abrimos hace 10 años”, agrega el actor. A pesar de los esfuerzos, en octubre de 2020 el Teatro Práctico cerró sus puertas.
Por el atraso de los pagos en el alquiler la inmobiliaria decidió no sostener el proyecto. “Tuvimos que desarmar diez años de laburo en absoluta soledad”, explica Alejandro sobre el terrible momento, aunque destaca una veta, una mano solidaria que apareció a ayudar para que Teatro Práctico continúe: “Surgió la idea de armar un formato itinerante. El corazón de los talleres iba a continuar vivo en otras casas culturales para poder seguir con nuestra labor. Amamos el teatro, lo entendemos como un espacio de resistencia. Estamos resistiendo, por eso arrancamos las clases este año en un espacio recién nacido que se llama Teatro Abierto, a dos cuadras de los que fue Teatro Práctico”, concluye.
“Tuvimos que desarmar diez años de laburo en absoluta soledad y surgió la idea de armar un formato itinerante” (Alejandro Orduna)
Un trabajo aparte
Ana Alba es actriz y forma parte de la Murga la Gran Puta, que en noviembre de 2019 estrenó Feminazis en La Gran Siete de 62 entre 1 y 115. Una puesta en escena pensada para recorrer las salas independientes de la ciudad con entre 12 a 20 funciones. Tras la cancelación de la iniciativa, a inicios de 2020, Alba se concentró en su otro trabajo, uno “independiente de la movida teatral”, comenta y agrega que tuvo “toda la vida doble trabajo, para pagar las cuentas”.
“Yo en el ámbito del teatro independiente soy actriz y directora. Hace varios años que no logro ingresar a cualquier camino oficial. No participo de la Comedia ni municipal ni provincial”, cuenta la artista. Así, durante la pandemia Alba dedicó sus esfuerzos a participar activamente de la Asamblea de Teatristas Platenses, un grupo que desde el año pasado reclama la reactivación del financiamiento local y ayuda económica para los actores en situación de emergencia (ver Teatristas platenses al borde de la extinción).
Ana explica que el espacio sirvió para pedir a la Municipalidad de La Plata por el presupuesto para la Comedia Municipal y el Ciclo de Teatro Independiente “que tanto en 2020 y 2021 no fueron utilizados bajo ningún concepto, ni por virtual, ni por streaming; es un dinero de los teatristas que no sabemos en qué se utilizó”. Por ahora, la actriz mantiene su relación con el teatro acompañando a sus compañeros de La Plata y exigiendo mayores respuestas por parte del secretario de Cultura, Martiniano Ferrer Picado: “Cuando pedimos explicaciones no hay respuesta alguna, pedimos un informe de lo que se hizo con esa plata hace más de un mes, pero evidentemente no existe”.
“Los presupuestos 2020 y 2021 para la Comedia Municipal y el Ciclo de Teatro Independiente es un dinero de los teatristas que no sabemos en qué se utilizó” (Ana Alba)
Teatro al aire libre
Diego Aroza trabajó hasta 2015 en la Comedia Municipal de La Plata, cuando removieron al personal y tras meses de reclamo el Teatro Argentino, bajo la gestión del Ministerio de Producción bonaerense, tomó a los empleados dentro de su planta. Sobre la crisis en el sector el artista describe: “Se siente el cambio de ritmo, sobre todo desde lo laboral y realmente la apoyatura desde lo estatal ha sido muy poca. El Municipio ni siquiera ejecutó los presupuestos que estaban previstos para el teatro. Se podría haber hecho un listado de emergencia, pero ni siquiera eso”.
Actor y director de obras infantiles, Diego se define como un artista que dialoga todo el tiempo con el teatro independiente. De hecho, este invierno se presentó al concurso de la Municipalidad de La Plata con dos obras para las vacaciones de invierno: El soplador de estrellas, de Ricardo Talento, y Una isla, un mundo, con el grupo Sin camarín. “Desde lo económico, yo tengo el sueldo provincial (por el Teatro Argentino), pero en el extra por las clases, los talleres y las obras repercutió mucho, porque los montos fueron nulos”, relata el actor.
“Personalmente tengo una realidad distinta a la masa de trabajadores que están en proyectos independientes, porque no son solo los que están arriba de los escenarios, técnicos, diseñadores”, manifiesta Diego y denuncia que “las salas han cerrado y dejado a la gente en la calle, algo que ha tenido una respuesta nula en la Ciudad”. Como contrapartida, el actor plantea que puede ser una oportunidad el Teatro Martín Fierro, ubicado en el Lago del Bosque platense, que se mantiene cerrado desde hace años y está en disputa entre los gobiernos municipal y provincial. “Si estuviera abierto se hubieran cubierto un montón de cuestiones de la pandemia, pero está destruido”, afirma.
“Las salas han cerrado y dejado a la gente en la calle, algo que ha tenido una respuesta nula en la Ciudad” (Diego Aroza)
Un vocero para los escenarios
Fabio Prado es actor y director, trabaja en el Teatro Argentino y forma parte de la Asamblea de Teatristas platenses, como vocero de la organización. “La pandemia me agarró así, como otro de los empleados públicos que sigue cobrando su sueldo, pero es ínfimo el porcentaje de actores que tienen un trabajo estable relacionado a la profesión. De hecho, la inestabilidad o la precariedad del trabajo actoral es anterior a la pandemia, es histórica”, explica sobre la realidad de la actividad en la ciudad.
“Mi situación se da como un privilegio cuando no es tal. Soy uno de los pocos que más posibilidades tiene, por eso soy vocero de la Asamblea”, agrega Fabio. Desde el espacio, solicitaron apoyo económico para los artistas que se quedaron sin trabajo ante el cierre de actividades por la pandemia, una crisis que afectó al menos a 60 núcleos familiares. También elevaron un reclamo para que se reactiven las líneas de financiamiento a obras, pero no hubo respuestas desde la gestión platense.
“Es ínfimo el porcentaje de actores que tienen un trabajo estable relacionado a la profesión. La inestabilidad es anterior a la pandemia, es histórica” (Fabio Prado)
Fabio sostiene el reclamo por respuestas de las autoridades locales y reconoce como valiosa “la actitud solidaria de las bases y de los teatristas y también de instituciones como el Instituto Nacional del Teatro (INT), que aportaron desde bolsos de comida hasta llevar adelante proyectos”.
“Ahora se suma que las salas pueden abrir con un aforo del 30%, cuando la mayoría de las salas independientes tienen como máximo capacidad para 40 personas”, detalla el actor y añade que la mayor preocupación es que “no existe ningún incentivo extra dado por las autoridades municipales y no se ejecutan los presupuesto, que es lo que queremos preguntarle al secretario de Cultura”.