Editores y lectores de publicaciones culturales autogestionadas se reunieron ayer en la casona C’est la vie con el propósito de discutir el lugar que ocupa la política en sus páginas. Durante la jornada se realizó la presentación de El Ansia Revista, hubo feria de publicaciones y cerró un acústico de La Especial de los Viernes.
Por Juliana Arens
Lectores y editores se sentaron en una ronda, para hablarse a los ojos, para festejar el encuentro. Y en el centro de la rueda sus producciones: desparramadas, unas arriba de las otras, las revistas culturales autogestivas de la ciudad.
La casa que los abriga es C’est la Vie, un espacio cultural autogestionado, y ese no es un hecho fortuito, ya que son estos espacios los que se construyen como posibilitadores del encuentro y vienen creciendo al ritmo de las diversas expresiones culturales locales.
Mientras la jornada sucede en el salón del fondo, hay gente charlando en el patio, una feria de ropa expone sus pilchas en la salita de exposición, los lectores curiosos de siempre chusmean las novedades en los estantes de Malisia y se sirve la merienda en la habitación que da a la calle.
La gente se mueve, transita las habitaciones, escucha y construye la jornada. Ahora se apiñan en círculo. Las sillas no alcanzan y algunos se sienta en el piso, se acomodan al calor de la reunión-asamblea y comparten sus inquietudes y sus certezas.
El intercambio
Ignacio Saffarano, de Otro Viento, recordó las preguntas que sirvieron de excusa a la jornada: ¿De qué manera atraviesa la política a las revistas culturales autogestivas? ¿Por qué siguen apostando al papel cuando se hace cada vez más difícil solventarlo?
Abrió el debate la premisa que las hermana: “Nos diferenciamos de las producciones hegemónicas por muchos motivos, y uno de ellos es que nuestras revistas no compiten, sino que comparten”.
Y aquí la primera respuesta ante la pregunta sobre la política en sus producciones.
“Celebramos crecer y apoyarnos solidariamente para lograrlo. Creo que esa es la vuelta que le queremos dar a lo político desde nuestra propia práctica periodística”, explicó Soledad De Battista, de Mascaró. Contó que cuando surgió la idea de empezar con la revista se preguntaba si era positivo que surjan tantas y tan diversas, cuando en realidad sentía que la búsqueda era la misma, y que fue la práctica la que le dio la respuesta: “Me di cuenta que todo el esfuerzo por separado se multiplica. No tenemos que ser todos uno, sino ser muchos más”.
En esta línea, Ignacio de Otro Viento planteó la importancia de salir en papel “sea como sea” y fortalecer AReCIA para disputarle a quienes tienen la hegemonía de los medios y “para que la opción local al diario El Día no sea sólo La Pulseada, sino una diversidad de revistas”.
Como siempre, dándole otra vuelta a la rosca, en el interior del nodo local no sólo se plantean la importancia de estar en diálogo con las revistas hermanas, sino también con sus lectores, los reales y a los que quieren alcanzar.
Daniel Badenes, de La Pulseada, la revista que preside AReCIA, explicó que resultan primordiales las reuniones entre revistas, para sortear juntos las dificultades y compartir horizontes, pero que la búsqueda del colectivo de colectivos es también generar otras acciones que impliquen salir a la calle, interpelar a quienes quizás ni siquiera conocen sus trabajos.
Esta búsqueda se enmarca en la mirada compartida por todas las revistas que entienden que sus producciones no son un fin en si mismo, sino un medio para alcanzar objetivos macros que apuntan a profundizar el proceso de pluralización de la palabra y de libertad de expresión. Entonces Juan, de Otro Viento, habló de “entender la política como transversal a la construcción total del colectivo cultural que conformamos”.
Por su parte, el integrante de La Pulseada destacó los términos de la convocatoria:
–Celebro que la primera actividad de discusión que hagamos como nodo sea sobre la política porque nos incomodaba un poco esto de “independientes”. Nosotros sabemos que siempre detrás de los medios hay intereses. La diferencia es que mientras que atrás de algunos medios hay timba financiera, soja, petróleo y otro negociados, atrás de nuestras revistas hay organizaciones sociales, colectivos de jóvenes, etcétera, como detrás de La Pulseada hay un obra dedicada a la niñez que arrancó hace 30 años y que hoy se moviliza ante el vaciamiento del sistema público de protección. Nuestros intereses definen nuestra agenda, no somos neutrales.
Comprendiendo lo que significa asumirse actores políticos, las producciones autogestivas logran romper la estética del folletin de denuncia, y en sus páginas se pueden encontrar nuevos debates y lecturas diversas sobre la coyuntura.
Agustín Arzac, integrante de Trinchera y Estructura Mental a la Estrellas, y referente del Nodo La Plata de Arecia, compartió su mirada sobre la importancia de que sus agendas no estén ni en un extremo, atadas a lo que dictan los monopolios mediáticos, ni en el otro, “enfrascando” debates. Se planteó así la necesidad de encontrar la propia capacidad creadora al momento de construir agendas que disputen el sentido, y está práctica se forja en el trabajo conjunto con las organizaciones de base.
Otras preguntas inquietantes
¿Por qué insistir con el papel? Las respuestas más contundentes llegaron de parte de los lectores: “conocí las revistas gracias a militantes que se acercaron a vendérmelas”. Resulta indiscutible la importancia del encuentro. ¿Estaríamos reunidos si las publicaciones fueran digitales? ¿Qué pondríamos en el corazón de la ronda?
Otras de las preguntas que movilizaron el debate de editores y lectores fue quiénes acceden a las publicaciones y qué sucede con todo eso que se les escapa.
Verónica Luna, de Estructura Mental, acercó su incertidumbre sobre si las revisas son “la caligrafía de nuestro tiempo”, y Martina Genusso, de Trinchera, se preguntó sobre qué lector construyen al definir una determinada estética, los temas abordados, los conceptos, y demás elementos que definen al lector. ¿Cómo hacer para que más personas nos lean?
Como respuesta una lectora valoró que las revistas funcionen como disparadores y compartan algunas pistas para comprender; y Soledad, de Mascaró, contestó que esa inquietud la miden en término de potencialidades: están trabajando para llegar a más gente.
De todas formas, una vez más, la respuesta a esta inquietud llevó a las organizaciones sociales y a todas esas otras actividades que se despliegan a la par de las revistas. Las publicaciones son una herramienta más, y es posible incidir en otros escenarios desplegando otras tantas estrategias. En esta línea se inscribe la jornada “Desbordes” que se desarrolló en Plaza Moreno con motivo del primer aniversario de la gran inundación del 2 de abril de 2013.
“A los compañeros que arrancaron con La Pulseada, hace 12 años, les decían que estaban locos”, recordó Daniel Badenes. “Con el tiempo no sólo descubrimos que no estamos locos, o que tenemos una sana locura y que esa locura es nuestra política: descubrimos además que no estamos solos, y vemos cómo siguen apareciendo colectivos con ganas de hacer revistas. Encima convocamos a un encuentro como éste y se llena de gente. Celebremos que estamos todos locos y, definitivamente, no somos neutrales”.
Las charlas siguieron entrada la medianoche, en la barra y en el patio de C´est la vie, mientras la jornada cultural cerraba con la actuación de La Especial de los Viernes en el mismo lugar donde se desarrolló la charla y la feria. Las revistas culturales que conforman el nodo local de AReCIA confirmaron la potencia de trabajar juntos y su voluntad de estar en las calles, en las facultades, en los barrios. Para relatarlos y, al hacerlo, transformarlos.