Nota principal: Eduardo Candreva, un abridor de caminos
“Será con un dolor gigantesco pero vamos a continuar”, dice Juan Delú, integrante de la camada más joven de Futura
Con más de un cuarto de siglo, la radio contiene en su actual equipo a personas que se sumaron en distintos momentos de esta historia. Juan Delú se define como parte de “la última camada”, mayormente integrada “por compañeros y compañeras de entre 25 y 16 o 17 años”.
“Están los fundadores, que encabezaba Eduardo, compañeros de 50, 60 años; una segunda camada, algunos hijos de éstos, como Martín Petti, que protagonizaron una reactivación hace unos 15 años y planteaban toda una renovación desde la estética y el lenguaje: Rodolfo Secco, Jorge y Martín Goyeneche, padre e hijo… compañeros que siempre estuvieron cerca, que por ahí paralelamente empezaron otros proyectos pero han acompañado siempre —clasifica Juan—.Y después venimos nosotros”.
Juan es viejo entre los nuevos: tiene exactamente la edad de la radio y a ésta como parte de la banda sonora de su vida desde mucho antes de asumirla también como proyecto: “En mi casa de barrio Aeropuerto se escuchaba solamente eso. Después empecé a entender qué era una radio y toda la bola, pero la música y la artística ya la tenía incorporada como el sonido de mi infancia”. En la secundaria apareció la idea de hacer un programa de rock con amigos “y enseguida se me ocurrió Futura, porque era la referencia que tenía. Vinimos para acá y empezamos haciendo un programa de bandas de la ciudad los martes a la tarde. Después fue un caminito como se vio tantas veces en este espacio: el programa, el programa que empezó a salir mejor, venir en otros horarios, engancharse, aprender a operar…”.
La convivencia de tantas generaciones no siempre fue fácil: “A la primera camada siempre la entrada de jóvenes les mueve un poco, les da cosa, porque quieren garantizar la continuidad y por ahí uno que es más chico, viene con otras ideas a hinchar las pelotas”, se ríe.
“En un lugar donde tantos pasan para empezar otro proyecto, Eduardo también representaba la continuidad, la historia, el mantener eso todos los días. Por ahí ya con menos tareas que antes, dedicándose más a su programa de la tarde y menos a la gestión de la radio, pero esa presencia era muy necesaria. Además lo que te hacía sentir más cómodo era que te respetaba mucho. Nunca utilizó su figura de poder, digamos, para limitar a nadie. Por lo menos esa es la experiencia que yo puedo contar en los últimos ocho años”, afirma Juan.
Y hay algo más que él y todos quieren dejar claro ante “tanta gente que pasa, pregunta y tiene miedo sobre la continuidad de todo esto, que fue el proyecto de vida de Eduardo: la radio va a seguir. No igual que siempre, será con un dolor gigantesco y cambiando un montón la organización, pero va a continuar. Eduardo se va en un momento donde la radio está de pie, puede seguir funcionando lo más bien, y creo que es lo que a él lo debe dejar más cómodo en donde esté”.