Javier Auyero y María Fernanda Berti
Katz Editores
Buenos Aires, 2013
174 páginas
Un sociólogo y una maestra quieren replicar en otro sector del Conurbano un estudio anterior sobre los padecimientos que acarrea la contaminación. Pero más que referencias al sufrimiento ambiental escuchan hablar de asesinatos, violaciones, tiroteos y peleas familiares. El objetivo de la investigación cambia y pasa a centrarse en “el trauma colectivo creado por la constante violencia que se vive en un barrio marginalizado”. El tema no es sólo abordado con estadísticas y fuentes periodísticas sino también —etnografía mediante— rescatando vivencias y percepciones de los afectados. Sin obviar el contexto mayor de “informalización y desproletarización”, se intenta dar cuenta de cómo los “macroprocesos y las microviolencias se vinculan y refuerzan”. En lugar de tratar disociadas las distintas formas de violencia —doméstica, sexual, criminal, íntima o pública—, se muestra cómo están complejamente encadenadas. Auyero ya había impugnado al sentido común respecto del uso que hace de términos como “clientelismo”. Ahora lo hace sobre la “inseguridad”: un discurso “fabricado y manipulado” por los sectores medios donde los desposeídos —sus mayores víctimas— sólo aparecen como victimarios. Su “inseguridad” resulta entonces negada e invisibilizada. Escrito desde una preocupación “más ética y política que académica”, éste es un libro urgente y necesario que señala entre las principales causas del drama que describe “la presencia estatal selectiva, intermitente y contradictoria” en esos territorios y apunta que “la sola presencia de un oficial del Estado confiable podría haber impedido que la violencia se multiplique y escale”. Quien quiera oír —o mejor: quien deba oír— que oiga.
Carlos Gassmann