Mientras los diarios locales del viernes titulan 51 muertos, en las zonas más afectadas sostienen que la cifra es mucho mayor. «En el centro la tormenta fue desgracia, acá fue desgracia y pobreza», lamenta una vecina de barrio Aeropuerto.
Tres días después de esa noche fatídica, vecinos de distintos barrios del sur denuncian no haber recibido asistencia municipal alguna. Falta todo: agua, ropa para abrigarse, comida, medicamentos, colchones para no dormir en suelo fangoso. En una zona de barrio Aeropuerto lo básico llega de la mano de familias de Don Orione, Claypole, del municipio de Almirante Brown. Se organizaron para viajar a La Plata por la iniciativa de un chico de 12 años que masificó una colecta en las redes sociales. La Pulseada charló con vecinos en pleno reparto. El punto de distribución es una casa particular. Sobre la esquina de 6 y 92 se despliega un tablón lleno de ropa. Las familias revuelven, agradecen y se cruzan con los de Almirante Brown que no paran de descargar vestimenta; hay emociones cruzadas, llantos y alegría. «Nosotros somos el pueblo, ayudando a nuestro pueblo», cuenta a la Pulseada uno de los donantes, conmocionado por el paisaje de abandono del barrio platense.
Bajo el sol picante del mediodía Lorena separa ropa de la donación para alcanzar a un comedor en 11 y 93: «Acá algo tenemos, allá nada de nada. Están haciendo una olla de comida para todos». Dice que estuvo en shock, que ahora está mejor: feliz de poder ayudar. Mira para abajo, sus brazos están cargados de bolsas, vuelve la vista al grabador «Nadie habla de los muertos de acá» y señala un baldío a media cuadra. Hasta la tarde del martes ahí había tres casillas y tres familias adentro. «Ahora sólo queda el piso» En el barrio nadie sabe de ellos y desconocen si las desapariciones fueron denunciadas formalmente. «En el centro la tormenta fue desgracia, acá fue desgracia y pobreza. Acá la desgracia castigó a la miseria».
Idéntica situación se vive en Altos de San Lorenzo, en la zona de 15 y 80, donde casi 100 familias sólo habían recibido 15 colchones, 20 bidones de agua y algunos alimentos.
Esta última catástrofe en la ciudad fue especial por las zonas afectadas. Desbordó Tolosa, el norte del cuadrado y el barrio de Parque Castelli. Llegó a todos bajos de la ciudad (los pobres y ricos). Hizo que cantidades de familias de todos los sectores económicos lo perdieran todo.
Estamos acostumbrados a que las inundaciones afectan más que nada a los pobres; porque desde antes de la tormenta viven en situación de sobrevivencia. En los barrios donde las casas son de cemento podían verse con horror las marcas que dejó el agua: uno y hasta dos metros de líneas oscuras en las paredes.
Caminar por la 25 desde 60 hacia 66 es rememorar el horror. Casas enteras mudadas a las veredas para secarse: sillones, camas, ropa, electrodomésticos. Caminar calle 6 desde 90 hacia adentro muestra el horror de la pobreza, agravada por una tormenta que, en muchos casos, no dejó viviendas en pie que muestren las marcas del agua.
Josefina Garzillo