Ignacio y Cotorra revelan cómo crearon la letra de la canción sobre la catástrofe de abril. De una asamblea a un mural; de esa pared a otras imaginaciones; y de parque Castelli a la glorieta de la plaza San Martín, parando en todas. “Las horas pasaban… la gente ayudaba y la Gorra no hacía nada”, en “una ciudad hundida que fue realidad”, dicen los chicos en el tema, que se presentó en La Pulseada Radio.
Por Josefina López Mac Kenzie
—Ignacio, ¿tenés 5 minutos para mí?
Ignacio (19): Mmm… Y… no sé. Sí. Cinco. ¡Más!
—Contame cómo salió la idea de hacer una canción sobre la inundación
Ignacio: Y, no sé, salió del mural… vieron las formas…
“El mural estaba en el parque Castelli, y a una jornada cultural que hizo la asamblea de Castelli, formada después de la inundación, fuimos con Cotorra y con la Tana, y a partir de lo que había dibujado la gente de la asamblea empezamos a contar lo que decía el mural —contextualiza Benchi, integrante de la organización Olla Popular de la plaza San Martín—. Eso lo pasamos a papel y fueron las primeras letras”.
Es 17 de agosto y hace frío en el centro de La Plata. Se prepara la actividad por los tres años de la Olla Popular de la Plaza San Martín, en vísperas del Día del Niño. Mientras hablamos hacia el fin de la tarde, prueba sonido la banda de cumbia “La Florcita de la Esquina”, donde se mezclan chicos y grandes, y muchas manos empiezan a rebanar verduras para un guiso.
—¿Tiraban ideas?, ¿cómo era?
Ignacio: Sí, ellos tiraron una parte del estribillo y después lo quisimos tirar, seguir, y que cuente lo que pasó, como tirar una parte que está en un mural y se ve…
—¿Te salían cosas de lo que veías en el mural o de lo que recordabas?
Ignacio: Como lo que yo vi. Después que pasó la inundación hay una parte que dice, que nosotros la inventamos, que dice “la gente ayudaba, / la Gorra miraba / y no hacía nada”; “soy tu pesadilla / que vuelve a pasar, / y sólo le queda flotar”, “una ciudad hundida / que fue realidad”. Y así, como que esa parte va para la Gorra. Como que tuvieron que venir militares a ayudarnos a nosotros, que son de otro lado. Que capaz que ni nos conocen a nosotros. Y como que los gorrudos de acá ninguno hizo nada. Como que vos veías que la gente traía cosas para ayudar y ellos no hacían nada, cuidando así con las manos cruzadas y si necesitabas una mano no, como que…
—¿Vos cómo pasaste el día de la inundación, dónde estabas..?
Ignacio: Ahí cerquita, en la Torre 1. Yo vivo en la calle y como que vi que los coches pasaban por la mitad de la plaza Moreno. Como que a las 6 de la mañana cayó una caravana de todo Gendarmería… como que sentía que llovía y no paraba más. De repente una familia se acercó. Tres pibas eran. Y decían que no podían llegar a la casa, que se estaban inundando todo.
—Estás en la calle, vivís en la calle. ¿Qué fue lo distinto de esos días, lo que más te impactó?
Ignacio: Como que de repente empezaron a ver como que de una simple lluvia se fue al carajo. Vos veías como que la gente tiraba cosas a todos lados… también se aprovechó la gente… Como que veían que traían muchos policías y la gente como que no querían policías. Querían que ayude. Y si vos no querés Policía hay muchos pibes a la noche y como que algunos se aprovechaban y otros no.
—¿De dónde sale lo del caballo de la 122, de la canción?
Ignacio: Porque es el caballo de la 122.
—¿Pero quién lo vio?
Ignacio: Los pibes.
—¿Qué pibes?
Ignacio: Pablo y una pibita, una amiga mía. Como que ahí se inunda mucho. Como que salió, como también para nombrar el barrio de donde es el guachín que canta. Y ellos viven cerca de ahí. Dos personas lo vieron. Como que… “tengo que volver a casa, no sé si mi vieja en casa estará”, “…en el barrio / un caballo muerto en la 122”.
—¿Vos sos el que vio el caballo en la 122? ¿Cómo fue eso?
Cotorra (12): Fue todo un flash, un embole, de toque.
—¿Por qué?
Cotorra: Porque el chico iba en el caballo, estaba todo inundado y se le quiebra la pata al caballo.
—¿Era de día o de noche?
—Era de día. El chico saca el machete, el que le quebró la pata al caballo dice ‘si no me va a andar más yo prefiero matarlo’. Y lo mata. Y se lo lleva el agua solo por toda la 122.
—¿Y vos estabas viendo ahí?
Cotorra: Sí, yo estaba ahí.
Ignacio: Aunque después pasó esa parte de que acá en el centro se alivió el agua y en los barrios empezó a quedar corte tipo lagunas y hasta que se iba desagotando todo eso iban pasando un montón de cosas…
***
—¿Qué te gustaría que pasara ahora con esa canción? ¿Que circulara, que la pasaran en las radios..?
Ignacio: No sé si que circule, pero que quede en la memoria de cada gente. Como que estaría bueno.
—¿Por qué?
Ignacio: No me importa si sube, si se va, nada.
—¿A vos, Cotorra, qué te gustaría que pasara con la canción de la inundación?
Ignacio a Cotorra: ¿Que se vaya, como que la escuchen, nomás?
Cotorra: Que la pasen en la radio.
Ignacio: ¡Estaría, estaría! Hay dos temas de la inundación. Uno que lo hicimos nosotros y otro que lo hizo un amigo de nosotros.
—¿Y a ése quién lo tiene?
Cotorra: Lo tiene Javi, otro amigo. El toca la pandereta.
Ignacio: Y el cajón peruano.
Cotorra: Y el cajón peruano de vez en cuando.
Alrededor de la glorieta donde La Pulseada entrevistó a los chicos, el 17 de agosto pasado hubo música, juegos, títeres, radio abierta y guiso popular. Tocaron además de La Florcita de la Esquina, El Circo de Yuyito y Yo y la Monada. La Olla cumplía tres años.
La Olla, comienzos y presente
La Olla tiene su origen en la Asamblea Permanente por los Derechos de la Niñez, que surge en 2008 como respuesta a hechos de represión parapolicial hacia un grupo de jóvenes que vivían allí, estigmatizados como “la banda de la frazada”. En 2010 empezaron a juntarse todos los martes en la plaza alrededor de una olla popular para denunciar la situación de abandono de la infancia y la adolescencia en La Plata y la responsabilidad del Estado en la ausencia de políticas de protección y promoción de la infancia.
Entre las consignas que mantienen y con las que convocaron a la actividad del 17 de agosto están:
-¡El hambre es un crimen!
-¡Basta de gatillo fácil y abandono de la infancia!
-¡Justicia por Omar Cigarán, Rodrigo Simonetti y todos los pibes asesinados impunemente!
-¡Ni un pibe menos!
-¡Trabajo digno para todas y todos!
Cumplieron tres años y denuncian esto:
“Los problemas que nos convocaron en 2010 no solo siguen vigentes sino que se han profundizado. Los niños, niñas y jóvenes siguen siendo víctimas de la desprotección y de la vulneración de sus derechos a la salud, a la educación, a una vivienda digna; trabajan cotidianamente en la calle para ayudar al sustento familiar mientras los adultos padecen la precarización laboral y la desocupación. El Estado, tanto municipal como provincial, lejos de desconocer esta situación, interviene de manera desarticulada y superficial, sin trabajar las causas profundas que determinan su condición. A su vez, decide limitar los recursos asistenciales mientras que promueve y avala la violencia policial a través de políticas de encierro y represión”.
Y hacen esto:
-trabajan junto a niños, niñas, jóvenes y sus familias buscando respuestas colectivas a través de emprendimientos educativos, artísticos y de trabajo cooperativo. Hacen talleres de alfabetización, un proyecto audiovisual y una revista; ensayan con la banda de cumbia “La florcita de la esquina”, y producen pizzas en “La Pizzicleta”. Este último tiempo también buscan salidas para generar condiciones de vida más dignas en los hogares de cada familia.
“Desde comienzos de 2013 –cuentan-, dejamos de realizar los encuentros de los martes en la plaza porque consideramos necesario fortalecer nuestro proyecto enfocándonos en las actividades que venimos desarrollando. A esta necesidad, se sumó el hostigamiento, la persecución policial y una causa penal contra un compañero que trabaja en la calle, de la cual fue absuelto porque pudimos demostrar, gracias al esfuerzo y valentía de muchos compañeros, que era una causa armada. Sin embargo, estamos trabajando para volver a la calle con más propuestas y más fuerza para seguir gritando”.