«12 de septiembre de 2016. Tres oficiales se acercan a informar que se iba a producir un desalojo. Muchos empezaron a correr y rescatar la mayor cantidad de maderas posibles para poder construir en un futuro; otros, resignados, incendiaban sus casillas y se retiraban hacia la calle con las manos vacías. Los policías avanzaron hacia el terreno destruyendo las casillas, las daban vuelta o las incendiaban. Quedaban las familias en las calles de barro»