Después de más de 11 años de lucha a partir del homicidio de su hija Nélida Gamboa abre esta semana las puertas de la “Casa Sandra Ayala Gamboa” (CSAG), que funcionará como un Centro de Atención a mujeres víctimas de violencia.
La apertura de esta casa es el resultado de una larga pelea de “Nelly” Gamboa junto a organizaciones de mujeres de la ciudad que la acompañaron a partir del femicidio de su hija en el edificio de ARBA en el 2007. Ellas resistieron el intento de todas las gestiones que buscaban reabrir el edificio sin registro de lo que había ocurrido ahí.
Hoy Nélida dice: “Este logro para mí significa mucho. Hubiese querido tenerla de vuelta de otra manera. Pero me fortalece saber que por medio de la CSAG podemos ayudar a que muchas mujeres no pasen por lo que pasó Sandra”. A continuación, reproducimos la carta que escribió:
EL AMOR INCONDICIONAL DE UNA MADRE TODO LO PUEDE, NADA LO SUPERA.
Soy Nelly Gamboa, mamá de Sandra Ayala Gamboa, que como muchos en esta ciudad saben, fue asesinada en el interior del edificio de calle 7 entre 45 y 46 dependiente del Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires, luego de haber sido citada para una entrevista de trabajo. Allí, en ese edificio, a mi hija la mataron.
Sandra vino a La Plata para poder cumplir sus sueños y sus proyectos. Era enfermera y quería continuar estudiando en la facultad de Medicina; buscaba trabajo para poder cumplir parte de sus proyectos.
Pasaron más de 11 años y 7 meses desde aquél día más triste de mi vida: viernes 16 de febrero del 2007.
Aún siento como si el tiempo no hubiera pasado. No hay un solo día sin que la extrañe.
Pero desde aquel momento, aún sin fuerzas, me prometí y le prometí a Sandra que no dejaría de pedir justicia. Por ella y por cada una de las mujeres que todos los días sufrimos violencia. En el camino aprendí muchas cosas. No dejé de sufrir ni de sentir tristeza, y ya no soy la misma Nelly de antes. Pero mis convicciones siguen siendo las mismas.
Este gobierno de María Eugenia Vidal, quien nunca quiso recibirme siquiera para escucharme, intentó por el contrario, al igual que el gobierno anterior, abrir las puertas del edificio tal como si allí nada hubiera ocurrido nada. Impunemente comenzaron a trabajar en su reconstrucción en forma escondida, con obreros y maquinarias en su interior, después de las 12 de la noche y hasta la madrugada (sin cartel de obra como correspondía a cualquier construcción en ejecución) como lo he mostrado en fotos y con testigos de esa situación en su momento.
Recurrieron a tener el gesto de llamarme cuando ya era conocido que esto sucedía, y cuando cayeron en la cuenta –probablemente- de que no sería tan sencillo poner en funcionamiento oficinas públicas sin que muchos platenses y compatriotas expresaran su rechazo.
Estaba decidido. El edificio se reabriría.
Esa reunión fue muy dolorosa para mí. Una vez más. La lucha de más de 10 años parecía no tener sentido.
No llegamos hasta acá para que este edificio borre la cara de Sandra, tape su femicidio y la responsabilidad del Estado con apenas una placa en la puerta o un monolito en la vereda, tal como nos ofrecieron desde las autoridades de Economía: ¡eso no tiene nada que ver con mantener viva la memoria de Sandra!
Fueron años de muchas cosas el 2017. No pretendo dar detalles de tantas discusiones, dolores, idas y vueltas. Pero hoy hemos avanzado gracias a nuestra lucha, dando pasos que para mí son muy importantes. Y no se lo debemos a ningún gobierno de turno.
El edificio está a punto de reabrirse -y a través de la Secretaria de Derechos Humanos de la provincia- allí funcionará la CASA SANDRA AYALA GAMBOA como Centro de Atención a Mujeres. Allí me encontraran junto al acompañamiento de las personas y las organizaciones que siempre han estado conmigo, y con la firmeza de que nuestra participación y control del funcionamiento de esta institución del Estado deberá ser garantizada con un equipo interdisciplinario de profesionales comprometidos con la temática; desde donde seguramente tendremos que dar nuevas batallas: esa es nuestra tarea y nuestro compromiso, porque ¡EL ESTADO ES EL RESPONSABLE!
No es sólo por Sandra. ES POR TODAS, ES POR CADA UNA DE NOSOTRAS Y POR CADA UNA DE LAS QUE YA NO ESTÁN. Hay mucho por hacer, y no vamos a parar. La CASA SANDRA AYALA GAMBOA ES LA CASA DE TODAS Y TODOS.