Internalizar la diferencia

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En una crisis crónica de financiamiento, APRILP, la institución ubicada sobre Plaza Italia, tiene ahora una deuda millonaria del IOMA por la atención de pacientes sin obra social. La falta de dinero hizo que dejaran de pagar los aportes de los trabajadores a la AFIP, que intimó a su presidenta. Casi no llegan a pagar sueldos y aguinaldos. 

Entrevista Francisco Martínez
Fotos: Gabriela Hernández

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En los últimos años, la entidad redujo su horario de atención en cuatro horas, hasta las 16, por falta de presupuesto.

APRILP es una institución que nació a mediados de los años ’50, después de la tercera epidemia de poliomelitis que afectó a la Argentina y que provocó 6.500 casos. Su sigla deconstruida es Asociación Pro-Rehabilitiación Infantil La Plata, aunque hoy, más de 60 años después de su creación, atiende tanto a niños como a personas adultas y “de la tercera y cuarta edad”, según explica Cecilia Bolech, su presidenta, en diálogo con La Pulseada. La entidad, que realiza entre 800 y 1.200 prestaciones mensuales y tiene como ingreso fuerte la concesión del estacionamiento de Plaza Italia, vive, no obstante, una situación crónica de desfinanciamiento. Hace dos años, por ejemplo, corrió el rumor de que la Municipalidad de La Plata iba a readjudicar la concesión del parking a manos privadas. No fue hasta que el intendente Julio Garro visitó la sede de APRILP y, con ello, desmintió la versión, que en la institución lograron tranquilidad. Al igual que el Hogar de nuestra Obra, en Villa Garibaldi, también tuvo problemas con el pago de los servicios con la comuna local, que se había comprometido a abonarlos. Ambas instituciones sufren el “bicicleteo” continuo de la administración municipal.

Ahora, la crisis viene por otro lado: los aportes de IOMA, a través del Ministerio de Salud, correspondientes a los servicios brindados a todos los pacientes derivados del sistema de salud pública bonaerense. En todo 2017 la Provincia dejó de pagar ese dinero, y así se llegó hasta mediados de 2018, cuando la deuda se hizo una bola tan grande que corrieron riesgos los aguinaldos y los sueldos de los 74 “profesionales” que allí trabajan, como les gusta llamar tanto a los médicos como a los administrativos.

El 12 de julio, en medio de rumores de que el Ministerio a cargo de Andrés Scarsi iba a pagar la deuda, se realizó un abrazo simbólico a la entidad. Pacientes, fisiatras, médicos y administrativos cortaron el empedrado de Plaza Italia y salieron a reclamar por el dinero que les permitiera seguir funcionando. Casi simultáneamente, la Provincia depositó unos 2 millones de pesos en la cuenta de APRILP. “Es una parte de la deuda –explica Bolech–. Creemos que esto se sacó de un fondo especial, y que es parte de lo que corresponde a este año. Y nos garantizaron que respecto de la deuda está ‘circulando’ por el Ministerio toda la documentación para hacer efectivo el pago”.

La presidenta de la institución, que reitera que no le importa que le rematen su propia casa para evitar que cierren la entidad, dialogó con nuestra revista en su pequeña oficina, en la que apenas ingresa y enciende el aire para calentarla. “La humedad me hace mal”, explica.

El 12 de julio se realizó un abrazo simbólico a la entidad. Casi simultáneamente, la Provincia pagó parte de la deuda. (Foto: Cloe Givord)

–¿En qué consiste el convenio que generó esta deuda? –preguntó La Pulseada.
Es la prestación de servicios de rehabilitación en el paciente que no tiene obra social y que es derivado de los hospitales públicos de la Provincia. Es aquel paciente neurolocomotor que necesita rehabilitación. Hace casi 20 años que tenemos este convenio. Y siempre nos ha pasado lo mismo, con todas las gestiones. En algún momento se olvidan de pagar, se atrasan, es como que la discapacidad en esta sociedad todavía no está internalizada en la clase política, no en la gente como un hecho importante y un tema de salud, que es por lo que nosotros venimos luchando. Yo hace 33 años que estoy en APRILP, hay mucha gente que tiene la misma antigüedad que yo acá adentro; venimos luchando todos en este sentido: internalizar e interiorizar para que se ocupen y se preocupen. Los políticos, cuando acceden a los cargos, deben saber que la rehabilitación es un tema de salud. Es devolver las condiciones a la persona lo más favorablemente posible para conservar su salud. En la situación que les toque transitar: en una silla de ruedas, con una amputación, con una hemiplejía. Hasta que no entiendan esa parte va a ser muy difícil para las instituciones como la nuestra y para el tema “discapacitados”.

“Como ésta es una ONG sin fines de lucro seguimos atendiendo porque no le preguntamos a la gente qué cobertura tiene”

–Estamos hablando de pacientes que no tienen obra social.
No tienen obra social. Y lo que estábamos reclamando ya desde la gestión anterior es por aquellos pacientes que tienen una pensión por discapacidad de Nación, con la cual tienen un programa federal de salud que se llama «PROFE». Este programa nunca pagó, por lo tanto, es comportarse como si el paciente estuviera sin obra social. Entonces le estamos pidiendo a esta gestión, ya que “PROFE” ahora pasaría a otro programa, «Incluir Salud», que lo va a manejar IOMA aparentemente, que se paguen también estas prestaciones. Ocurre que una persona que atendíamos sin obra social y por quien el Ministerio (de Provincia) nos pagaba la prestación, por tener una pensión de Nación y tener el «PROFE» nos dejan de pagar porque consideran (o consideraban) que ya tenía obra social. Entonces, no pagaba nadie por ese paciente. Como ésta es una ONG sin fines de lucro, seguimos atendiendo porque no le preguntamos a la gente qué (cobertura) es lo que tiene. Porque la atención está garantizada igual. Pero en APRILP, como otras instituciones que garantizan igual, llega un momento en el que no se puede seguir funcionando porque no tenés fondos.

¿Esa deuda generó recortes en las prestaciones?
La deuda del Ministerio de Salud es del año pasado y de lo que va de este año. Veníamos hablando de eso, nos habían auditado, el convenio seguía en pie. Lo que advertimos es que no íbamos a poder garantizar sueldos. Fuimos reduciendo cosas para poder seguir brindando la atención, pagando a profesionales y no profesionales. Para no recortar sueldos lo primero que dejamos de pagar fueron los aportes y contribuciones a la AFIP. Porque uno tiene que elegir entre dos cosas: yo como presidenta decidí pagarle a la gente. Y yo estoy intimada por la AFIP porque los presidentes de las ONG responden con su patrimonio. Yo tengo una casa, en realidad mitad de una casa porque la otra mitad la tiene el Banco Provincia por una hipoteca. O la gente come, le pagamos, o pagamos AFIP. Se empezó a generar una deuda con AFIP, hasta que fuimos achicando los recursos, gastos, hasta que no pudimos pagar el aguinaldo y no pudimos completar sueldos. La situación se tornó para mí muy angustiante y lo mismo para el que no cobra.

¿Cuánta gente atiende APRILP y cuál es el servicio que presta?
–Nosotros lo contamos por prestaciones. Un paciente entra aquí y es visto por el médico fisiatra que lo evalúa. Y después realiza distintos tratamientos, y en un día hace tres o cuatro terapias. Desayuna, almuerza y merienda acá dentro. Por mes, estamos brindando de 800 a 1.200 prestaciones. Fluctúa mucho el número de pacientes, porque a lo mejor viene un paciente del interior de la Provincia a hacer lo que nosotros llamamos «clínica familiar», viene por ese día a que se le den indicaciones para volver a su pueblo para recibir algún tipo de tratamiento desde el lugar de donde lo derivaron. Ese paciente no va a volver todas las semanas. Después hay pacientes que vienen dos o tres veces por semana. Ahora que tenemos la pileta arreglada, porque estuvo rota la caldera y no teníamos el dinero para repararla, el paciente viene y hace hidroterapia. Es la única pileta gratuita atendida por kinesiólogos donde se hace rehabilitación en el agua. Entonces las prestaciones empezaron a incrementarse nuevamente.

“Nuestros pacientes no pueden hacer ni turismo porque no hay micros adaptados”

A veces las ONG hacen el trabajo que el Estado no hace.
–Eso es lo que hacemos nosotros. Creo en varias cosas y quiero creer en ellas, porque si no estaría en mi casa. Durante los años que estuve acá siempre me ha tocado luchar para que el Estado, los funcionarios, entiendan que la discapacidad le puede pasar a cualquiera. Pero no es lo mismo que le toque a una persona con recursos económicos que aquella que no tiene nada. Esa es la primera gran definición que quiero que se entienda: es más fácil para el que tiene recursos, para el que tiene una obra social. Si tiene recurso económico, puede ir al exterior donde tendrá (un programa) más intensivo pero lo mismo que se hace acá. Yo siempre digo que “de paso que hacen rehabilitación, hacen turismo”. Nuestros pacientes no pueden hacer ni turismo porque no hay micros adaptados. Yo no pierdo la fe de seguir insistiendo, porque estoy convencida que esto algún día alguien lo va entender, va a tomar el tema, entendiendo que a cualquiera le puede pasar. Que en la vida hay que ser más solidario, más comprensivo. Debiéramos dar hasta que vuelva. Pero no por el hecho de la caridad por la caridad misma. Es cierto que nos cuesta un montón porque no somos un ente del Estado, pero también debo pensar que al ser una ONG tenemos el beneficio de que acá se hace todo a pulmón y por amor.


Una institución visitada por Sabin

En el “Taller Protegido” de carpintería se realizan muebles, juguetes y elementos de rehabilitación en madera.

A mediados de los años ‘50 la epidemia de poliomelitis en Argentina afectó a miles de niños. La tercera oleada, en 1956, dejó 6.500 víctimas. Con el tiempo, las vacunas creadas por Jonas Salk y Albert Sabin lograron erradicar la enfermedad, que se considera extinta en Argentina desde 1984.

La institución de Plaza Italia nace en el pico de la crisis como Club Dardo Rocha y fue fundada por padres de los niños con secuelas de polio. “En el primer brote epidémico el gobierno de la Provincia le dio este lugar para que en el club hicieran deporte esos niños. Con los años, los papás reclamaban porque no querían llevar a sus hijos a Buenos Aires. Entonces la Provincia les dona este lugar que eran baños públicos, y en 1959 se forma APRILP”, explica Cecilia Boleixh, su actual presidenta.

La institución se creó para la rehabilitación de los pacientes que tuvieron poliomelitis. “Aquí estuvo Sabin, quien vino a ver los secuelares a los que no llegó él con su vacuna. Este era el centro de vacunación más importante contra la polio. Y luego, al no haber polio aguda, la patología fue variando respecto de quien se atiende: ahora tenemos desde niños hasta gente de la tercera y cuarta edad. Las patologías son muy amplias, siempre tienen que tener algo locomotor. Niños con patologías genéticas o congénitas. O aquellos con complicaciones en el posparto, que les deje una secuela neurológica. Gente que ha tenido un accidente de tránsito. Hemiplejías, secuelas de diabetes por amputaciones, todas patologías neurodegenerativas”, completa la profesional.

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