El fundador del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo dejó muchísimo material donde están vivas sus ideas. Los compañeros de la Obra que fundó, que trabajan para reponerse de su partida y seguir buscando el origen de las injusticias que él denunció, comparten con La Pulseada algunos “apuntes” sobre su dimensión política de la infancia.
Por Pelota de Trapo
“Voy a graficar con una imagen: aquella que nos regaló el maestro Bertolt Brecht del hombre que llevaba un ladrillo para mostrar al mundo cómo era su casa. Yo pienso que el país es como un chico que lleva un ladrillo para mostrar al mundo cómo era la gente”.
Alberto Morlachetti
Desde que Alberto dejó de estar físicamente con nosotros muchas veces nos han preguntado: ¿cómo sigue ahora Pelota de Trapo? Y no podemos dejar de repreguntar: ¿cómo harán los niños, las niñas, los educadores, las educadoras y las organizaciones sociales ahora que ya no está?
Pelota de Trapo existió porque Alberto la fundó, como ese ladrillo del que habla el epígrafe; pero circunscribir la huella de Alberto a Pelota de Trapo significaría desnaturalizar sus propias ideas. El no construyó nunca para sí ni para nosotros. Siempre miró en grande: vio el árbol pero no se enredó en sus ramas; buscó sus raíces y tiró de ellas incansablemente hasta su último día. Es por ello que no queremos hablar de cómo sigue Pelota sino de cómo retomamos el camino para hacerlo presente en nuestra cotidianeidad: cómo nos hacemos brazos, los brazos que hubieran permitido acompañarlo a sacar a la luz definitivamente las raíces de los problemas que denunciaba.
El texto dentro del contexto
Para trabajar con niños y niñas se hace necesario enfrentar una cultura, sabernos inmersos en ella para poder luchar contra ella:
“…Entonces ellos dijeron globalización, y nosotros supimos que así se llamaba este orden absurdo en donde la patria ya no es un territorio habitado por hombres y mujeres que llevan en sus almas el trabajo, la verdad, a justicia y una lengua cargada de historias y de pasiones, sino un extraño territorio de hipermercados. Un espacio donde ya no hay ciudadanos, sino consumidores y la frontera, ya no son las culturas milenarias, ni los corajes y las dignidades, ya no son las montañas con sus nieves eternas, ni los inmensos mares del sur, ni el devenir infinito de nuestros ríos, sino el lugar donde se encuentran los últimos clientes….Un neoliberalismo feroz anidó sobre nuestras tierras, la niñez otrora un privilegio, se la penalizó con leyes, con hambre y con bala. Y los que generaron millones de hambrientos, exasperados por su propia incapacidad para erradicar la miseria, optaron por erradicar a los pobres. La literatura servil proclamó el fin de los tiempos, y muchos intelectuales y políticos mudaron de barca según despunta la rosa de los vientos; y ‘gozaron de beneficios de una democracia que nunca desearon y menos merecieron” (Convocatoria al Encuentro de Educadores Populares del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo en Mar del Plata 1997).
Los derechos de los niños
No caer en engaños:
“Nuestra concepción es que el verdadero crecimiento de un país parte del bienestar de su población, algo impensable para el modelo económico capitalista. Como sabemos, no hay capitalismo con rostro humano.
“…El contraste entre los discursos y el hambre, entre la Convención y la vida, es un contrapunto entre dos idiomas sin prójimo que se llaman en vano. Separándolos, crece una ausencia de espacio, un infinito desierto que no existe. Es la frontera de los dolores ajenos el umbral de lo otro, el basural donde nuestras alegrías descartables se convierten en escenografía del fracaso. Es el mundo donde vivió José, donde los vientos cuentan historias increíbles de chicas de diez años que se compran por un peso. Es el lejano y limítrofe país de la intemperie, donde nunca nadie debiera haber nacido y del que nadie vuelve con la misma mirada que tenía” (“En el lejano país de la intemperie”).
Detrás de un niño en la calle hay un padre desocupado
No pensar el fenómeno de los chicos de la calle como un hecho aislado:
“…Hablar de niños y de jóvenes es hablar de pueblos. De padres y de madres cuyas existencias están atravesadas por el dolor, la angustia y la tristeza. Por la ausencia de trabajo que impide la nutrición y la ternura, insumos básicos para la crianza de los hijos”.
El hambre es un crimen
La consigna que recorrió territorios y conciencias:
“El hambre avanza sobre nuestros pequeños que titilan en algún rincón del desamparo… Cuando hablamos de mortandad infantil no solamente deberíamos incluir a los pequeños que se lleva la muerte sino también a los niños dañados —para siempre— física, intelectual y emocionalmente antes del nacimiento de las palabras”.
“El hambre es un crimen que aniquila el prodigio de la vida. Debe ser detenido. Sí o sí. Porque en nuestro país no faltan riquezas, ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros, faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes, para decir trabajo, para cantar infancia, para besar familia. Sin una infancia sana, amasada y entera es impensable una Argentina mejor. Porque un país que mutila a sus niños es un país que se condena a sí mismo” (Convocatoria a la marcha de 2008).
Cárceles a cielo abierto
Descubrir la verdadera dimensión del control social que viven los chicos y las chicas, y sus familias:
“…Ante la imposibilidad física de aplicar la prisión indefinida, las sociedades ‘evolucionadas’ se han cerrado sobre sí mismas, provocando en su repliegue la automática expulsión de los indeseables. Las cárceles están abarrotadas, pero la forma más novedosa y sutil de la prisión es esta condena a permanecer a la intemperie del mundo, del otro lado del espejo, en un calabozo de castigo cuyas paredes lindan con la nada. Tal vez el ‘remedio-sanción’ ideal para nuestros tiempos sea una vacuna cuya aplicación extirpe de raíz toda reminiscencia de dignidad humana, un anticuerpo que libre a los menesterosos de la tortura de la esperanza, los vuelva estériles e indiferentes a la belleza y los convenza para siempre, a ellos y a los hijos de sus hijos, que sólo han sido dotados para engendrar tristeza y parir desolación” (“Para una geografía del encierro”, publicado en Crónicas desangeladas).
Pelota de Trapo
La Obra como experiencia a mostrar que se puede:
“…Se trata de crear las condiciones individuales y colectivas para generar el lugar social que desde la comunidad, la escuela, la familia le ha sido negado. O, en otros casos, desde estos mismos ámbitos se tratará de potencializar los precarios lazos y soportes que mantienen su lugar…”.
“…Desde esta perspectiva, construimos un espacio de vida donde niños, jóvenes y adultos, como sujetos sociales, hacemos la historia. Una historia que pasa por privilegiar la ternura, la libertad y la belleza como insumos básicos del crecimiento humano…”.
“Una historia que incorpora el trabajo en nuestros jóvenes como derecho humano. Trabajo como juego remunerado. Trabajo como aprendizaje. Trabajo como proveedor de identidad y de humanidad. De ahí nuestros talleres gráficos Manchita, nuestra Panadería Panipan”.
El vínculo
Sólo hay un modo de trabajar con niños y niñas, a través del vínculo que nos permite abrazarnos y transitar un mismo camino:
“…La ternura es el vehículo privilegiado del vínculo humano, proveedor de capacidades para mediatizar y orientar la afectividad y superar el caos inicial. Posteriormente, este vínculo dará soporte a la capacidad de reconocer al otro como semejante, de inquietarse y responsabilizarse por las consecuencias de sus actos, es decir: de confiar en la reparación. Esto se hace posible cuando se ha experimentado la perdurabilidad, disponibilidad, de las figuras vinculadas, constitutivo del sentimiento de amparo, de la confianza en la resistencia del amor”.
La escuela
No centrar expectativas en el tránsito del niño por la escuela; desarrollar una mirada crítica tal como está concebida hoy:
“La escuela fue y es una especie de isla separada intencionalmente del medio social. Isla a la que se entra de puntillas para no despertar realidades. Porque para enfrentar a nuestras cotidianidades sociales hay que vivir con otras enseñanzas, de las que la actual escuela carece”.
El trabajo
El trabajo, un insumo esencial en una pedagogía liberadora:
“…La naturaleza social y formativa del trabajo ha sido de algún modo olvidada y menospreciada, como si el trabajo fuese una actividad indigna de los sectores sociales medios y altos, y apta sólo para aquellos que producen los bienes que la sociedad consume… El reto es devolverle al trabajo su dimensión antropológica, negada por la hegemonía de un enfoque económico que lo ha pervertido, a la vez que lo ha extendido a todas las dimensiones de la vida. La recuperación del valor humano, personal y social que tiene el trabajo como componente en los procesos de humanización de la especie”
Las organizaciones sociales
La verdadera apuesta: la construcción colectiva:
“…El ámbito privilegiado —en el contexto actual— se encuentra principalmente en lo local, ya que es éste el espacio donde la globalización encuentra su límite; es desde allí desde donde es posible iniciar y comenzar a sumar energías y fuerzas contra-hegemónicas contra un modelo económico-social que depreda la condición humana.
“En los territorios locales es donde surge la novedad y la complejidad… Porque además creemos que todos los cambios de la historia humana han sido producidos desde abajo hacia arriba…”.
Los educadores populares
“…Quienes cotidianamente sostienen las organizaciones sociales con su trabajo y participación son hombres, mujeres y jóvenes, verdaderos hacedores de futuro en el presente, con una historia que los atraviesa y al mismo tiempo los empuja a ir más allá de las fronteras de la supervivencia, hacia un tiempo de equidad humana (…) Tienen un enorme capital experiencial, que deviene de un hacer, de una praxis… Creemos que ese hacer, que se enmarca en una actividad social e histórica, posee una alta carga pedagógica. Esos dirigentes populares, tienen, en la mayoría de los casos, la concepción de que el hombre existe en la medida en que se encuentra disponible para los otros, en que ama, en que se encuentra en los demás hombres”.
Los expertos en infancia
De quiénes tener cuidado:
“…Nos asombran los expertos, que realizan estudios sobre la pobreza, más preocupados por las investigaciones e informes que por la gente concreta que sufre las consecuencias de la miseria. Especialistas que se especializan en programar la acción que no tienen, y especialistas que se especializan en evaluar la acción que nunca tuvieron” que en la mayoría de los casos termina llevando opacidad y no transparencia a la lectura de las cosas humanas”.
Nuestras marchas
Para qué marchar:
“….Quizás esos cuerpos tallados por el hambre que pasan sin cesar por nuestra mirada ya no lo podamos soportar y despierten en nuestras almitas la necesaria indignación. La MARCHA es el prólogo de un nuevo tiempo. Pero todavía hay una buena parte de la sociedad que piensa que los niños descalzos saben caminar con los pies desnudos porque poseen cierta sabiduría producto de genéticas empobrecidas… Nuestro objetivo es tratar de que los colectivos sociales construyan un no. Desobediencia ante el hambre, ante el horror. Sembrar una nueva utopía de la vida”.
“Encontrarnos para que no se nos caigan niños ‘acabaditos de nacer’, para imaginar el amor o cucharitas que revuelvan la taza caliente de la mañana. Sí, juntarnos para diseñar la nueva utopía ‘airosos como las alas’” (Convocatoria de la Marcha por la Vida 2005).
Los sueños
Con la vista puesta en el horizonte:
“En muchos momentos de nuestra historia los sueños han sido uno de nuestros grandes motores. Ampliar el número de los que soñamos juntos. Un desafío y una propuesta. Sabemos que aún estamos lejos de la pedagogía que defendemos. Pero también sabemos que un cambio profundo depende a veces de movimientos pequeños. Fragmentados, imperfectos; y que lo importante es multiplicar nuestros sueños”.
Epílogo
Alberto tenía del don de la palabra y de la escritura, por lo que nos dejó muchísimo material para compartir y recordarnos en dónde quedó marcada la posta. Nuestra responsabilidad es continuarla. Que su ausencia se constituya en el impulso necesario para seguir un camino de coherencia y de verdadera transformación de las injusticias que transitan día a día nuestros niños, niñas y jóvenes. Entonces sí, podremos decir con certeza que con ternura venceremos.
Su mensaje
“Ustedes me dirán, pero Alberto, ¿para cuándo eso? Nosotros a lo mejor somos siembra acá. El hombre es a veces semilla y a veces espiga. A lo mejor nos tocó a nosotros un tiempo de siembra, a lo mejor nosotros somos la siembra, pero los instantes de felicidad que da la humanidad, que llegarán inevitablemente, porque el hombre tiene una manía por los afectos que ningún sistema ha podido expropiar, eso va a llegar, pero va a llegar sólo si nosotros, hombres, semillas, construcciones colectivas somos capaces hoy de sembrar. Y el sembrar se empieza por lo cotidiano, por tareas grises, por cuidar a Pedro, Juan o José, por no hablar idioteces sobre infancia como hacen algunos organismos internacionales, que hablan de infancia en términos abstractos y son incapaces de bajar a abrazar un pibe.
“Es Juan es Pedro es José, ésa es nuestra tarea de hoy y construir utopías y saber que cuando acariciamos cada pibe, cada pibe es un universo. Entonces ¿cómo hacemos eso? ¿Y la articulación? ¿cómo construimos?, ¿somos capaces de construir hoy una caricia y que esa caricia a su vez nos abrace a todos?. Porque después es muy lindo leer a Galeano y decir los asombrosos poderes del abrazo humano… ¿Somos capaces nosotros de abrazar al prójimo? ¿Y sentirlo? ¿Y tener una piel sensible al dolor de los otros? ¿Somos capaces de hacerlo? ¿Somos capaces de generar una utopía que permita el cambio y la transformación de la sociedad? (Encuentro de la Escuela de Educadores Populares en noviembre de 2001).
1 commentsOn Instrucciones para seguir a Morlachetti
Lo bello, lo humano, la ternura, el compromiso, la perseverancia,la alegria, la bronca, y tantas cosas mas…adentro de ese gran ser humano que fue y que sigue siendo para muchos de nosotros Alberto Morlacheti, sin duda para los que trabajamos con niños/as y adolescentes, èl es nuestra referencia en lo cotidiano, el es nuestra palabra guia, y a donde volvemos cada vez que creemos que ya no podemos seguir, en Bariloche, El Grupo Encuentro, pertenece al Movimiento Chicos del Pueblo, y somos orgullosos representantes de este movimiento