En diálogo con La Pulseada, el Director de Promoción y Restitución de Derechos del Organismo de Niñez y Adolescencia considera que lo que más afectó a los chicos con el aislamiento por la pandemia es la falta de escuela.
Nota central > Un panorama del sistema de promoción y protección
Por Abril Lugo
Fotos Gabriela Hernández
Es una mañana húmeda de septiembre. En calle 116 número 1851, justo detrás del Policlínico San Martín, hay un edificio viejo, con paredes engrafitadas y descascaradas. Es la sede del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia. “Por un nuevo estatuto y escalafón para Niñez y Adolescencia. Paritaria ya, salario decente”, dice un afiche del Sindicato de Salud Pública pegado en la entrada del lugar, un garaje abierto, donde tres hombres apoyados en un auto azul, con el tapabocas en el cuello, fuman cada uno un cigarrillo, a cierta distancia.
Adentro hay diversas oficinas separadas por paredes de durlock o madera, todas con la puerta hacia un largo y angosto pasillo con ventanas. Hay olor a alcohol y desinfectante y se escuchan voces y un tecleo constante. En una de esas oficinas está Diego Ginestra, el Director Provincial de Promoción y Restitución de Derechos del Organismo. Se vino desde Mar del Plata a trabajar en julio, tras la asunción como Ministro de Desarrollo de la Comunidad de Andrés Larroque, en la Provincia.
Diego se sienta en su escritorio, con las manos prolijamente apoyadas sobre la mesa donde tiene un papel con anotaciones. En el borde del mueble, tres cuadros enmarcados, uno de su familia, uno de Néstor Kirchner rodeado de niños y niñas y uno de la vice presidenta, Cristina Fernández, con unos títeres a sus espaldas, todos se ríen en la foto.
El funcionario explica los pormenores de las medidas para garantizar el derecho al juego de los niños y las complejidades que el Organismo registró: “El cambio más grande es la revinculación, porque hubo que cortar con todas las posibilidades”.
Agrega que con el aislamiento, las visitas de referentes y familiares se suspendieron. “Si vos me preguntás, para mí, lo que más afecta a los chicos y las chicas es la falta de escuela. Hay cosas de la rutina que se rompen, de la cotidianidad en la que uno está acostumbrado a vivir, y eso para los pibes es fuerte”, considera.
A lo largo de una hora de entrevista, el funcionario detalla pormenores de los avances de su gestión, a pesar de tener unos meses como director del área, destacando las actividades de invierno y la continuidad educativa de los chicos y chicas que viven en los hogares oficiales.
―Nosotros entendemos que el juego es fundamental para los pibes y las pibas y por eso empezamos a establecer estos convenios con el Ministerio de Cultura de Provincia, de Nación, Deportes de Provincia, porque el operador muchas veces no está listo ―profundiza Ginestra sobre las actividades que llevaron a los hogares durante la pandemia.
Por las vacaciones, el Organismo de Niñez y Adolescencia hizo llegar funciones de circo, títeres y payasos a los diversos hogares, así como en agosto, por el día de las niñeces, hicieron regalos y festejos.
Dentro del Sistema de Promoción de Derechos, el Organismo cuenta cerca de cuatro mil niños, niñas y jóvenes en hogares convivenciales, la mayoría en instituciones conveniadas, es decir, que no dependen del Estado para funcionar, aunque reciben una beca. Ginestra describe las estrategias de apoyo a estas instituciones, y las contextualiza en un proyecto de gobierno:
“Me parece que en materia de juventud hubo importantes anuncios por parte de Nación, entre ellos, el 30 por ciento de aumento de la beca a hogares convivenciales. Entendíamos que, en esta situación de emergencia, los pibes que están viviendo en hogares conveniados que aparte de la beca tenían la cena de fin de año, el bingo, donde iban juntando fondos y recursos, hoy no lo tienen. Entonces nos parecía que el aumento era importante. También se les dio capacitación, juguetes, regalos para el día del niño”, explica.
Uno de sus colaboradores es Marcelo Debiasse, quien es psicólogo especializado en jóvenes y adolescentes y explica que para los más chicos lo más complejo en pandemia fue la revinculación con sus familias o con posibles adoptantes.
“Con los pibes de los Hogares se retrasaron los procesos de revinculación familiar y los procesos de adopción. Para subsanar esto y garantizar el derecho a la comunicación de los pibes es que se implementó más intensamente el acceso a las redes sociales desde las instituciones, ya sea a través de computadoras, netbooks, tablets y celulares”, describe Debiasse, que coordina la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil y es referente de salud en el Organismo.
Las notebooks y tablets en las instituciones también sirvieron para sostener la continuidad escolar de los chicos y chicas, sumado a los cuadernillos que el Ministerio de Educación brinda de manera pública y gratuita:
―Respecto a la educación, los pibes viven como en cualquier casa ―define Debiasse―. Los que tienen disponibilidad electrónica (lo hacen) por Zoom y si no hay unos cuadernillos desde la Dirección General de Escuelas que se usan para el sostenimiento de la educación de los chicos, donde nosotros como personal esencial, todos estamos trabajando. Ahí se fueron buscando diferentes alternativas para que los chicos puedan sostener las diferentes actividades educativas.
Desde la CPM, Sergio Raimundo advierte las complejidades de que el operador de niñez también oficie de docente. “La cuestión educativa estuvo acompañada por el poco personal que tienen estos lugares y con algunos docentes o escuelas, porque depende mucho ahí de las escuelas que articulen con cada uno de los hogares convivenciales, y ahí ponemos como ejemplo el Servente, donde en septiembre nos decían que la poca accesibilidad educativa era a través de los cuadernillos de secundario y primario. Depende del docente de las escuelas y de la conectividad, que no es muy buena en el Hogar Servente”.
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