Argentina cumple con la sexta jornada de aislamiento preventivo y obligatorio y ya se registran 387 casos de coronavirus y seis muertos. Entre quienes fueron exceptuados para poder circular está el personal de salud y las farmacias con el fin de garantizar el acceso a medicamentos y atención. ¿Cómo resuelven sus labores las farmacias y los centros de asistencia primaria luego del decreto presidencial?
Por Abril Lugo
Fotografía Gabriela Hernández
En La Plata hay 46 Centros de Atención Primaria (CAP) distribuidos en los barrios y localidades del partido. En diálogo con La Pulseada, Javiera, Psicóloga de uno de los CAPs denuncia que trabajan sin los insumos de higiene básicos para contener la propagación de la pandemia. “Después de que se decretara el aislamiento preventivo el 16 de marzo, nos dijeron que quizás iban a disponer que todos cumplamos más horas y luego verían si eso se ajustaba al sueldo. Trabajamos toda la semana sin formación y sin productos para cuidarnos nosotros y no ser un factor de contagio. Básicamente nos estaban trasladando el problema a los trabajadores del Centro. Además del susto”.
La mañana del lunes se acercó un hombre de unos cincuenta años al Centro de Atención Primaria de su barrio. La esposa tenía 38 grados de fiebre y presentaba un cuadro gripal, por lo que pidió ayuda a los enfermeros y personal de salud municipal para diagnosticar. “Estamos más expuestos porque la gente está muy habituada a que sea la salita la primera instancia donde se atiende la sintomatología y se diagnostica el cuadro. En nuestra salita no tenemos pediatra ni médico clínico”. Javiera aclara que sólo hay tres enfermeros en el CAP, uno por turno. “En enfermería recaen las consultas y hay un consultorio destinado a riesgo de coronavirus. Si la sintomatología es similar tenemos que llamar al 107 y trasladarlos a un hospital”.
Javiera, insiste: “Lo único que nos mandaron fue una caja con una antiparras, 1 detergente de litro y medio, un bidón de 5 litros de cloro y una chaqueta de aislamiento. No tenemos alcohol en gel ni barbijos ni guantes. Después llegó la formación, protocolos que vienen de nuestros jefes, recién el sábado. Lo que se nos dijo es que teníamos que suspender tratamientos salvo que sea una urgencia y cuidando siempre los modos de atención, que no sea más de una persona a la vez, evitar el contacto, entre otras cosas. Ahora estamos brindando apoyo psicológico a compañeros del CAP”. Además, explica que no pueden negarse a trabajar en esas condiciones, ya que “no soy de planta apenas tengo un contrato que en teoría llega en algún momento a nombramiento”.
La Pulseada pudo relevar que otros Centros de Atención Primaria se manejan con los mismos insumos, e incluso sin siquiera lavandina y detergente, además de registrarse robos reiterados en uno de los centros, por 120 y 32. Javiera explica: “El tema es cómo nos aislamos el resto de los que estamos ahí y tenemos que cumplir con nuestro trabajo. Es alentador que el lunes y martes nos hicieron quedarnos en nuestras casas por el feriado y con la promesa de que estos días tienen que llegar los insumos que faltan”. Al cierre de esta nota, los trabajadores y trabajadoras del CAP no habían recibido ni alcohol en gel, ni barbijos ni guantes.
Hasta el momento, el intendente de La Plata, Julio Garro anunció el acondicionamiento de la República de los Niños y otros espacios con camas e insumos para atender un eventual colapso del sistema de salud en la ciudad. Así también, comenzó la restricción de tránsito para ingresar al casco desde otros municipios y otras localidades del partido.
La demanda de insumos aumentó con la pandemia y se refleja también en las farmacias. Mónica atiende en 7 y 520 la Farmacia Catalá y afirma que desde que se dictó la cuarentena obligatoria «nos falta alcohol en gel, barbijos, guantes y tenemos muy pocos termómetros. Si bien la distribución llega normalmente las ventas en ese sentido aumentaron mucho, incluso se compra más paracetamol y mucha vitamina C».
En la vereda de la farmacia hay fila, respetando la distancia recomendada de dos metros por persona. «Ya no atendemos más dentro de la farmacia, sino a todos en la calle y estamos tomando una vacuna oral, con varios anticuerpos. También usamos barbijos y guantes», cuenta Mónica y agrega: «Si bien vienen más personas que antes de la cuarentena, lo real es que recibimos muchos más llamados. La gente ya no quiere venir, especialmente las personas mayores. Directamente averiguan si tenemos stock del medicamento y vienen directamente a buscarlo o mandan a un remis que se los lleve».
«Yo veo que la gente se cuida», reflexiona Mónica. «Ya no hay tanto tránsito ni de autos ni de peatones, y cuando esperan a que los atendamos algunos están nerviosos, sí, pero más que nada se fijan de que el otro no los toque ni nada. Creo que la gente sale sólo porque no tiene otra opción y necesita comprar».